En defensa de nuestra honorabilidad

Clotilde Fonseca Quesada y Francisco Antonio Pacheco

Fundación Omar Dengo

Durante varios días hemos sido víctimas de ataques, insidias, insinuaciones y calumnias en algunas declaraciones públicas, y masivamente en las redes sociales, por nuestra participación junto con un grupo numeroso de personas honorables, en la creación y el desenvolvimiento de la Fundación Omar Dengo, entidad consagrada a la formación del estudiantado costarricense y ayudada por miles de educadores que se prepararon para enfrentar el reto.

Lo primero que debemos señalar es que nos honra esa participación y nos satisface plenamente los resultados obtenidos por la institución, orgullo del país. Con su creación, por una vez, la educación pública tomó la delantera sobre la privada en un aspecto de importancia central, como es el dominio de la tecnología, y disminuyó la brecha por condición social entre una y otra forma de enseñanza.

No podemos enfrentarnos a quienes disponen de recursos económicos abundantes o enorme poder político para denigrarnos. Nuestra honorabilidad y nuestras contribuciones a la vida nacional nos convierten en blanco de esos ataques que buscan menoscabar lo que es y ha sido Costa Rica. Por otra parte, esas fuerzas organizadas no presentan ni pueden presentar un solo hecho concreto, una sola acusación con sustento.

Dejamos constando lo siguiente, para quienes analicen los acontecimientos recientes, hoy y en el futuro.

  1. Francisco Antonio Pacheco, como Ministro de Educación Pública, pidió ayuda a las universidades públicas, al sector privado, a las asociaciones gremiales y a entidades internacionales para enfrentar la enorme crisis que vivían la educación nacional y las finanzas públicas en la década de 1980.
  2. Bajo el principio, aún válido, de que el Estado no puede hacerlo todo, surge la idea de crear la Fundación Omar Dengo. El asocio de entidades del sector privado con el Estado para realizar fines públicos, sigue siendo un instrumento poderoso para el desarrollo nacional. En esa época no había computadoras casi en ninguna parte y las niñas y niños de las escuelas públicas no tenían la menor posibilidad de llegar siquiera a conocerlas. Gracias a la FOD, esto cambió.
  3. La Fundación es una entidad privada sin fines de lucro, apolítica, y cualquier remanente que quede en el ejercicio de su actividad se reinvierte en el logro de sus fines. Sus actividades iniciales fueron sin fondos públicos —no hubo partidas presupuestarias a su favor—. Así ocurrió durante varios años. No obstante, entre 1988 y 1991, se logró instalar con fondos de la cooperación internacional y de su fondo patrimonial, 160 laboratorios para 134.000 niños (32% de la población escolar) en 81 cantones. Sin dinero del Estado.
  4. En los primeros años de esa etapa, el Ministro presidió la Junta Directiva. No se administraron fondos públicos en ese periodo. A partir de ahí, HACE MÁS DE 30 AÑOS, Francisco Antonio Pacheco, no participó más en la administración de la FOD.
  5. En la etapa de desarrollo posterior, bajo la dirección de Clotilde Fonseca, los ministros de educación buscaron fondos públicos para expandir el programa. A lo largo de nueve administraciones con 13 ministros de educación al frente, prácticamente todas se apoyaron en la FOD y supervisaron e hicieron aportes a la definición de sus planes.
  6. La administración de esos fondos se realizó siempre bajo las más estrictas normas establecidas por el Derecho Público. Las licitaciones se hicieron siempre con base en la Ley de la Contratación Administrativa y bajo control de la Contraloría General de la República, entidad que además, recibe informes anuales de las actividades.
  7. Desde entonces y hasta hoy el MEP ha recibido informes periódicos de la gestión y siempre participó en la formulación de los planes de desarrollo. Recordemos que el programa es del Ministerio y de la Fundación (MEP-FOD) y que esta lo ejecuta.
  8. Hace MÁS DE TRECE AÑOS, Clotilde Fonseca dejo su cargo en la Fundación y se dedicó a otras labores. La Contraloría General de la República cuenta con declaraciones nuestras de bienes, dadas en razón del desempeño de diversas funciones. En ellas se da cuenta del patrimonio de quienes suscriben y que no ha variado en nada sustancial, a lo largo del tiempo.

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