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La legión perdida de Roma
La unidad de combate experta de la Antigua Roma, la Novena Legión, desaparece misteriosamente en la antigua Britania. ¿Qué les ocurrió a estos veteranos de innumerables campañas militares?
HACE CASI 19 SIGLOS, la novena legión de élite de Roma desapareció en algún lugar de la remota frontera septentrional de Gran Bretaña. ¿Cómo pudieron desaparecer de repente 5.000 de los guerreros mejor entrenados y armados de Roma, sin dejar ni rastro de lo que les había ocurrido?
El general romano Pompeyo formó la Novena Legión en torno al año 65 a.C. Tras librar exitosas campañas por todo el Imperio Romano, la legión fue enviada a Britania para participar en la invasión romana del año 43 d.C. Para entonces, la legión era una de las fuerzas de combate más aguerridas y temidas del ejército imperial romano. La Novena cosechó nuevas victorias en Britania, incluida la derrota de Caratacus y Venutius, jefes británicos que se resistían a la invasión romana.
Tras sufrir una devastadora derrota a manos de Boudica, la reina de la tribu celta británica Iceni, en el año 60 d.C., la reforzada Novena reanudó su camino victorioso, aplastando la resistencia de los caledonios en los confines septentrionales del imperio, en la actual Escocia. En el año 108, la célebre legión ayudó a reconstruir una fortaleza de piedra en York, su última actividad registrada.
¿Qué fue de la Novena? ¿Se disolvió para engrosar las filas de otras unidades? ¿Fue enviada a otro lugar, quizás a los confines del Imperio en el este?
La teoría predominante es que la Novena Legión fue destruida en una serie de batallas libradas contra insurgentes tribales en las lejanas fronteras septentrionales de las Tierras Altas escocesas. Habiendo formado alianzas vinculantes, las tribus, antes separadas e independientes, reunieron suficiente mano de obra, equipo y suministros para diezmar a la Novena. Los combates se produjeron probablemente entre 110 y 120, porque el emperador romano Adriano visitó Britania en 122, acompañado de una nueva legión, la Sexta. La pérdida de la élite de la Novena Legión obligó al emperador a tomar medidas críticas. En 122 Adriano inició la construcción de una barrera fortificada, el Muro de Adriano, para mantener a los invasores alejados de los territorios septentrionales de Roma en Britania.
La tragedia de la Novena Legión es que sus soldados quedaron expuestos en tierras remotas, rodeados de britanos demasiado ansiosos por expulsar a los intrusos romanos a cualquier precio. En retrospectiva, la muy anunciada y astuta fuerza de combate fue también la más desafortunada de las legiones romanas.
Basado en «100 greatest mysteries» de The History Channel
