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Las aguas sagradas de Lourdes
Una campesina pobre afirma tener visiones de la Virgen María, lo que inspira a miles de peregrinos a viajar a una pequeña ciudad francesa con la esperanza de curarse.
EN 1858, en Lourdes, una pequeña ciudad situada a los pies de los Pirineos, en el suroeste de Francia, Bernadette Soubrious, de 14 años, afirmó haber tenido 18 visiones con la Virgen María. Los encuentros se produjeron supuestamente en una gruta junto al río Gave de Pau. La adolescente cuenta que la aparición le dijo que bebiera y se bañara en las aguas de un manantial de la gruta y que hiciera construir una capilla a los sacerdotes del lugar.
Tres años más tarde comenzó la construcción de la primera de varias iglesias, capillas y basílicas en los alrededores de la gruta. Se corrió la voz sobre los supuestos poderes curativos de la gruta y, a finales de la década de 1886, miles de personas aquejadas de diversas enfermedades y problemas de salud empezaron a acudir cada año a la pequeña ciudad.
A lo largo de los años, miles de peregrinos de Lourdes afirman haberse curado de diversas dolencias bebiendo o bañándose en las aguas del manantial, ahora convertido en un preciado santuario religioso con un gran complejo sagrado llamado Santuario de la Señora de Lourdes. Cánceres, tuberculosis, artritis, enfermedades mentales, miembros amputados y docenas de otras aflicciones han sido curadas.
Sin embargo, los análisis químicos del agua de Lourdes revelan que no contiene propiedades especiales capaces de curar enfermedades. A pesar de ello, cada año unos 350.000 peregrinos se bañan en las aguas de los baños especialmente construidos. Millones hacen el viaje para llenar botellas de agua y llevárselas a casa. El agua es gratuita.
Basado en «100 greatest mysteries» de The History Channel
