Nota del Editor: Esta entrevista le fue relizada a don Luis Alberto Monge para el nuevo Combate, que ya no se publica. Por su importancia histórica decidimos publicarla de nuevo en Cambio Político.
Entrevista de los Directores de Combate a don Luis Alberto Monge, Expresidente de la República de Costa Rica y Director de Combate histórico, de 1958 a 1963.
La entrevista se llevó a cabo en su Casa en Pozos de Santa Ana y en ella participaron los directores de la revista Luis Fernando Díaz y Marcelo Prieto.
Escuchar audio entrevista (Partes I y II) 2 22′ 40″, 16 Mb, mp3, 16Khz
COMBATE – ¿El número 26 de la vieja revista Combate, que tiene un artículo suyo en la página 55, fue la última edición de la revista?
Luis Alberto Monge – Ese número lo preparó Daniel Oduber al final, con un financiamiento obtenido aparte. Por muchos años estuve recibiendo cartas de gente de muchas partes del mundo, como Australia, que no habían vuelto a recibir Combate. A la mayoría les contesté que Combate se había suspendido a partir del número 25 porque los fondos que nos ayudaban para la revista y para la Escuela Internacional que tuvimos en Coronado fueron torpedeados por una revista que apareció en California llamada Rampart.
La versión que yo tengo es que en la CIA, en el pasado como ahora, hay distintas ramas, unos se le infiltran a la extrema izquierda y otros están vinculados a la izquierda democrática, y que algunos no estaban contentos con Combate.
Habían protestado en los Estados Unidos por el artículo de Daniel y mío sobre “Dictadura, Imperialismo y Democracia”. Posiblemente otras cosas no les gustaban.
Serafino Romualdi, de la Federación Americana del Trabajo, me dijo en una ocasión que había gente que consideraba que mi línea editorial era neutralista, que era del Movimiento de No Alineados.
La verdad es que los primeros que fundaron los no alineados eran muy respetados por mí, el primero era Nehru (el de Egipto, Nasser, no lo era tanto). Yo realmente respetaba mucho a Tito por su independencia frente a Moscú. Se la jugó completamente poniendo en riesgo de su vida y todo el proyecto. Y de ahí salió el “titoísmo”; incluso hubo titoísmo en América Latina.
COMBATE – ¿Entonces la CIA controlaba la revista Rampart?
LAM – Rampart lo que dijo es que el Movimiento por la Libertad y la Cultura -que contaba con grandes filósofos de América Latina y Francia y que publicaba Cuadernos en París- y la revista Combate recibían los fondos de la CIA.
Yo averigüé por qué nos había torpedeado Rampart. Entonces me dijeron que era una ala de la CIA que lo que quería era acabar con Cuadernos de París, y nosotros nada podíamos hacer para alegar que los fondos los recibíamos a través del socialista Norman Thomas del Instituto de Relaciones del Trabajo, que era miembro del Consejo Editorial.
De Norman Thomas era insospechado que pudiera ser agente de la CIA o cosa por el estilo. Al contrario, a los 90 años era un héroe en los Estados Unidos por ser una de las figuras más destacadas contra la guerra de Viet Nam. Era un socialista culto; fundó el Partido Socialista de los Estados Unidos, que no pertenecía a la Tercera Internacional sino que era como una socialdemocracia de los Estados Unidos, y se presentó como candidato varias veces aunque obtuvo muy pocos votos. En sus últimos años se inclinaba más hacia el Partido Demócrata que por el Republicano.
Don Pepe (Figueres) y yo, averiguamos de dónde conseguía Norman Thomas los fondos para Combate. Don Norman nos informó que había fundaciones privadas que giraban los recursos para la revista Combate y para la escuela que teníamos aquí, que él no tenía nada que ver con lo de Cuadernos de París y el Congreso por la Libertad y la Cultura.
Cuadernos de París convocaba gente muy valiosa. Germán Arciniegas, un amigo mío que escribía aquí, escribía en París para Cuadernos. Albert Camus, el francés, Luis Alberto Sánchez, entre otros, publicaban aquí y allá también. En un concurso de cuentos de autores jóvenes latinoamericanos escribí a Cuadernos y les mandé cuentos de Durán Ayanegui, que estaba comenzando a escribir, pero no se los publicaron. Después sí, pero sus primeros cuentos no le parecieron para Cuadernos.
Lo cierto es que torpedearon los fondos y Rampart, que desapareció también, surgió solo para meter el torpedo. En el primero o en el segundo número hizo la denuncia que habían fondos de la CIA en estos dos movimientos. Y puede ser que la CIA tuviera contactos con fundaciones privadas y les diera recursos para una serie de cosas. Puede ser eso.
Por cierto había una fundación que era de un millonario dueño de fábricas de zapatos de apellido Kaplan. Yo sé que esa era una de las que le daba dinero a Norman Tomas.
COMBATE – ¿Cuál fue el papel de Combate en la política latinoamericana?
Lo cierto es que la revista Combate sí cumplió una misión muy importante en la coordinación de las fuerzas democráticas, en el intercambio de experiencias de oposiciones y en la forja de unas áreas de coincidencias más amplias entre los distintos movimientos políticos y sindicales democráticos.
La verdad es que las guerras heroicas de independencia, lo que significaron fue la separación de las metrópolis nada más, pero no fueron un tránsito inmediato hacia la libertad y la democracia. Aquí siguieron produciéndose las dictaduras y los despotismos de distintas modalidades, aunque todas de derecha, porque las de izquierda surgieron en la segunda parte del Siglo XX, con la aparición de (Fidel) Castro.
Entonces se luchaba contra esos despotismos pero no había mucha coordinación. Había figuras que estaban bastante en contacto y surgieron como líderes de este movimiento. El gran maestro fue Víctor Raúl Haya de la Torre y después Rómulo Betancourt. Apareció un Figueres aquí en Costa Rica, totalmente aliado con ellos en la lucha contra las dictaduras y en la defensa de la equidad en el comercio internacional: que no nos dieran dádivas, sino que nos pagaran lo justo por nuestros productos -lo ha repetido hasta Obama-. El llevó esa tesis a Naciones Unidas y fue muy elogiado en el mundo por esa posición.
Otro que representaba a un país donde también había habido democracia, aunque al final cayó en la dictadura de Rojas Pinilla, fue Eduardo Santos; y el otro que estuvo en esos años activo y muy dentro de la línea democrática fue Juan Bosch, que cumplió este año el centenario de su nacimiento. Yo fui invitado a los festejos del centenario, pero tuve que enviar a Armando Vargas quien, con base en la experiencia que vivió en República Dominicana acaba de publicar un gran libro (sobre Bosch) que estoy leyendo ahora.
Hay un personaje con el que hubo un poco de ingratitud. Se trata de Luis Muñoz Marín quien por su condición de Gobernador de Puerto Rico no llegó a relucir mucho. Fue un hombre totalmente identificado con la lucha de la izquierda democrática; tenemos cantidad de pruebas de eso; estuvo enfrentado al Departamento de Estado y la Migración Americana; ofreció refugio para perseguidos políticos, cuando había grandes presiones aquí para sacar a don Rómulo. Bueno, primero había que sacar a Juan (Bosch), pero Juan se fue inmediatamente a Bolivia. Insistían que don Rómulo había tenido que ver con la invasión a Nicaragua de Pablo Leal pero no era cierto. Don Rómulo no había intervenido, Juan y don Pepe sí, ¡estaban hasta aquí, hasta el pescuezo! Los carros de La Lucha son los que pasaron las armas al otro lado.
Pero había gran presión del Embajador en Washington, Chalo Facio, que insistía que tenían que sacar a don Rómulo, cosa que resintió mucho a don Rómulo; y don Pepe no quería, pero al final don Rómulo vio que le estaba creando un gran problema muy serio a don Pepe y entonces, con gran apoyo de parte de don Luis Muñoz, se fue al exilio en Puerto Rico. Ahí lo visitamos Daniel y yo en una ocasión. Yo lo visité dos veces.
COMBATE – Juan Bosch y Rómulo Betancourt estuvieron en el exilio en Puerto Rico, o sólo Rómulo Betancourt?
LAM – Bosch estuvo pero en otra ocasión, no en esa. Cuando hubo la presión americana contra Juan Bosch y Rómulo Betancourt, Bosch se fue a Bolivia. Y don Rómulo si, contra la posición de don Pepe, que le decía “usted no se va, usted no tuvo que ver con eso, por eso no se va”. Entonces Juan anduvo por muchos países y el más importante de sus exilios son las tres veces que estuvo en Costa Rica y los largos periodos en Cuba. Se casó inclusive con una cubana.
Lo cierto es que había este movimiento no muy articulado. En 1950 se hizo una famosa conferencia en La Habana, bajo la protección del Gobierno Revolucionario Auténtico de Cuba, con una gran exposición del ex ministro de Educación Aureliano Sánchez Arango, que conspiró desde aquí contra Batista y luego trató de conspirar contra Fidel Castro.
Aquí se le trató de ayudar pero las condiciones habían cambiado. Sin embargo, se le dieron armas. Allá las tenía en una finca don Yoyo Quirós, allá en el Atlántico. Pero como se precipitó la caída del régimen de Batista, entonces se le aconsejó que fuera a entregar esas armas; se las entregó a Fidel para que se las devolviera a don Pepe; pero Castro nunca se las devolvió, ni tampoco las que don Pepe le mandó de aquí se las quiso devolver.
En la Conferencia de La Habana, ¡vieran ustedes la lista de los asistentes!… estaba todo el liderato político importante de América Latina, inclusive Salvador Allende y gente de Brasil estuvo en la conferencia. Una de las características de esa conferencia que no había tenido ningún otro de los intentos de coordinar fuerzas para enfrentar los despotismos y crear una democracia social en América Latina, es que, por primera vez, estaban los líderes del movimiento obrero norteamericano y del canadiense. Y eso que los norteamericanos habían declarado que eran apolíticos. Pero ahí estuvo ya John Lewis, estuvo George Meany y los de la CIOSL (Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres) y los de la Federación Americana de Trabajo (Federación Estadounidense del Trabajo – AFL), que estaban separados y después ya se fundieron. Esa es la característica de esa conferencia, que por primera vez el movimiento obrero de Estados Unidos y de Canadá se hizo representar por una delegación.
COMBATE – ¿Esa conferencia tiene algún nombre?
LAM – Sí, se llamaba Conferencia Interamericana pro Democracia y Libertad, creo. Hay una referencia mía. Al cumplirse el centenario de Aureliano Sánchez Arango en la Universidad de Miami, se le hizo un homenaje del exilio y las fuerzas de Miami, en la Universidad, y como yo no podía ir le envié mi conferencia al Dr. Armando Fleites, que había sido persona cercana a él, a la Triple A de Aureliano, y él la leyó. (Vea “Aureliano Sánchez Arango, ciudadano de las Américas” por Luis Alberto Monge).
COMBATE – ¿Y qué pasaba con la revista?
Desde luego en América había publicaciones de una gran importancia, entre ellas, sobre todo, Repertorio Americano, de don Joaquín García Monge; pero no había un órgano del tipo de Combate.
En ese tiempo hacíamos, alrededor del mundo, muchas reuniones de protesta contra las dictaduras, principalmente contra la de Trujillo. Yo estaba fuera del país, pero concurría a esas reuniones en Nueva York con alguna frecuencia, donde asistía y hablaba Jesús de Galíndez, a quien luego secuestraron y desapareció de su apartamento. La leyenda dice que Trujillo lo hizo comerse el libro La Era de Trujillo y luego lo tiró, amarrado, de un avión. El era profesor de la Universidad de Columbia, y era uno de los asistentes a esas reuniones; cuando don Pepe iba con nosotros, él llegaba y hacíamos una cena y era un bombardeo de discursos.
Estábamos en un órgano de expresión que recogía el deseo de ampliar las áreas de coincidencia nuestras, de los luchadores por la democracia, como se nos llamaba entonces. En aquel momento se nos ofreció, por parte de Norman Thomas, directamente y a través del famoso Sacha Volman, que nos financiaban la Escuela Internacional para que trajéramos latinoamericanos a capacitarse aquí y que nos financiaban la revista Combate.
Yo creo que había intelectuales de mayor categoría que la mía para haber dirigido Combate, pero yo era muy conocido en ese momento por la lucha mía desde la Organización Obrera Internacional contra las dictaduras, las publicaciones que había hecho y las conferencias que había dado en todas las partes del mundo. Como yo recién había dejado mi posición internacional, era muy conocido y tanto Haya como Rómulo estuvieron de acuerdo. Me nombraron como director fundador y en el consejo editorial de la revista -ustedes lo ven aquí (señala la revista)- estaban Rómulo Betancourt, José Figueres, Víctor Raúl Haya de la Torre y Eduardo Santos. Había una gran relación entre esos cuatro; y lo curioso es que don Eduardo, quien era un liberal colombiano que fue presidente de Colombia, se le considera un gran demócrata, nos acompañó en esa lucha. Cuando ya habían pasado los años y pasé por Colombia me invitó a su casa, pero él pasaba la mayor parte del tiempo en su casa en París.
Cuando Haya salió de su asilo obligado durante casi cinco años en la Embajada de Colombia, porque la dictadura de Odría le negaba el salvoconducto, fue un gran litigio internacional. Combate libró una gran batalla internacional y movilizó la opinión en América Latina para reformar el Convenio de Asilo de 1933. Se le hizo un cambio fundamental; el cambio que se le agregó es que “la calificación de asilado corresponde al país asilante y no al país que lo persiguió”. De qué valía el derecho de asilo, si siempre decían que era un delincuente común; ahí estaba la cosa frenada.
Todos esos movimientos lograron bastante homogeneidad durante largo tiempo y se expresaban a través de Combate, pero la revista no solo recogía pensamiento de América Latina; como ustedes podrán ver, hay pensamiento de Asia, de grandes expertos en muchos asuntos. Hay un artículo sobre la reforma agraria de Egipto, de un profesor de una universidad francesa; había autores hindúes, japoneses, de Filipinas, de Australia; había una red que colaboraba con nosotros; entonces no había habido una publicación así y fue tremendamente bien recibida.
COMBATE – ¿Como conseguían esos colaboradores?
LAM – El Institute of International Labor Research me suministraba nombres y yo les escribía; me decían “vale la pena contactarlos”. Hay artículos de (David) Ben Gurion y de Golda Meir; hay artículos del mundo árabe. Por supuesto que no estábamos de acuerdo con los regímenes feudales de esos que existen ahí. Ahora Arias se entrevistó con uno de esos jeques en Naciones Unidas y en una notita -de prensa- le sacan que “viajó solo con una esposa”.
COMBATE – Esta revista salió a lo largo de cinco o seis años…
LAM – cuatro años y resto.
COMBATE – Sistemáticamente, sin fallar, cada bimestre y tiene 80 páginas. ¿Cómo seleccionaban los artículos?
LAM – Cada tres meses. Debo decir que seleccionar cada artículo tenía su trabajo; que eran muchos, y seleccionar la portada también, pues había más de un fachento que quería salir en la portada. La revista tuvo una aceptación impresionante por la reacción de gentes que nos escribían de todas partes del mundo y por la oferta de colaboraciones.
COMBATE – En el año 62 en el número 23, Combate le publicó un articulito a don Oscar Arias, quien no tenía 20 años en ese momento.
Una vez se acercó a la oficina de Combate en Aranjuez un joven llamado Oscar Arias y me dijo que él quería publicar un artículo sobre comunismo y anticomunismo (tema muy trillado en aquellos días). Pero a mí me entusiasmó la idea de que saliendo Oscar Arias de una familia muy adinerada se acercara a la revista Combate, que para algunos era tercermundista y que para otros éramos de izquierda. Eso me llamó sumamente la atención de la propuesta que me hacía Óscar Arias quien estaba estudiando derecho en la Universidad de Costa Rica.
Les decía que la revista aún ya cerrada seguía recibiendo cartas de Japón, de Filipinas, de Australia, de toda América Latina, “que no habían vuelto a recibir la revista”; de los Estados Unidos, muchas, y de Canadá, gente interesada y especialistas en temas de América Latina. Después el ángulo de mira se amplió a mundial. Teníamos gentes del Norte de África, de Sudáfrica, del Medio Oriente, de India, de Japón y algunos de los exilados de la Europa Central y Oriental, que ya estaba en efervescencia después de la entrada del comunismo, después de la guerra mundial.
COMBATE – Nos decía que usted hacía una selección de artículos. ¿La gente no se resentía?
LAM – Posiblemente sí se resentían; nos mandaban muchos artículos y también como el de Oscar Arias, que no valían la pena. Me entusiasmó porque yo conocía a su familia, su abuelo había sido mi compañero en la Constituyente. Yo sabía quién era don Juan Rafael Arias.
COMBATE – Rechazaron a alguien conocido, por ejemplo Fernando Volio, ¿por qué no aparece en Combate?
LAM – Creo que Fernandito nunca me envió un artículo ni nada. Por un largo período, creo que por influencia de su señora, Fernandito no me calibraba como un gran dirigente del partido. El comenzó a calibrarme más cuando se presentó como candidato y yo me reuní con él en la casa y le dije que yo no tenía ninguna objeción de que se presentara, aunque tenía que decirle que yo había hecho sondeos en el país y que no tenía ninguna opción de ser candidato. Entonces él me dijo: “bueno yo puedo colaborar con usted en la campaña, me gustaría ser su Ministro de Relaciones Exteriores”. Y los que se acercaron fueron sus dirigentes, que eran muy pocos; después los nombró de embajadores a todos: a Julián Zamora, a Mario Coto, a José Miguel Villalobos, a una serie de educadores, buena gente todos.
COMBATE – Don Luis, usted nos ha contado que la revista arranca en el 58 pero se reúnen por primera vez en La Habana en el 50, ¿por qué pasó tanto tiempo?
LAM – Hasta el 58 estamos sin escuela para todos los grupos latinoamericanos. Cada partido hacía mucha labor educativa: el APRA tenía labor educativa, Acción Democrática también; pero, para una escuela internacional no la teníamos. Ese movimiento arranca en el 48 después de una serie de reuniones aquí, en La Lucha y en Nueva York.
Luego surgen los recursos para las dos cosas, para Combate y para la escuela, y se fortalece mucho la lucha contra las dictaduras de la época. Ya funcionando la escuela en Coronado se produce el ajusticiamiento de Trujillo por dos generales de él. Entonces, en el Consejo Directivo, don Pepe, el Padre Núñez y algunos otros más, acordamos reclutar un grupo de jóvenes dominicanos que habían vivido en sus años jóvenes la dictadura de Trujillo, los llamamos los de “la catacumba trujillista” y trajimos 59 jóvenes por tres meses a Coronado.
El padre Núñez era muy quisquilloso en esas cosas. Sin embargo estuvo de acuerdo en la idea de don Pepe y mía que, puesto que Juan Bosch estaba exiliado aquí, él debería de dirigir ese grupo y cedimos la dirección del grupo a don Juan. Entre esos jóvenes vino José Francisco Peña Gómez, vino Molina, el presidente durante la invasión y una serie de líderes que luego se destacaron principalmente en el PRD, que era el partido que había fundado don Juan Bosch en Nueva York. Es hasta entonces que aparece una escuela y simultáneamente una revista en el año 58.
COMBATE – ¿Por qué Combate?
LAM – Esa fue una idea mía que no me rebatieron. Ni supieron de dónde la agarraba yo. Pues resulta que yo he sido admirador del escritor francés Albert Camus, quien tuvo una clandestinidad bajo los nazis y publicaba una revista llamada Combate. Entonces yo dije que le pusiéramos Combate y se quedó Combate. Fue un recuerdo de lo que yo en Europa había aprendido de Albert Camus y su lucha clandestina contra los nazis.
También le dije al padre Núñez algo que luego lo incluyó en el Manifiesto de Patio de Agua, fue una frase de Bernard Shaw, que “frecuentemente las grandes verdades comienzan como grandes blasfemias”.
COMBATE – Usted mencionó a Eduardo Santos, que era el único liberal en el grupo.
LAM – Liberal; pero había dado legislación para los trabajadores y todas esas cosas. Era del liberalismo que ya estaba evolucionando.
COMBATE – ¿Cómo se conformó el grupo? Era el 58 y ya estaban ahí en Coronado.
LAM – El grupo de Combate fue surgiendo de reuniones aquí pero también fuera, esas de Nueva York que hacíamos como protesta contra las dictaduras.
COMBATE – Es el grupo de los largos discursos en Nueva York?
LAM – Mucho orador, muy amenos algunos. Galíndez era buenísimo para hablar. Jesús de Galíndez (bueno, le pasó lo que pasó) apenas sabía que yo llegaba a Nueva York, que venía de Ginebra, me invitaba a un bar-restaurant cubano para conversar conmigo de las cosas de América Latina. Sabía que yo estaba en Ginebra y que estaba viajando por el mundo en las cosas de América Latina.
A don Rómulo lo visité en Nueva York, pero ya había desaparecido Combate. Estaba en el exilio. Me llevaba a un restaurante chino que estaba en un sótano, y ahí conversábamos y aprendí mucho de las conversaciones con don Rómulo. El era muy dicharachero y, una vez, como a las diez de la noche -tomando cerveza porque era más barato-, me dice: “Monge, tené cuidado porque vas a tener responsabilidades en la política”, y yo le dije “por ahora no veo que tenga posibilidades en la política”; entonces me dijo “tené cuidado con el susurro de la almohada”, le pregunté que qué era eso y entonces me dijo que es “cuando tu mujer empieza en la noches a hablar de los ministros, y tené cuidado porque en eso con las mujeres termina uno cansado y uno les hace caso, diciéndoles que sí que lo voy a quitar. Y jode que te jode y no lo deja a uno dormir, y termina uno quitándolo”.
COMBATE – Decía que Haya era como un maestro en el grupo.
LAM – Cada día se confirma más que Haya es el principal ideólogo autóctono que ha tenido América Latina. Porque ha habido muy buenos ideólogos del marxismo-leninismo en América Latina. (Haya) un hombre que revisa al marxismo y da la teoría de espacio tiempo histórico; arranca de nuestra propia realidad para crear una ideología política; nos dejó lecciones imperecederas como aquella que nos enseñó a todos y está en sus libros, que decía “no hay fórmulas universales para la solución de los problemas, toda fórmula debe ser basada en una realidad histórica-geográfica concreta”.
De ahí es donde Figueres y don Rodrigo Facio crean una socialdemocracia con raíces y con aromas de azahares de café, propia de Costa Rica.
El tipo pasó a ser el gran maestro. También es uno de los hombres que genera más reconocimientos a la primera gran reforma que hubo en América a favor de los trabajadores y sus sistemas de pensiones, que fue la del viejo (José) Batlle, en el Uruguay. Luego es el primero que le hace un gran reconocimiento a la Revolución de 1910 en México, porque él basa la fundación de su partido -la Alianza Popular Revolucionaria Americana- en la Revolución Mexicana, en la Reforma Universitaria de Córdoba, en la internacionalización de estrechos y canales y todas esos movimientos.
Su planteamiento fue tan claro que terminaron siendo enemigos feroces de los comunistas, a pesar de haber visitado Rusia en la época del comunismo y ser amigo de Lunacharsky, que era el Ministro de Educación en su momento. Para él, ese sistema no era para América Latina. Así que el pensador más autóctono, más completo que tiene América Latina sigue siendo Víctor Raúl Haya de la Torre.
COMBATE – ¿En relación con la revista, influía él mucho?
LAM – Mucho. Él me llamaba y me escribía cartas y me decía “¿dónde estás?” y hablábamos de Combate y sobre las cosas de Combate.
Salió al exilio por la reforma que logramos al Convenio de Asilo, haciéndole ese pequeño agregado de que la calificación de asilado correspondía al país asilante y no al país que lo perseguía. Fue la salvación al Convenio de Asilo de 1933, porque decían que era un delincuente común y no lo dejaban salir, casi cinco años estuvo ahí. Entonces hubo unas negociaciones en la que intervino uno de sus grandes hombres, de los más virtuosos de su partido, que fue Ramiro Prialé, que había sido preso de Odría y fue intermediario de Colombia para negociar con Odría la salida de Haya.
Haya sale de la embajada con un vestido prestado por el embajador y entonces llega a México. Los únicos que sabíamos que llegaba Haya de la Torre, éramos Vásquez Díaz, que trabajaba con el Fondo de Cultura Económica y un aprista que había sido Ministro de Bustamante Rivero, a quien había derrocado Odría, un hombre muy culto; lo quisimos ir a recibir pero no nos permitieron; lo que le permitieron, eso sí, a la prensa. Entonces él dijo que quería hacer las declaraciones en las oficinas de la ORIT, de Luis Alberto Monge, por la gran lucha que había dado por el derecho de asilo. Y las primeras declaraciones fueron dadas ahí; fue una multitud de prensa, bueno… hay fotos de ese día. Él dijo “yo vengo a hacerle un reconocimiento a Luis Alberto Monge y a los trabajadores de América Latina y de los Estados Unidos porque son los que han salvado el derecho de asilo y son los que me permitieron estar libre otra vez”.
Cuando iba a París y no tenía recursos, don Eduardo Santos le pagaba los pasajes y lo alojaba en su casa y entonces me avisaba, porque sabía que yo andaba por Europa y salíamos a caminar como dos “babosos”, conversa y conversa, por los Campos Elíseos.
En los últimos años, él era bastante anecdótico. Escribió en México “Cincuenta Años de Aprismo” y aquí le pedimos que escribiera un artículo de los cincuenta años de aprismo y me iba mostrando parte de los capítulos.
Por ejemplo, el día ese de la sesión con toda la prensa internacional, después de los cinco años encerrado en la Embajada de Colombia sin permitirle ni asomarse ni a las ventanas. Una vez que se asomó el embajador, el Gobierno de Odría le encontró parecido con Haya y mandaron una protesta que Haya se asomaba a saludar la gente.
Y ese día me lo llevé para mi modesto apartamento en Cuauhtémoc. Yo nunca lo había visto tomar (licor), pero ese día tomó y empezó a declamar de memoria a Hamlet. Era muy impresionante su memoria, y le pregunté que cómo era posible que se lo supiera de memoria, entonces él me dijo que “en la cárcel me pusieron una luz las 24 horas porque la intención de la dictadura era enloquecerme, entonces yo me arreglé con un guardia y le dije que me consiguiera un libro. Me consiguió Hamlet”, y pasaba las 24 horas en eso hasta en la noche, ya que donde se encontraba, tenía unas lámparas alumbrándole día y noche.
COMBATE – ¿Lo decía en español o en inglés?
LAM – No, lo decía en español, aunque hablaba bien el inglés. También hablaba alemán, pero nunca llegué a oírlo; de la única novia de Haya que tenemos noticias era una novia en Berlín.
Entrevista: Luis Alberto Monge de nuevo en Combate (Parte II)