Explicaciones de lugares inexplicables

Tuvalu

El país que ganó la lotería

  • Una décima parte de sus ingresos anuales llegan por no hacer nada.
  • Es el país con menos turistas del mundo.
  • Está en riesgo de desaparecer debido al cambio climático.

Tuvalu

Polinesia, océano Pacífico, sol y mar. Pero no, las de Tuvalu no son las playas paradisíacas con las que podemos soñar. Estamos frente a un país extraño, con algunas características que lo asemejan a sus vecinos pero con otras que lo hacen único. Para adentrarse en Tuvalu hay que bajar la vara de la verosimilitud y aceptar reglas de juego no aplicables a otros lugares.

En principio, el país está formado por nueve islas. Cinco son atolones y cuatro, arrecifes de coral. Todas están pobladas, aunque el total apenas llega a las 11 000 personas. Solo hay un estado independiente al que Tuvalu supera en este aspecto: el Vaticano.

Se encuentra en medio del Pacífico, a mitad de camino entre Sídney y Hawái, a unos 4000 kilómetros de cada lugar. En medio, claro, del inmenso océano Pacífico.

También se destaca por su superficie; con 26 kilómetros cuadrados supera solo a Nauru, Mónaco y nuevamente al Vaticano. Es muy pequeño en superficie emergida, aunque cuenta con una gran extensión en el mar. De hecho, por cada kilómetro cuadrado en tierra tiene otros 28 800 como zona económica exclusiva. Si Rusia tuviera esta misma proporción tendría una superficie marítima equivalente a casi mil veces la del planeta Tierra.

Tuvalu obtuvo su independencia en 1978.

Antes formaba parte de Islas Gilbert y Ellice, una colonia británica. A día de hoy sigue formando parte de la Commonwealth y oficialmente Carlos III es el jefe de Estado. Esta herencia cultural se puede ver en su bandera, que como muchas otras tiene a la del Reino Unido insertada. En este caso se agregan nueve estrellas, una por cada isla que compone el país. Entre 1995 y 1997 Tuvalu fue representada por otra insignia sin referencias británicas, pero no tuvo apoyo de la población y se retornó a una muy parecida a la anterior.

En condiciones normales, Tuvalu recibe solo unos 2000 turistas al año. Bastante poco si imaginábamos playas tropicales y si tenemos en cuenta que aquí las temperaturas no bajan de los 20 °C. La baja afluencia de extranjeros le dio el título de país menos visitado del mundo por la Organización Mundial del Turismo.

La cuestión es que no es fácil llegar allí.

En Funafuti, la capital, solo aterrizan dos vuelos semanales que provienen de Fiyi, y no son nada económicos. Habrá que estar atentos cuando el avión comience a descender para no interrumpir ningún partido de fútbol. Es que en esta minúscula isla la pista del aeropuerto es multiuso: mientras no se esperan aterrizajes, se utiliza como espacio público. Hasta se instalan porterías y se organizan partidos. Incluso una calle de la isla corta de forma transversal a la pista de aterrizaje. Por suerte, la calle no tiene semáforo: podría ser un problema extra para los aviones al aterrizar.

Pero quienes quieran hacer turismo en Tuvalu deben darse prisa. Es que la posibilidad de que el país deje de existir es real. La amenaza por el cambio climático no es una cuestión teórica o sobre la que todavía se puede esperar en esta parte del globo, sino que es real, tangible y actual. Una pequeña elevación del nivel del agua dejaría al país completamente sumergido, y se especula que esto podría ocurrir en unos 30 años. La elevación máxima, de hecho, son solo 5 metros sobre el nivel del mar.

Las autoridades han reclamado en diversos foros encontrar una solución y pedir ayuda. «Señor Presidente, aunque el covid-19 es nuestra crisis más urgente, el cambio climático continúa siendo la amenaza más importante para el sustento, la seguridad y el bienestar de los pueblos del Pacífico a largo plazo», expuso Kausea Natano, primer ministro de Tuvalu, durante la cumbre 75 de la ONU, celebrada por videoconferencia.

Fiyi es uno de los países que se ha mostrado más receptivo y que más ha colaborado para lidiar en lo inmediato con esta cuestión. Nueva Zelanda, por su parte, acoge a unos 75 tuvaluanos por año, aunque está claro que no es suficiente.

Pero la economía de Tuvalu es uno de los aspectos más inesperados. En el país no hay terrenos cultivables y se deben importar alimentos. La pesca, en contrapartida, es una de las actividades económicas más relevantes. Sin embargo, esta nación tiene uno de los ingresos constantes más extraños del planeta. Cada año, recibe unos 5 millones de dólares por no hacer nada. Esto representa más del 10 % de su economía. ¿Cómo lo logró? Tuvo suerte. Mucha suerte.

Todos los países tienen en internet un dominio de nivel superior geográfico. Es decir, dos letras que identifican a cada estado y que se usan para las páginas de internet. Así, .mx es de México, .co de Colombia y .kh es de Camboya, como seguramente todos saben.

En el caso de Tuvalu podría haber sido .tu, pero no fue así. Le tocó .tv. En 1995, cuando sucedió esto, a nadie le importó demasiado. Pero cuando comenzó a crecer internet, muchos sitios de televisión y entretenimiento no quisieron perder la oportunidad de contar con su propio dominio terminado en .tv.

El gobierno de Tuvalu firmó un contrato con la empresa Verisign, que es la encargada de comercializar el dominio. El acuerdo fue renovado en 2011 y en la actualidad le da esos 5 millones por año al país.

Esto le ha permitido cierta solidez a su economía, que ha tenido un fuerte crecimiento en las últimas dos décadas. Gracias a esos ingresos, se realizaron obras de infraestructura, se asfaltaron calles y se mejoró la educación. La alfabetización en el país es casi total.

En el futuro, los tuvaluanos aspiran a una mejora sustancial en las condiciones contractuales. Es que en los últimos años el dominio .tv se ha hecho aún más popular. Uno de los factores de este crecimiento es Twitch.tv, la plataforma de transmisiones en vivo. Actualmente, se consumen allí unas 1500 millones de horas al mes.

Aunque los datos no son públicos, el Washington Post estimó el negocio de Verisign al administrar el dominio .tv, uno de los más caros. Un usuario que quiera tener un sitio de este tipo deberá pagar por registro y mantenimiento alrededor de 100 dólares anuales. El coste para la compañía es de solo 1 dólar. En definitiva, una enorme ganancia de la que los tuvaluanos quieren participar más.

Y por si le faltaba alguna particularidad extra, Tuvalu es uno de los quince países del mundo que reconoce a la República de China, también conocida como Taiwán. Incluso la única embajada que existe en Tuvalu es de Taiwán, que ha apoyado a varias islas de Oceanía. En los últimos años, la presión de la República Popular China hizo que las Islas Salomón y Kiribati dejaran de reconocer a Taiwán.

No son islas paradisíacas de la Polinesia. Las instalaciones hoteleras son prácticamente nulas y llegar no es nada fácil. Pero Tuvalu tiene una economía única después de haber ganado, de alguna manera, la lotería. La evolución del clima del planeta determinará cuánto tiempo más podrá disfrutar del billete ganador.

Basado en el libro “Un mundo inmenso, explicaciones de lugares inexplicables”

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