Camilo Rodríguez Chaverri
La iglesia católica que está encima de una lechería
Hay una única iglesia en Costa Rica que está construida en el segundo piso de una lechería. Cuando llega el sacerdote, una vez al mes, hasta las vacas oyen misa.
Este templo tan particular está en la Hacienda Guayabillos, ubicada en El Alto de Guayabillos, entre Rancho Redondo de Goicoechea y Llano Grande de Cartago. Fue construida por el ex diputado y ex ministro de Relaciones Exteriores, Cristián Tattembach, quien falleció hace cuatro años. La finca fue fundada por su papá, un conde alemán que llegó a Costa Rica y casó con una hija del expresidente Rafael Yglesias.
A don Cristián también le decían «El Conde». Fue un colaborador cercano del expresidente Rafael Ángel Calderón y del expresidente Rodrigo Carazo. Fue con la Coalición Unidad (que llevó a la presidencia a Carazo), y el PUSC, que ocupó dos veces una curul en la Asamblea Legislativa y fue canciller de la república.
El templo es de madera, y fue edificado dentro de la bodega del segundo piso de la lechería de la Hacienda Guayabillos. Fue construido en 1994 y lo inauguraron el día 4 de octubre, día de San Francisco de Asís. Fue a propósito, ya que el santo de Asís, Italia, es considerado el primer ecologista de la Iglesia Católica y don Cristián tenía un gran interés por conservar los árboles y los jardines de la finca, con la idea de que hubiera muchos animales.
En el templo hay un cristo crucificado, como en el noventa y cinco por ciento de nuestros templos, una imagen de la Medalla Milagrosa y un cuadro con la Virgen de Guadalupe. Por supuesto, también hay una imagen de San Francisco de Asís, al lado derecho del altar.
Don Cristián Tattembach nunca se casó. Tampoco tuvo hijos. Los hijos de los peones de la finca eran como sus nietos. Entre ellos, Arelys Aguilar Fonseca, de 29 años, quien ha estado siempre a cargo del templo.
«Yo limpio el templo todas las semanas, y lo chaneo y lo dejo bien bonita una vez al mes, ya que tenemos misa sólo una vez por mes. Siempre nos toca la misa el segundo sábado del mes. Viene el Padre Johnny Arguedas», cuenta «La Sacris», que era como le decía don Cristián.
«Siempre vienen unas treinta personas a la misa. Mis papás, Luis Ángel Aguilar Calderón y Sara Fonseca Vargas, me ayudan a preparar un cafecito con repostería y un pan casero para que compartamos después de la misa», agrega Arelys, quien está al frente de una iglesia que es única en el país.
Capilla para pagar un milagro a San Judas Tadeo
Una pareja costarricense decidió construir una capilla única en su estilo para pagar un milagro a San Judas Tadeo, patrono de las misiones imposibles. En 1991, Silena Moncada iba junto a su madre, Doña Julia, y su hija, Éricka, para Suiza, donde estaba el esposo de Silena, Fraz Ulrich. Pasaron un día en Madrid. Al día siguiente, a sólo quinientos metros del aeropuerto, la buseta en que iban se volcó. Ante el impacto, Éricka, la hija de Silena, se salió por una ventana. Estuvo tres semanas en cuidados intensivos, en España, y después pasó varios meses en coma, en un hospital de Suiza.
Ante su problema tan complicado de salud, sus papás, Silena y Franz, recibieron información acerca de la gran ayuda que podrían tener si rezaban la novena de San Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles.
Rezaron y rezaron, y la muchacha fue mejorando poco a poco, hasta volver a la normalidad. Tanto que se fue a estudiar a Suiza, la tierra de su padre, allá se enamoró, se casó y ahora es la madre de un niño que se llama Alexander.
Seis años después del accidente, el papá de Ericka, Franz Ulrich, se abocó a construir la capilla. La hizo inspirado en las iglesias o capillas de las montañas de Suiza, sobre todo porque considera que las montañas de donde vive se parecen a los de su país natal.
La capilla embellece ahora el entorno de la empresa de don Franz y su esposa. Se trata del Hotel Los Héroes, ubicado entre La Fortuna de San Carlos y Arenal de Tilarán. Al frente de la capilla luce imponente el lago del Arenal. Específicamente está a 30 kilómetros de La Fortuna y a 14 kilómetros de Arenal de Tilarán.
La capilla es única en Costa Rica por su estilo. Es chiquitita, tiene capacidad para cincuenta personas, pero está llena de detalles que la hacen muy especial.
Por ejemplo, todo el cielorraso de la capilla tiene pinturas de escenas bíblicas muy significativas, como cuando Adán y Eva comen de la manzana, cuando Moisés recibe las láminas de piedra con los diez mandamientos, cuando Jesús nació en el pesebre o cuando la mujer se convierte en una estatua de sal por mirar hacia atrás.
Estas impresionantes pinturas son obra del artista alajuelense José Monge. El altar fue hecho por Jaime Carvajal, especializado en muebles Luis XV.
La magia que se camina entre Miramar y San Ramón
Hay un bellísimo camino viejo, descuidado, entre Miramar de Montes de Oro, y Piedades Sur de San Ramón. Usted toma el camino en Miramar hacia las montañas, que se paran picuditas, de espaldas al mar. Conforme uno va dejando atrás la costa, se adentra en estos cerros, que son como pechos de la tierra, como senos de la madre naturaleza. Se pasa por el pueblo de Palmital, que tiene un templo católico muy especial, metido entre cipreses y pinos, como si los árboles lo estuvieran cuidando. El camino sigue hacia Laguna, un pueblo un poco más grande, con un salón comunal muy espacioso y una plaza bien cuidada. Siguiendo directo, el camino va hacia Cedral, donde está el templo más antiguo de la zona, un templo que es patrimonio arquitectónico, y también hacia Arancibia. Pero tomamos a la derecha. Nos adentramos en un camino más tosco, rudo y empinado. El camino va zigzagueando entre montañas peladas, vestidas con un pasto amarillo, que peina el viento fuerte, y muchos árboles de coníferas, como pinos y cipreses. Es el ambiente del bosque nuboso, parecido al de Monteverde, que es un mundo vecino, un reino tan mágico como el de este camino.
Se llega a Las Orquídeas, un proyecto de las mujeres del pueblo de Zapotal de Montes de Oro. En el pueblo destacan las cabañitas de estas mujeres, dirigentes comunales, quienes tienen una cooperativa con la que se organizan. Ofrecen posada y comida, muy rica por cierto. Lo otro que destaca en Zapotal es la producción lechera. Si sigue el camino, después de trechos sinuosos, llenos de piedras enormes, en los que hay que transitar con muchísimo cuidado, se cruza la frontera entre las provincias de Puntarenas y Alajuela. El primer pueblo del cantón de San Ramón es Barranquilla, donde está el templo católico más pequeño de Costa Rica. Mide dos metros de frente por tres metros de fondo. Tiene una imagen de la Virgen María que me sorprende: está vestida de novia. Poco antes, nos encontramos una pequeñísima capilla, de metro y medio de ancho por dos metros de fondo. Y poco después, en el pueblo de Carrera Buena, hay otra capilla aún más pequeña. Lo otro sorprendente es el cementerio de Barranquilla, donde hay indicios de funerales hace sólo cuatro años. Es el cementerio más pequeño que conozco. Nos encontramos muchas casas abandonadas hasta que llegamos a San Antonio de Zapotal. Con mucho cuidado, pasando por Quebradillas, Barranca y Piedades Sur, se llega a San Ramón. Es un recorrido de unas seis horas, desde Miramar. Pocos viajes son tan mágicos, con paisajes tan particulares, lagos, montañas, vacas y caballos, y con un viento fuerte, que le imprime nostalgia al ambiente. Lo invito a hacer este viaje por el pasado de Costa Rica. Es un viaje del que uno sale lleno de alegría en los ojos y de sentimientos encontrados. Son seis horas para limpiar el alma.
Muy lindo su artículo. Buscaba datos de una hermosa imagen de la Virgen del Carmen que está en la iglesia de Carrera Buena. El que usted menciona y que está en las fotos es un «Oratorio». Un poco más al este está el templo, con grandes averías, por una falla sísmica que lo cruza, La imagen es especial (y no soy católica, solo escribo). Si tiene algún dato,le agradecería.