Iquitos │ Ecuador
La ciudad más gran del mundo a la que no se puede llegar por tierra.
- Para salir o entrar solo podremos hacerlo por avión o barco.
- Alcanzó un gran desarrollo durante la fiebre del caucho.
- Fue el escenario del rodaje cinematográfico más increíble.
Hay otras marcas para las que debe sumarse alguna apostilla. Decimos que Tristán de Acuña es el lugar habitado más inaccesible del mundo: para eso es necesario especificar que se toma en cuenta la distancia a otro lugar habitado y no al continente, por ejemplo. También podemos considerar a Ushuaia como la ciudad más austral del planeta: pero para hacerlo hay que aclarar qué consideramos ciudad, porque tal vez Puerto Williams podría arrebatarle la marca. ¿El Everest es la montaña más alta de la Tierra? Puede ser, pero solo si medimos desde la superficie. Si se tiene en cuenta la distancia desde el centro del planeta, el récord es para el Chimborazo, un volcán ecuatoriano.
Hay otros récords, sin embargo, que son menos directos. Necesitamos algunas palabras más para especificar a qué nos referimos. Es el caso de Iquitos, la ciudad continental más grande del mundo a la que no se puede acceder por vía terrestre. Desagreguemos:
- Ciudad continental: excluimos a las islas. Claro, para ir de una isla a otra no podremos hacerlo, en general, por tierra.
- Más grande del mundo: por su población, que supera las 550 000 personas.
- No se puede acceder por vía terrestre: solo podremos hacerlo por vía fluvial, que ha sido la conexión histórica, o por vía aérea, ya que se construyó un aeropuerto.
Iquitos es la capital del departamento de Loreto, en el norte de Perú. Con 368000 klómetros cuadrados, Loreto no solo es el departamento más extenso del país, sino que es más grande que estados enteros como Japón o Alemania. Sin embargo, no está muy poblado, ya que no llega al millón de habitantes.
¿Cómo se conecta Iquitos con el resto del país? Como vimos, hay dos opciones. El avión es la más simple para explicar: desde allí podremos ir a Lima, Cuzco y demás ciudades peruanas. La otra alternativa es el barco. Es muy frecuente, ya que la ciudad se encuentra emplazada sobre uno de los brazos del río Amazonas.
Para llegar desde Iquitos a una carretera que conecte con la costa tenemos que navegar un promedio de cinco días. Se nos presentan dos opciones. La primera es tomar los ríos Marañón y Huallaga hasta Yurimaguas. La segunda es ir por el río Ucayali hasta Pucallpa. Desde cualquiera de esos dos lugares podremos seguir en coche hasta Lima o cualquier otra ciudad costera.
De vuelta en Iquitos, lo cierto es que sí existe una carretera principal. Pero solo conecta por tierra con la ciudad de Nauta, unos 100 kilómetros al sur, por lo que no podremos ir más allá.
Pero ¿por qué hay medio millón de personas que viven de forma tan aislada? Existe una razón histórica. Iquitos tuvo su momento de apogeo gracias a la explotación del caucho. Esta época se extendió entre 1880 y 1915, tiempo suficiente para transformarla en una ciudad muy opulenta, lo que se puede apreciar en algunas construcciones que aún se conservan de esa época.
La explotación del caucho produjo una gran transformación. En esa época, la ciudad estaba más vinculada con Europa, gracias a los frecuentes viajes en barco, que a Lima, en la costa peruana. Hace poco más de un siglo, !quitos estaba más cerca de Róterdam o Southampton, a miles de kilómetros de distancia, que de la capital de su país. No por la distancia, pero sí a nivel conectividad.
Pero ese negocio cayó de forma abrupta, ya que surgió una industria más competitiva en el Sudeste Asiático. Luego florecieron otros negocios, como el petróleo. Sin embargo, el crudo que se extrae en Iquitos es de baja calidad, por lo que no siempre es rentable su explotación. En la actualidad, se busca que el turismo sea la principal fuente de ingresos.
La vida en Iquitos puede resultar muy llamativa si se ve desde fuera. Hay pocos automóviles: solo servirían para moverse en la ciudad, o a lo sumo para tomar la carretera que va hacia Nauta. En cambio, está repleta de los llamados motocarros, unos vehículos de tres ruedas con base de motocicleta. Se cree que hay unos 45 000, lo que la convierte en una ciudad muy ruidosa. Se trata del medio de transporte predilecto. Incluso es utilizado por turistas, quienes contratan mototaxis.
En el centro, frente a la Plaza de Armas, puede apreciarse la Casa de Fierro. Es una obra de arquitectura muy prestigiosa y se cree que fue diseñada por Gustave Eiffel, el constructor de la torre que lleva su nombre, aunque en rigor no hay evidencia de que haya sido así. Cerca del centro también podemos visitar el mercado de Belén, que tiene una intensa actividad comercial.
En los meses en los que los ríos están más crecidos, toda la zona queda bajo agua. Esto ha inspirado el apodo de «la Venecia de la Amazonia», por la facilidad para transportarse por el agua y no por tierra.
Pero no es el único lugar de esta región que se ha ganado este apodo. Desde Iquitos, si navegamos un día en barco hacia el este podemos llegar a la triple frontera. Allí están las ciudades de Tabatinga Brasil-, Leticia -Colombia e Islandia Perú. Esta Islandia no es ningún país nórdico, sino un pequeño poblado que seis meses al año se encuentra seco. Pero el resto del tiempo, cuando crece el río, queda totalmente inundado. Todo está edificado sobre altos pilares para intentar protegerse de las crecidas. Humedad, mosquitos y una vegetación frondosa componen el paisaje. La increíble fauna de esta zona incluye también delfines.
Pero si hablamos de Iquitos es imposible no referirse a Fitzcarraldo. Se trata de una película de 1982 dirigida por Werner Herzog, un director alemán de extensa trayectoria, que realizó más de 60 largometrajes durante el último medio siglo. Incluso los centennials podrán ubicarlo, ya que también es actor y tuvo una participación en la serie The Mandalorian.
La historia de Fitzcarraldo es realmente increíble. Tanto por lo que narra como por la locura total que implicó el rodaje. Está inspirada en la vida de Carlos Fermín Fitzcarrald, un rico comerciante de caucho y explorador peruano de finales del siglo 19. En el largometraje, el protagonista estaba obsesionado con construir una ópera en el medio de la Amazonia. Para hacerlo debía lograr que un enorme barco cruzara por una montaña que divide a dos ríos.
Para filmar esto no utilizaron ningún efecto especial ni de otro tipo, sino que efectivamente hicieron cruzar un barco de 320 toneladas por colinas de más de 500 metros de altura. Lo llevaron a cabo con un sistema de poleas y la fuerza de unos mil indígenas, que participaron corno extras del largometraje.
El rodaje, que duró tres años, tuvo todas las complicaciones imaginables. Después de haber filmado el 40 % de la película, el protagonista original, Jason Robards, enfermó de disentería y no pudo continuar, por lo que tuvieron que buscar a otro actor que lo reemplazara y regrabar todo. En ese punto se retiró del proyecto otro de los personajes, Mick Jagger, quien tenía que salir de gira con los Rolling Stones y no podía continuar en la selva.
El nuevo protagonista fue Klaus Kinski, quien tenía una personalidad muy particular. Según cuentan quienes estuvieron allí y se recoge en las filmaciones del rodaje, Kinski tenía un carácter muy complicado, y maltrataba a los trabajadores y a los indígenas.
Unos años después se realizó el documental Mi enemigo íntimo, que relata la tensión entre Kinski y Herzog. El director explica en este film que los indígenas de la selva le hicieron una oferta muy particular. Durante el rodaje, los locales le propusieron a Herzog matar a Kinski por él, ya que veían cómo era el vínculo entre ambos y el mal genio del actor. El director, por supuesto, no aceptó. Según dijo en el documental, lo necesitaba para la película.
Un film único y un rodaje que no tiene equivalencias. Todo esto en el marco de una ciudad única, en la que el calor de la Amazonia se encuentra con el ruido de los motocarros, con construcciones fastuosas de más de un siglo de vida que actúan corno recuerdo de un pasado tan opulento corno breve. Y donde, ante todo, no podremos llegar por tierra.
Basado en el libro “Un mundo inmenso, explicaciones de lugares inexplicables”
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