Cuaderno de Vida
Gustavo Elizondo Fallas
Los últimos acontecimientos en Bolivia, donde los aceptables logros económicos del ex presidente Evo Morales, se vieron opacados por la obsesión que ataca a estos líderes latinoamericanos de perpetuarse en el poder, mismo virus que atacó a Chaves, Maduro, Lula, Ortega con todo y Chayo, mal posiblemente adquirido por herencia política del padre político de todos ellos: Fidel Castro, nos hacen volver los ojos hacia la Plaza de la Democracia y la Abolición del Ejército donde una sencilla figura de bronce recuerda al costarricense del siglo XX: José Figueres Ferrer, nuestro querido don Pepe.
Hombre sobre los hombres y como tal, con virtudes y defectos, con altos y bajos, con aciertos y desaciertos, pero con una visión que ningún líder en Latinoamérica poseía. Tuvo una formación socialista, consolidada en sus lecturas en las bibliotecas de Boston, donde al menos disfrutaba de la calefacción que no tenía su humilde cuarto de estudiante mientras devoraba a Shakespeare, Walt Whitman, Jean Jacques Rousseau, Voltaire, Francis Bacon, Spinoza Lincoln, Schopenhauer, Locke, Cervantes, Kant y Nietzche, esta ideología guio sus pasos por la función pública y materializó en logros concretos en las tres ocasiones que ocupó la jefatura de estado, la primera bajo un gobierno de facto y las otras dos, mediante elecciones democráticas que ganó con bastante holgura.
No obstante tener claro que era necesario buscar el bienestar de las mayorías, como sostenía en su libro “La pobreza de las naciones”, nunca lo embriagaron las mieles del poder y sobre todo tomó una decisión que ningún general ganador ha hecho, abolir el ejército que podía servirle para perpetuarse en el poder. Si por ejemplo Evo Morales hubiese hecho lo mismo, se habría evitado esa “sugerencia” del ejército de abandonar el poder, ¡cuántos recursos podría haber invertido en la endeble economía boliviana con los costos evitados de tener que mantener un cuerpo castrense, lleno de privilegios y con recursos en armamentos que podrían ayudar a mejorar la condición de los paisanos indígenas!, pero ese gusanito de sentirse “general de generales”, sin considerar que en el refugio de los gorilas tarde o temprano sale un traidor.
Otro de los actos de Figueres fue que no más de 4 meses después de salir victorioso en su guerra, convirtió el cuestionado Tribunal de Elecciones en Tribunal Supremo de Elecciones, como un organismo independiente y que a partir de esa fecha ha logrado garantizar la pureza del sufragio, sin poder nadie lanzar una piedra diciendo que alguno de los procesos electorales fuese adulterado, práctica que era común en los años anteriores a la creación de este Tribunal Superior en 1948. ¿Qué hicieron los emuladores de Bolívar y Fidel? Meter sus manos en estos Tribunales Electorales, de manera que sus autoridades, bajo su ominoso mandato, manipulan resultados y establecen procedimientos premeditados para complicar la participación de todas las fuerzas políticas; eso hizo la mancuerna Ortega, Chávez, Maduro y ahora repitió Evo.
¡Qué grande Figueres y que diminutos estos aspirantes a caudillos, que rodeados de su camarilla de serviles, tratan a toda costa de seguir como sanguijuelas chupando la sangre de sus pueblos, justificando sus actos so pretexto de que buscan el bienestar de sus gobernados!, pero la máquina de la historia se empieza a mover, ya cayó Evo ¿cuál de sus compinches seguirá?