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Carlos Revilla Maroto
Retomo el tema de la semana pasada sobre las instituciones comerciales del Estado y el cambio que han sufrido para adaptarse a estos tiempos modernos y remozados, o neoliberales si se quiere. En esta oportunidad hablaré del Instituto Nacional de Seguros (INS).Instituto Nacional de Seguros (INS)
La historia del INS es anterior a la Segunda República, donde existía bajo el nombre Banca de Seguros, y su nacimiento allá por los años veintes del siglo pasado, se da al nacionalizarse los seguros, algo fuera de lo común en una época que fue básicamente liberal manchesteriana; acción plenamente justificada al haberse dado un fraude generalizado de las cias. de seguro privadas que operaban en ese entonces en nuestro país.
Posterirormente la Junta Fundadora de la Segunda República lo que hizo vía decreto-ley fue fortalecerlo y cambiarle el nombre de Banca de Seguros a Instituto Nacional de Seguros, manteniendo —como hasta ahora— la garantía del Estado.
El monopolio y en general las buenas gestiones de sus administradores llevaron al INS a ser la cia. de seguros más grande de centroamérica y el caribe y además con las reservas más importantes. Lo que hasta la fecha le da una gran solidez financiera.
Incluso el INS ha soportado razonablemente bien las crisis económicas internacionales de los últimos tiempos, tanto la de los 80, como la última del 2007-2008.
Basta de introducción y datos y como decían “Sus Diamantes” en la época dorada de los salones de baile “a lo que vinimos…”
Con la aprobación del TLC con EE.UU. se da la apertura en el sector de los seguros. Por el momento no de todos los seguros, pues quedan pendientes los seguros del riesgos del trabajo, cuya apertura, es decir, que otras aseguradoras puedan vender este tipo de seguros solidarios, depende de un recurso que tiene que resolver la Sala Constitucional.
Este recurso ante la Sala, no afecta mi análisis, pues independientemente del fallo, sería algo así como la excepción que confirme la regla en cuanto a la apertura, que ya es un proceso irreversible.
Entonces, hay claramente un antes y un después de la apertura del mercado de los seguros. Antes de la apertura, el INS tenía claras políticas solidarias y por ejemplo, por medio de sus excedentes y reservas, financiaba la construcción de casas para la clase media, y el único requisito importante para obtener el préstamo para vivienda, era que la persona tuviera un seguro de vida como garantía del préstamo.
Con este sistema miles de costarricenses pudieron comprar o construir su casa soñada. Recuerdo una anécdota con una tía que vive en Barrio Amón en San José, y que llegó a ser tesorera del INS, y que su departamento era el que tramitaba las solicitudes de préstamo para vivienda y después de un estudio, lo pasaba a la Junta Directiva, para que ellos dieran la última palabra, pero que normalmente seguía la recomendación de la tesorería.
Pues bien la anécdota es que una día en la casa de mi tía, hubo un conato de incendio en una casa vecina, nada peligroso, pero que ameritó la llegada de los bomberos con máquinas y mangueras. Los bomberos entraron a la casa de mi tía y con una gran dedicación atendieron el incidente y la trataron de forma muy especial. Al final mi tía le agradeció al jefe de bomberos la ayuda en la protección de su casa, y entonces el bombero le contestó algo así ”como no voy a ayudarla a proteger su casa, si gracias a Ud. yo tengo la mía…”. Definitivamente eran otros tiempos.
Bueno, con la apertura del mercado de seguros, los préstamos para comprar o construir casa se acabaron, ya no son rentables dicen las autoridades del INS.
Lo mismo pasó con el seguro de cosechas, que antes el INS lo daba con una prima preferencial para ayudar y proteger a los agricultores. Ahora ya no hay seguro de cosechas, porque -de nuevo- las autoridades del INS alegan que es un seguro que deja pérdidas. Hace un año se habló de ponerlo de nuevo, pero el INS le pidió al gobierno una suma muy grande y que si no se la daban, no podía dar el seguro porque las primas serían demasiado altas. De más está decir que a la fecha no tenemos seguro de cosechas.
Y la verdad no culpo a los que manejan actualmente al INS por estas cosas, que simplemente son consecuencia de la apertura, que convirtió al INS en una empresa comercial más y que busca obtener ganancias. Además, hay que decir que ahora existe la Sugese que es el ente regulador del mercado de seguros, que no va a permitir que el INS venda seguros subsidiados, porque sería competencia desleal y una distorsión del mercado. De nuevo el dios mercado.
Está también el tema del Cuerpo de Bomberos, que antes financiaba total y oportunamente el INS y que ahora hay un “impuesto” en los recibos telefónicos o de la luz, y teóricamente un porcentaje que se cobra también en las primas de los seguros de incendio, A como va la cosa, ahorita vamos a ver a los bomberos haciendo colectas en todas las esquinas, como hace la Cruz Roja, van a ver…
Es así como entonces el INS termina convirtiéndose en una empresa comercial, que tengo que reconocer muy buena y eficiente, que produce buenas ganancias y tiene muy buen management (administradores), pero que para los fines de la socialdemocracia, no sirve de mayor cosa.
En otras palabras ya no es una institución útil para lo que es el Estado de Bienestar -pilar de la SD-, y del que he de reconocer ya nos queda muy poco.
En mi próxima columna seguiré con el CNP y Fanal.
Pienso que el abandono de su carácter social de las Instituciones del estado va mucho más lejos que las aperturas ,es un viraje de concepción . Muy peligrosa que puede llevar a un despeñadero social .