Gilberto Jerez R.
En mi vida «discipular», allá por los años sesenta, me topé en Croacia con muchos «estudiantes» de izquierda, por lo general hijos de sindicalistas, dirigentes y agremiados políticos en contra del sistema imperante…
Aclaró que Croacia es la patria de origen de la familia Orlich Bolmarchich quienes provienen de una isla llamada Krk cerca del puerto Rijeka al norte del Adriático.
El origen de don Chico Orlich, inspiracion de mis estudios en esa Republica.
Había de todo, chilenos, bolivianos, ecuatorianos, peruanos, mejicanos, centroamericanos, en fin, representantes y opositores de todos esos gobiernos que a decir verdad.
Se encargaban de mantener una desigualdad e injusticia social vergonzosa.
Siempre dude de sus ideologías y de su forma de manifestarse.
Apenas cambiaban de ambiente, les pasaba lo de algunos politiquillos nuestros, sufrían una metamorfosis y hasta el paladar se les refinaba.
Todos «anti imperialistas» todos seguidores del Che, de Fidel y Mao Ce Dong, tenían algo en común, un odio y un resentimiento contra las clases gobernantes latinoamericanas.
Apenas se ambientaban un poquitín olvidaban sus ideales, comenzaban a amar al vino, las lindas estudiantes eran su emoción y países con Suecia, Holanda, Alemania eran la Meca a visitar para ganar dinero en vacaciones y así gozar de las odiadas mieles capitalistas…
¡Ve pues! Se convertían en refinados burgueses, gígolos algunos, puesto que la voz, la guitarra, el charango y la flauta eran sus buenos aliados en sus aventuras por la conquista de bellas damas, intentos que por cierto eran vanos la mayoría de las veces!
A decir verdad no tuve problemas con ellos, hicimos amistad aunque nos separaba diametralmente la forma de ver la vida y el significado de la política; yo fui a estudiar, ellos, en su mayoría, a formarse como luchadores contra el sistema imperante en sus países que, repito, no era nada alentador y poco ha cambiado!
Me daba entonces el tupé de decirles que, para acabar con el comunismo en Latinoamérica no necesitábamos revolucionarios, necesitábamos enviar a sus dirigentes a «estudiar» a Europa y, precisamente, a los llamados países comunistas.
Hoy, cuando tantos días han pasado como agua debajo de los puentes, cuando veo cómo nos empecinamos en quitarle a muchos de nuestros compatriotas las oportunidades, cuando contemplo como aumentamos la desigualdad me pregunto ¿cómo serán hoy estos comunistas contemporáneos?
¿Será Maduro el prototipo? ¿el representante de esos choferes insolentes que detrás del volante son capaces de avasallar a cualquiera; quien con su simbiosis de populismo y crueldad se convierte en el típico ejemplo de una resistencia a la falta de sensibilidad social que sigue ejerciendo el capitalismo hoy globalizado?
No lo sé, pero si les puedo asegurar que la crueldad con que tratan a estos dos jóvenes son responsabilidad de de un sistema que crea desigualdad y otro que, como los estudiantes de mi tiempo, descubrieron que el poder, cuando se obtiene, no se puede dejar porque es la fuente que permite al hombre realizar sus sueños, beber buen vino y gozar de lo que criticaban.
No es necesario ser comunista, ateo o revolucionario para luchar contra las injusticias, lo importante es ser buen patriota, regirse por principios y valores, reconocer lo bueno, tener criterio propio y oponerse a lo malo y malo es todo aquello que atenta contra las oportunidades que debe tener todo ser humano sin distingo de credo, religión o raza.
Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros países latinoamericanos, llegaron a este estado por el egoísmo colectivo de una clase gobernante que no aprende por cabeza ajena; crean tantas injusticias y tal es su desparpajo que entran en un estado de miopía tan grande que no son capaces de pensar, ni siquiera, en lo que puede deparar el futuro inmediato consecuencia de un presente donde nadie cede, todos tienen razón y el trípode, sostén de la democracia, hace aguas entre componendas, intereses y egoísmos consumados.
Nuestra Costa Rica no está exenta de esto, nos debatimos en el caos de las inconsecuencias, nos volvimos intolerantes, hemos pasado de una oligarquía cafetalera a una política, hoy está en pleno apogeo la oligarquía burócrata.
Mientras tanto luchamos por llevar al poder a gentes desacreditadas por sus actos o a gentes que nos incitan a añorar sus buenas obras y sus buenos gobiernos, pero no queremos ver la realidad y esta es clara, clarísima porque lo demuestran los hechos.
El partido político más grande es el de los «sin partido», el sentimiento más caótico es la desesperanza y la tristeza más grande es la intolerancia.
La ausencia de líderes es total, lo que vemos son remedos de algo que fue y se forjó en épocas de lipidia y pobreza, estudios, añoranzas y la certeza de que existían tiempos mejores.
Este muchacho que, bajo la desesperación y el sufrimiento que crean las injusticias, escribió esta poesía; solo externa un profundo lamento que debería llamar a la reflexión:
¿Por qué no podría ser un día un hijo o nieto nuestro?
¿Por qué no podría ser cualquier muchacho de cualquier familia que un día decidió rebelarse ante un injusto sistema creado precisamente por una sociedad incapaz de ponerse de acuerdo que prefirió volver sus ojos ante los cantos de sirena de quienes ven la felicidad y el bienestar en una lucha de clases donde los unos excluyen a los otros?
Vergonzoso, cruel, inhumano, pero real muy real, tan real y somos hasta incapaces de aprender por cabeza ajena!
Lea y relea esa poesía, a la larga le caiga la peseta y descubra que un día, tal vez no muy lejano, podría haber sido escrita por un hijo suyo.
Hoy me subieron al sol.
Hoy, por la mañana me subieron
En ascensor
Acompañado de guardias y fusiles
De protocolos y señales
De miradas y preguntas
Tenía tiempo sin subir.
Hoy me llevaron a la superficie
Varios sótanos tuvimos que subir
Para ver el cielo
Para poder tomar con suerte
40 minutos de sol.
Hoy la realidad ha vuelto a cachetearme
Cínica
Política
Esquelética
Poética
Una realidad que ya es ajena
Que dejó de ser mía
La realidad de la física libertad que me han robado
Que los dueños del gobierno
Sumergidos en temores y arrogancia me han quitado.
En una muestra de debilidad
En una vulgar muestra de incapacidad para gobernar
Dieron órdenes a funcionarios de sembrar
Perseguir
Encerrar
A todo aquel que se atreviera al sistema criticar
A cuestionar
A denunciar
Y en muchos casos a tan sólo preguntar.
El cielo para mi hace más de un año y muchos días que dejó de ser azul
Mi cielo es blanco
De muy blanca luz
La brisa hace tiempo que dejó de existir en mi mundo
La corriente que tropieza conmigo es de aire
Aire frío y artificial
Uno acondicionado para este lugar
Un lugar que originalmente fue creado para espíritus quebrar.
Hoy me sentí ajeno más que nunca
Al mundo
A la calle
A lo normal
La libertad.
Hoy sentía extraño lo que para muchos es cotidiano
Casi imperceptible
El ruido de los carros
La gente y sus palabras
Los colores
El azul cielo y el sol.
Mi mundo se hizo celda y libros
Letras y encierro
Cámaras y micrófonos Funcionarios de seguridad
De “Inteligencia Nacional”.
Barrotes de acero y cubiertos plásticos
Aislamiento y soledad
Los amigos que no están
Los señalamientos despiadados
La indefensión
La mentira repetida
Las excusas rebuscadas
El sufrimiento familiar
La tragedia nacional
La incertidumbre permanente.
Las puertas blindadas y los vidrios de seguridad
Las despedidas en las visitas
El retorno del silencio
Una soledad sin intimidad.
Ni soy verdugo
Ni clemencia pido
Quienes saben, saben que no estoy preso por lo dicho o editado
Estoy bajo tierra por lo hecho y luchado.
Por libremente pensar
Por el sistema criticar
Por dudar
Por cuestionar
Por salirme del corral
Mis ideales siguen firmes
Por eso sigo en este lugar
No seré complaciente con lo que considero una aberración gubernamental.
Mi palestina sangre madre
Mi tierra andina y crianza
Mi valenciana formación
Fueron la materia de mi irreverencia contra el sistema y la opresión.
Que se burlen no me importa
Los del sistema defensores
Los de oficio repetidores
Los de por salario agresores.
Soy humano y he llorado
En silencio
En mi celda
Bajo tierra
Sigo siendo humano
Irrenunciablemente humano.
Hoy me subieron a la superficie
Regresé diferente
No logro identificar si es miedo o tristeza
El miedo a sentirme ajeno a la física libertad, a lo normal.
La tristeza de regresar a los sótanos de un edificio de “Inteligencia Nacional”
Mientras la arrogancia y los miedos de quienes tienen el poder les impide reflexionar.
Lorent Saleh
La Tumba
Centro de reclusión de máxima seguridad, sótanos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional.