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Jevenstedt (Alemania), 29 jul (dpa) – Una mujer invita a abrazar vacas para distenderse en su granja en Jevenstedt, en el estado federado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania.
Por lo general, estos animales son observados desde lejos en el campo o se los utiliza para obtener leche y carne. Sin embargo, en la granja «Lüttje Drööm», Laura Morschett invita a acariciar a los animales. En total, cuenta con 13 animales en la granja.
Un pequeño rebaño conformado por bueyes y vacas llamados Winnetou, Themba, Amira, Donna, Tilda, Alva, Annouk y Viola, conocidos como «los ocho mágicos», se presta a las caricias.
«A acariciar vacas acude una muestra promedio de la sociedad, es decir, desde jóvenes hasta mayores, hombres y mujeres, gente de la ciudad y del campo, todos están representados», explica la agrónoma dueña de la granja a dpa. Añade que, quien lo desee, puede incluso apadrinar a los animales.
Según cuenta, los animales aprendieron a confiar en las personas cuando eran terneros. «Ahora son profesionales en eso», dice Morschett. Básicamente, todo es cuestión de empatía, en su opinión. «Siempre digo que debe haber afinidad entre el animal y la persona. A veces no la hay, y eso está perfectamente bien», añade.
Cada animal es distinto. «Básicamente, cada uno tiene su propio ritmo: cuándo come, cuándo se tumba a rumiar y cuándo duerme y dormita», explica Morschett. Si no les apetece tener compañía o mimos, se los deja en paz. La agrónoma asegura que cada vaca puede simplemente levantarse e irse.
