Felicitaciones Saprissa de parte de un liguista

Luis Paulino Vargas Solís

Luis Paulino Vargas

Aunque nada más que un liguista bastante tibio, liguista he sido, al fin y al cabo, durante toda la vida o, al menos, desde mis 7 años. Y, por ello mismo, normalmente le iba a Heredia, cada vez que se enfrentaba a Saprissa. Y mucho más en partidos decisivos, como el de hoy. Y, sin embargo, permítanme contarles que hoy le iba a Saprissa.

La razón tiene nombres y apellidos. Dos nombres para ser preciso: Vladimir y Jafet. Quesada, el primero; Soto, el segundo.

Por la bonhomía, dignidad, gentileza y sentido del respeto del primero. He ahí el motivo de signo positivo.

Por las bravuconadas, el matonismo y la chabacanería del segundo. He ahí el motivo de signo negativo.

Aunque, y por lo demás, una cosa es innegable: Saprissa fue, y por mucho, el mejor equipo. Un campeonato merecidísimo. Mejor digamos: un tricampeonato merecidísimo.

Creo que la dirigencia de Alajuela tiene mucho de lo cual aprender. Ojalá tengan la humildad y la sabiduría para entenderlo. En alguna medida, Kendall Watson lo resumió bien: los campeonatos no son un asunto de «fichajes bomba».

La presidencia de Fernando Ocampo tuvo un efecto nefasto: debilitó gravemente la identidad rojinegra de La Liga. O sea, desdibujó aquello que constituye el cemento que da forma y solidifica la cultura y el espíritu de un equipo campeón.

Es un legado siniestro que no será fácil superar. Pero, para dejarlo atrás, hay que recuperar la historia del liguismo: su trayectoria, su tradición, los símbolos que representan su grandeza y que la hicieron posible.

Si piensan seguir repitiendo las fórmulas fallidas de Ocampo, muy probablemente condenarán al equipo a seguir perpetuamente atrapado en ese «casi-casi», que nunca logra terminar de cristalizar en lo que La Liga debería ser, en lo que, por historia y por tradición, está obligada a ser, en lo que la afición liguista merece que sea, en lo que el propio fútbol costarricense necesita que sea, puesto que pocas cosas lo energizan tanto, como lo hace la rivalidad entre Saprissa y La Liga.

Felicitaciones a Christian Bolaños. Inmejorable forma de despedirse la de este jugador, sin duda uno de los mejores dentro de una generación -la de Keylor Navas y Bryan Ruiz- que es posiblemente la mejor que ha dado el fútbol masculino costarricense en su historia.

Felicitaciones al Saprissa y su dirigencia, felicitaciones al saprissismo.

Y, en especial, felicitaciones a Vladimir Quesada. Su triunfo es el triunfo de la elegancia y la dignidad.

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