Miguel Rodríguez
Todos hemos escuchado la frase «quiso hacer una gracia y le salió un sapo«, que no es exageradamente elaborada, sin embargo trae de manera tácita una gran enseñanza: si no analizamos bien una acción antes de realizarla, por más «buena intención» que tengamos, vamos a terminar causando un perjuicio y, en la mayoría de los casos, a aquella persona o personas que queríamos beneficiar.
Utilizo la frase anterior porque me «viene como anillo al dedo» a la situación que se está presentando actualmente con la proposición de cambiar el nombre a «Sarchí» del cantón de Valverde Vega. Acerca de esto no está de más comentar, sin ser el propósito de esta pequeña opinión, que dicho cambio de nombre sería un desplante innecesario y plagado de ingratitud en contra de la figura del Dr. Carlos Luis Valverde Vega, quien fuera el primer mártir de la Segunda República.
Explicando un poco el tema de la «gracia» que se persigue, este cambio sugerido se está planteando para beneficiar a la población de la zona, aprovechando del buen nombre nacional e internacional que tiene Sarchí en referencia a la producción de artesanías.
Estamos todos de acuerdo que el nombre de Sarchí debe de ser publicitado dentro y fuera de las fronteras de Costa Rica como un sello de calidad e identidad de los productos que se elaboran en la zona, sin embargo hay que recordar que la zona que culturalmente y en la estricta realidad es productora de artesanías y en la cual se encuentran los comercios dedicados a este giro comercial no es todo el cantón de Valverde Vega, sino solo una parte del mismo.
Por esto que se explica anteriormente la conclusión lógica es que la forma adecuada en la cual se puede incentivar el consumo de los productos de la zona y ayudar a los artesanos locales, es por medio de la protección de «Sarchí» con las instituciones propias de los derechos de propiedad intelectual e industrial como un elemento diferenciador propio de los productos de la zona que siempre hemos conocido como Sarchí.
Inicialmente se podría pensar en una denominación de origen como la institución de protección óptima para este caso que se nos plantea, sin embargo al estar las piezas artesanales confeccionadas con maderas que pueden no provenir de la zona de Sarchí, careceríamos de un elemento esencial para solicitar ese tipo de protección, por tanto hay que buscar otra alternativa. Específicamente la opción correcta es una Indicación Geográfica, que identificaría de conformidad con su identidad y exclusividad, aquellos productos oriundos de esta atractiva zona.
Ahora bien, ya quedando bien explicado lo de la «gracia» terminamos este artículo explicando el «sapo»: al ampliar la zona de Sarchí y adjudicar dicho nombre a todo el cantón que actualmente es Valverde Vega, se estaría desnaturalizando la identidad propia de la zona que cultural, histórica y comúnmente se conoce como Sarchí, dificultando el proceso de obtención de la indicación geográfica, obedeciendo a que la zona geográfica indicada llegaría a ser mucho más amplia que aquella donde se realiza realmente la artesanía pudiendo causar una confusión en el mercado y, como consecuencia, se estaría privando a un grupo importante de artesanos de este elemento diferenciador de sus productos, la protección a los mismos y el valor comercial del signo distintivo.
En resumidas cuentas, debemos dar protección a nuestros grupos de productores nacionales, pero hagámoslo con cabeza y utilizando los instrumentos adecuados para la finalidad perseguida, analizando paso a paso nuestro actuar para evitar consecuencias como las que ya fueron expuestas y que son totalmente contrarias al fin perseguido.
– Abogado