Luis Paulino Vargas Solís
Filibusteros del siglo XXI coordinados desde Zapote
Intuyo que Rodrigo Chaves está tratando de que se reproduzca en Costa Rica lo que ya se vio en Brasil: la injerencia, la presión y el chantaje por parte del gobierno de Trump para torcer las leyes, subordinar la institucionalidad y cancelar la democracia.
Todo a favor del “amigo de Trump”: Bolsonaro en el caso de Brasil; Chaves en el de Costa Rica.
La diferencia es que Brasil tiene a Lula Da Silva, un presidente de a de veras, un presidente que defiende la Constitución, las leyes y el orden institucional de su país.
En resumen, un presidente que defiende a su país y se planta en seco para exigir respeto a su país.
En Costa Rica, en cambio, tenemos un presidente que está promoviendo la intervención y el chantaje por parte de la potencia imperial, pidiéndole a esta, y a su arrogante y lunático presidente, que vengan e intervengan para favorecerlo a él en lo personal, sin importar si eso implica pisotear la Constitución, las leyes y la institucionalidad.
Sin importar si eso implica destruir la paz social de Costa Rica y desbaratar nuestra democracia para tirarla al canasto de la basura.
Los filibusteros, nuevamente, nos llegan del norte. La diferencia es que tienen una sucursal en Casa Presidencial, en Zapote, desde la cual coordinan sus atropellos y sus acciones injerencistas.
El jaguarcillo asustado
1) Viernes 14 de noviembre
Antes dos diputadas en la Asamblea Legislativa, el jaguarcillo no simplemente rehusó a contestar las preguntas que se le iban a formular. Fue muchísimo peor que eso: protagonizó un vergonzoso acto de fuga. Una huida despavorida y cobarde.
Del salón legislativo el jaguarcillo pasó, con paniqueada carrera, a la Plaza de la Democracia, donde lo esperaban unas 1.000 o 1.500 personas. Traídas en modernos buses alquilados, seducidas por míseros almuercillos.
¿Quién pagó todo eso? No lo sé. Pero me parece que la sospecha surge fácil y muy posiblemente es certera.
En aquella Plaza no encontraría a nadie que pudiese de ninguna forma incomodarlo. Nadie que preguntase, nadie que cuestionase, nadie que pudiera ponerlo en una situación comprometida. Nadie que quisiera pensar sin pedir permiso para hacerlo.
Encontraría ahí lo que sus mortales inseguridades y su miedo insondable le exigen: vítores histéricos.
2) Martes 18 de noviembre
El jaguarcillo finge responder algunas de las preguntas que las diputadas le iban a formular en la Asamblea Legislativa.
Pero las fingidas respuestas se dan en un programa televisivo.
Rodeado de estrictas medidas de protección y seguridad.
Rodeado de periodistas “amigos” que son sus rendidos servidores.
Nadie que pudiese formular repreguntas incómodas ni cuestionamientos espinosos. Nadie que pudiese responder a su discurso mentiroso para sacar a la luz la falsedad.
3) El patrón es siempre el mismo:
- Lo aterrorizan el cuestionamiento y la interpelación aguda.
- Evita las personas que tengan criterio propio y posean la reciedumbre necesaria para pensar por su cuenta.
- Teme al planteamiento o la argumentación sólida y crítica.
- Le asustan los ambientes o contextos en que haya elementos que no están bajo su control.
- Elude tener que argumentar racionalmente. En su lugar prefiere insultar y pegar gritos.
- Busca los ambientes o contextos en que todo lo decide él y todo está bajo su mando.
- Busca estar rodeado, exclusivamente, por gente que lo adule y lo obedezca, lo aplauda y lo vitoreé.
Eso es el jaguarcillo. Elija usted el adjetivo o los adjetivos que a usted le parezcan más apropiados.
Cambio Político Opinión, análisis y noticias
