Elecciones EE.UU.: La estafa del Colegio Electoral. Dossier

Joshua Holzer Maximina Juson Ed Rampell Melanie McFarland

Elecciones USA

Ningún país sigue utilizando el colegio electoral, salvo los EE.UU.

Joshua Holzer

Los Estados Unidos son la única democracia del mundo en la que un candidato presidencial puede obtener una cifra mayor de votos populares y aun así perder las elecciones. Gracias al Colegio Electoral, eso ha ocurrido cinco veces en la historia del país. Los ejemplos más recientes son los de 2000, cuando Al Gore ganó el voto popular, pero George W. Bush se impuso en el Colegio Electoral tras una sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, y 2016, cuando Hillary Clinton obtuvo más votos en todo el país que Donald Trump, pero perdió en el Colegio Electoral.

Los Padres Fundadores no inventaron la idea de un colegio electoral. Más bien, tomaron prestado el concepto de Europa, donde se había utilizado para elegir emperadores a lo largo de cientos de años.

Como investigador de las democracias presidencialistas de todo el mundo, he estudiado la forma en que distintos países han utilizado el colegio electoral. Ninguno ha quedado satisfecho con los resultados. Y, salvo los Estados Unidos, todos han encontrado otras formas de elegir a sus líderes.

Los orígenes del Colegio Electoral norteamericano

El Sacro Imperio Romano Germánico fue una confederación de territorios que perduró en Europa central desde 962 hasta 1806. El emperador no se elegía hereditariamente, como en la mayoría de las monarquías. En su lugar, los emperadores eran elegidos por los electores, que representaban tanto intereses seculares como religiosos.

En 1356 había siete electores: cuatro eran nobles hereditarios [el conde palatino del Rin, el duque de Sajonia, el margrave de Brandemburgo y el rey de Bohemia] y tres eran elegidos por la Iglesia Católica [los arzobispos de Colonia, Maguncia y Treveris]. En 1803, el número total de electores había aumentado a diez. Tres años más tarde, el imperio se desmoronó.

Cuando los Padres Fundadores redactaron la Constitución de los EE.UU. en 1787, el borrador inicialproponía que el «Ejecutivo Nacional», que ahora llamamos presidente, fuera elegido por la «Legislatura Nacional», que hoy llamamos Congreso. Sin embargo, el delegado de Virginia George Mason consideró que «convertir al Ejecutivo en una mera criatura del Legislativo era una violación del principio fundamental del buen gobierno», por lo que la idea fue rechazada.

El delegado de Pensilvania, James Wilson, propuso que se eligiera al presidente por votación popular. Sin embargo, muchos otros delegados se mantuvieron firmes en que hubiera una forma indirecta de elegir al presidente para proporcionar un amortiguador contra lo que Thomas Jefferson llamó «gente bienintencionada, pero desinformada». Mason, por ejemplo, sugirió que permitir a los votantes elegir al presidente sería similar a «remitir a un ciego a una prueba de colores».

Durante 21 días, los fundadores debatieron cómo elegir al presidente, y celebraron más de 30 votaciones distintas sobre el tema, más que sobre cualquier otra cuestión que discutieran. Finalmente, la complicada solución que acordaron fue una primera versión del sistema de colegio electoral que existe hoy en día, un método en el que ni el Congreso ni el pueblo eligen directamente al presidente. En su lugar, cada estado obtiene un número de votos electorales correspondiente al número de miembros de la Cámara de Representantes y del Senado de EE.UU. que le corresponde. Cuando se cuentan los votos electorales de los estados, gana el candidato que obtiene la mayoría.

James Madison, a quien no le gustaba el uso que hacía el Sacro Imperio Romano Germánico de un colegio electoral, recordó más tarde que la decisión final sobre cómo elegir a un presidente de EE.UU. «fue producto de la fatiga y la impaciencia.»

Después de tan sólo dos elecciones, en 1796 y 1800, se habían hecho evidentes . El principal de ellos era que los votos electorales sólo se emitían para elegir presidente. La persona que obtenía el mayor número de votos electorales se convertía en presidente, y la persona que quedaba en segundo lugar –por lo general su principal oponente- se convertía en vicepresidente. El proceso actual de elección del presidente y el vicepresidente en una única candidatura, pero con votos electorales separados, se adoptó en 1804 con la aprobación de la 12ª Enmienda.

Algunas otras cuestiones sobre cómo debería funcionar el sistema del colegio electoral quedaron aclaradas por leyes federales a lo largo de los años, incluidas las de 1887 y 1948.

Después de que las elecciones presidenciales de 2020 sacaran a la luz nuevas deficiencias del sistema, el Congreso retocó aún más el proceso aprobando leyes que pretendían aclarar cómo se cuentan los votos electorales.

Otros colegios electorales

Tras la entrada en vigor de la Constitución de Estados Unidos, la idea de utilizar un colegio electoral para elegir indirectamente al presidente se extendió a otras repúblicas.

Por ejemplo, en las Américas, Colombia adoptó un colegio electoral en 1821. Chile lo hizo en 1828. Argentina lo adoptó en 1853.

En Europa, Finlandia adoptó un colegio electoral para elegir a su presidente en 1925, y Francia lo hizo en 1958.

Con el tiempo, sin embargo, estos países cambiaron de opinión. Todos ellos abandonaron sus colegios electorales y pasaron a elegir directamente a sus presidentes por votación popular. Colombia lo hizo en 1910, Chile en 1925, Francia en 1965, Finlandia en 1994 y Argentina en 1995.

Estados Unidos es el único sistema presidencial democrático que sigue utilizando un colegio electoral.

¿Una alternativa «popular»?

En los Estados Unidos se está intentando substituir el Colegio Electoral. Puede que ni siquiera sea necesario modificar la Constitución.

El National Popular Vote Interstate Compact (Pacto Interestatal Nacional de Voto Popular), convenido en la actualidad por 17 estados de los EE.UU., entre ellos estados pequeños como Delaware y grandes como California, así como el Distrito de Columbia, es un acuerdo para otorgar todos sus votos electorales al candidato presidencial que obtenga más votos en todo el país. Entraría en vigor una vez que firmaran suficientes estados que representaran la mayoría de 270 votos electorales. La lista actual alcanza los 209 votos electorales.

Un problema clave del pacto interestatal es que, en contiendas con más de dos candidatos, podría dar lugar a situaciones en las que el ganador de las elecciones no obtuviera la mayoría del voto popular, sino que más de la mitad de los votantes eligieran a otra persona.

Cuando Argentina, Chile, Colombia, Finlandia y Francia se deshicieron de sus respectivos colegios electorales, no los substituyeron por una votación popular directa en la que gana la persona con más votos. En su lugar, todos adoptaron una versión de una segunda vuelta. En estos sistemas, sólo se declaran los ganadores cuando reciben el apoyo de más de la mitad de los votantes.

Y sobre todo, ni el Colegio Electoral de los Estados Unidos ni el pacto interestatal que pretende substituirlo son sistemas que garanticen que los presidentes reciban el apoyo de la mayoría de los votantes.

Fuente: Salon, 15 de octubre de 2024

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El documental que desvela los profundos y obscuros secretos antidemocráticos del Colegio Electoral

Maximina Juson, Ed Rampell

Los Estados Unidos y la historia de sus orígenes rebosan de supuestos no analizados, y uno de los mayores es que son los votantes los que verdaderamente eligen a los candidatos a la presidencia. ¿Es una democracia -que procede de las palabras griegas para “pueblo” (demos) y “gobierno” (kratos)- la «Gran Mentira» fundacional de los Estados Unidos? Consideremos que, de acuerdo con el nuevo libro de Ari Berman, Minority Rule [Gobierno de la minoría] sólo el 1,8% de la población de los trece estados originales votó en las elecciones presidenciales que eligieron a George Washington en 1789. En One Person, One Vote? (¿Una persona, un voto?), la directora Maximina Juson cruza las puertas cerradas de la Convención Constitucional de 1787, cuando el antidemocrático pecado original de Estados Unidos quedó consagrado en las normas de la nueva nación, y -al igual que en A People’s History, de Howard Zinn, y The Untold History of the United States, de Oliver Stone- revela verdades ocultas sobre «la tierra de los libres».

Juson pone de manifiesto que, en lugar de proteger a los estados más pequeños, el Colegio Electoral tenía en realidad sus raíces en la defensa de la esclavitud y en que garantizaba el gobierno de la élite del poder. One Person, One Vote?… recorre la sórdida historia de la otra institución peculiar de los Estados Unidos, que no sólo ha impedido que los ciudadanos voten directamente a quién va a ocupar el más alto cargo del país, sino que ha frustrado repetidamente la voluntad del pueblo entregando la presidencia al perdedor del voto popular. Abarcando un terreno muy extenso en tan solo 78 minutos, Juson lleva a los espectadores hasta la carrera por la Casa Blanca de 2020, y su valiente manejo de la cámara capta el violento intento de impedir la certificación de los votos electorales por parte del Congreso el 6 de enero de 2021.

One Person, One Vote? es el debut en la dirección de largometrajes de Juson, que nació en las Filipinas, se crió en Nueva Jersey y Brooklyn, estudió en la New School for Social Research de Nueva York y vive actualmente en Los Ángeles. Su documental, brillante y bien elaborado, ha recibido numerosos galardones, entre ellos el premio al mejor largometraje documental del Festival Panafricano de Cine y el premio del público del Festival Internacional de Cine de Harlem. Dramatiza la elección de los presidentes de Estados Unidos de forma original y muy entretenida, con animaciones y actores que encarnan a los artífices, citando The Record of the Federal Convention. [Actas de la Convención Federal], de Max Ferrand.

Todo ello se intercalado con imágenes de archivo, fragmentos de noticias y material original, incluidas entrevistas con historiadores, especialistas académicos y, curiosamente, con cuatro «electores» modernos de verdad. Mientras que John Hinckley intentó disparar al presidente Reagan para impresionar a Jodie Foster, la motivación de uno de estos electores se cifra, sorprendentemente, en la oportunidad de conocer a Kim Kardashian. Al presentar a los electores de la vida real, One Person, One Vote? le pone cara a una entidad que, de otro modo, sería abstracta, conocida como el Colegio Electoral.

Esta desafiante y perspicaz película de no ficción plantea muchos puntos incisivos que invitan a la reflexión. Con sus arcaicas y bizantinas reglas, tal como señala el historiador George C. Edwards III, el Colegio Electoral es «otro paso que ofrece la oportunidad de cometer travesuras» a la hora de elegir al jefe del ejecutivo estadounidense. One Person, One Vote? también desacredita y expone la naturaleza anti-mayoritaria y anti-igualitaria del Colegio Electoral. Pero al hacerlo, ¿demuestra sencillamente Juson que la noción de una persona, un voto es el mito fundacional de nuestros «padres fundadores»? O más bien, como sostiene Carol Anderson, catedrática de Estudios Afroamericanos de la Universidad de Emory y autora de White Rage: The Unspoken Truth of Our Racial Divide, [Rabia blanca: La verdad no contada de nuestra división racial] ¿es nuestra lucha de más de 200 años por la democracia «la batalla por hacer que la aspiración de Estados Unidos se corresponda con su realidad»? Hemos entrevistado a Maximina Juson en Los Ángeles por medio de Zoom, y la PBS [Public Broadcasting System, una suerte de televisión pública norteamericana] estrenó su película el pasado 30 de septiembre.

¿Qué hay en el Colegio Electoral que le impulsara a hacer una película?

Maximina Juson: Que es así como elegimos al más alto funcionario de nuestro país, el presidente de los EE.UU., también conocido como «líder del mundo libre». Pero la gran mayoría de los norteamericanos, por muy bien formados que estén, no entienden realmente cómo funciona el Colegio Electoral ni saben por qué lo tenemos, para empezar. Se trata de una aflicción generalizada en nuestro electorado. Cuanto más investigaba sobre el Colegio Electoral, más me sorprendía que la mayoría de los norteamericanos no conocieran esta información. Da la impresión de que esta película tenía que haberse realizado hace ya mucho tiempo.

Al principio de One Person, One Vote?, afirma George C. Edwards III: «Los legisladores no le otorgaron al pueblo el derecho en la Constitución de votar al presidente». Creo que eso les chocará a los norteamericanos del común. Entonces, si los ciudadanos estadounidenses de a pie mayores de 18 años no eligen técnicamente al presidente, ¿a quién votan en realidad los electores el primer martes de noviembre cada cuatro años?

En realidad, no votan al presidente, sino a una lista de electores que corresponden a ese candidato y se comprometen con él. Otra cosa que la gente no sabe es que en la mitad de nuestros estados estos electores no tienen ninguna ley que les obligue a votar. Así que tenemos «electores infieles», algunos de los cuales han decidido sencillamente votar por otra persona…

En general, a los electores los seleccionan los partidos de cada estado. La razón por la que el sistema es tan complejo es que hay 50 estados, con numerosos partidos dentro de esos estados, y las normas que rigen la elección de los electores varían según el partido y el estado. Esto hace que el sistema sea muy complicado y difícil de entender para el norteamericano medio.

¿Cuántas veces ha perdido el ganador del voto popular el voto del Colegio Electoral?

Cinco veces en toda la historia. Antes de George Bush en 2000, la última vez que ocurrió fue en 1888, con Grover Cleveland. En el año 2000, cuando esto sucedió, fue una conmoción para la mayoría de los norteamericanos que existiera un Colegio Electoral. Fue una enorme llamada de atención a los norteamericanos la del año 2000 para caer en la cuenta: «Anda, mira, existe esto del Colegio Electoral».

Mediante el uso de la animación y de actores que representan a los fundadores y entrevistados, One Person, One Vote? da vida a la Convención Constitucional de 1787. Háblenos de la animación utilizada para recrear el pasado.

La animación la creó un viejo amigo y colega, Pierre Bennu. Tiene un talento increíble… su sensibilidad de artista se refleja al pintar y dibujar a mano… Cuando hablamos de cómo íbamos a dar vida a estos acontecimientos del siglo XVIII, le pedí que no fuera demasiado literal, que lo enfocara desde una perspectiva visual, poética, con imágenes que simbolizaran ciertos temas. El arte es una forma y un método de curación, es una manera de reconocer nuestra historia y empezar a curarnos de ella… Es utilizar las manos de un artista para dar vida a las emociones y los acontecimientos de aquella época.

¿Qué papel desempeñó la esclavitud en el Colegio Electoral?

Mucha gente habla de que el Colegio Electoral protege a los estados pequeños, pero algo de lo que no se habla la mayoría de las veces, pero que en realidad desempeñó un papel muy importante en la formación del Colegio Electoral, fue la esclavitud. En aquella época había 13 estados y 3 millones de habitantes. 700.000 eran esclavos que se concentraban en los estados esclavistas, como Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Virginia y Georgia. Cuando los delegados acudieron a la Convención Constitucional de 1787, a los estados esclavistas les preocupaba mucho que, en este proceso de elaboración de un conjunto de leyes que gobernaran los 13 estados, se les despojara de la esclavitud.

Por lo tanto, llegaron con un orden del día destinado a asegurarse de que iban a proteger la institución de la esclavitud. Pero también para proteger su grado de influencia. Les preocupaba que un estado como Virginia tuviera un 40% de esclavos. Por lo tanto, si había una votación directa para elegir a la persona que dirigiera al país, la mitad de sus residentes no podrían votar porque no tenían esos derechos. Por lo tanto, querían idear un método para elegir al presidente en el que pudieran contar con los esclavizados a efectos de representación en el Congreso, así como con votos en el Colegio Electoral, pero sin darles realmente el derecho a votar. Por lo tanto, este método indirecto de votación se convirtió en una gran solución selecta, para poder obtener la representación legislativa y electoral que querían para su población de personas esclavizadas sin darles el derecho real a votar o hacerlos ciudadanos.

¿Lo que fue el «Compromiso de los Tres Quintos»…?

El Compromiso de los Tres Quintos establece básicamente…no son tres quintos de una persona. Se contaría «todo el Número de personas libres… excluyendo a los indios que no tributan, tres quintos de todas las demás Personas», como dice en la Constitución [Artículo I, Sección 2]. No querían usar la palabra «esclavo», pues querían ocultarlo. Los delegados del Norte tenían que llevar la Constitución a que fuera ratificada en los estados en los que la esclavitud estaba siendo abolida o eliminada gradualmente. Sabían que los constituyentes no querrían ratificar esa Constitución. La redacción que utilizaron en la Constitución fue muy estratégica. Así pues, «tres quintas partes de todos los demás», es decir, específicamente las personas esclavizadas.

Con el fin de aumentar la representación de los esclavistas en el Congreso [y en el Colegio Electoral], incluyeron a personas que no estaban representadas en absoluto y que no tenían derecho al voto. [Risas]. Si te dieran LSD, ¿tú crees que llegarías a imaginarte algo más cínico sobre la faz de la Tierra?

Es bastante chocante. Cuando leí las actas de la Convención Federal, repasé el material original, incluidas las citas incluidas en la película, resulta impresionante ver el intercambio dialéctico que tuvo lugar. Por eso incluí esas citas textuales en la película, porque me parecía importante que la gente oyera las palabras reales… sin ninguna interpretación, directamente de la fuente. Es bastante chocante [risas], y la razón por la que la Convención Constitucional fue un acto privado a puerta cerrada en el que no se permitió la presencia de la prensa. Fue porque querían poder hablar con franqueza sobre temas como éste.

¿Cómo afectó este Compromiso de los Tres Quintos a la política estadounidense y a la presidencia?

Tiene enormes repercusiones. Hay presidentes que salieron elegidos y que no lo habrían sido sin el Compromiso de los Tres Quintos. Ese impulso dado a los estados del Sur como resultado de poder contar con personas esclavizadas a efectos de representación y del Colegio Electoral tuvo un enorme impacto en el transcurso de muchos decenios en nuestra política electoral presidencial. También en nuestra legislación, porque cuanta más gente esclavizada había, más influencia se tenía tanto en el Congreso como en la política electoral presidencial, lo que en última instancia hizo que nuestro país tuviera que entrar en la Guerra Civil para acabar con la institución de la esclavitud. Hasta ese punto se veía protegida por la Constitución esa institución.

Es difícil imaginar cómo podían vivir los legisladores con tanta hipocresía, pero supongo que sólo perseguían sus intereses de clase… De los 12 primeros presidentes, ¿cuántos eran esclavistas?

Diez.

Jelani Cobb, decano de la Escuela de Periodismo de Columbia, hace una observación muy sagaz: durante la Reconstrucción [periodo posterior a la Guerra Civil en el Sur], los negros se convirtieron en ciudadanos, por lo que ya no se contaban en esta ecuación de compromiso de tres quintos, sino como un ciudadano más. Una vez que las tropas de la Unión se retiraron del Sur, los negros no pudieron volver a votar en su mayoría a lo largo de 100 años, pero como ahora eran ciudadanos, bajo las leyes discriminatorias “Jim Crow”, los estados del Sur aumentaron su poder frente al Colegio Electoral?

Merced a la intimidación de los votantes negros y a la violencia para mantenerlos alejados de las urnas. Se les impedía votar en realidad, pero ahora se les contabilizaba en su totalidad, de modo que eso les daba a esos estados aún más poder legislativo y electoral, a la ve que suprimían en masa el voto negro.

¿Por qué One Person, One Vote? se desarrolla en gran parte en Colorado?

Había que elegir un caso práctico. En primer lugar, nunca hay presupuesto suficiente para viajar a demasiados sitios. Tampoco quieres presentar demasiados personajes, porque ya es una historia compleja y densa. Pero parecía que Colorado era un punto caliente para todo lo relacionado con el Colegio Electoral. Había un Pacto Interestatal de Voto Popular Nacional [un acuerdo entre algunos estados y Washington, D.C. para otorgar todos sus votos electorales al candidato presidencial que consiga el conjunto del voto popular], lo cual daba al pueblo, por primera vez, la posibilidad de formar parte de un Pacto.

Normalmente, el poder legislativo puede votar y decidir si un estado va a participar en un Pacto. Tal y como está redactada la Constitución, es la asamblea legislativa [de cada estado] la que decide cómo se asignan los votos electorales. En estos estados, y Colorado era uno de ellos, la legislatura había votado a favor de formar parte del Pacto Interestatal Nacional. Debido a la forma en que estaba redactada la Constitución [estatal] de Colorado, los opositores a ese proyecto de ley pudieron reunir suficientes firmas para que la medida se incluyera en la papeleta electoral y dijera que queríamos derogar este proyecto de ley, que no queríamos formar parte del Pacto Nacional Interestatal de Voto Popular. Era la primera vez que los votantes de un estado podían decidir si continuaban o no en el Pacto.

Mi objetivo con esta película era ponerle cara al Colegio Electoral y a las cuestiones que lo rodean. Era una oportunidad de para explorar la idea de un VNP a través de la historia de estos activistas de base a favor y en contra del Voto Nacional Popular.

Otra cosa que señala One Person, One Vote? es que fue precisamente la cuestión relativa a este Pacto la plataforma de lanzamiento de la candidatura de Lauren Boebert, una de las reaccionarias más conocidas del Congreso.

Sí. La película contiene la historia de sus orígenes. Mucha gente no sabe que empezó en política recogiendo firmas en contra de un proyecto de ley de Voto Popular Nacional. Independientemente de lo que pienses de Lauren Boebert, es un modelo de cómo se puede llevar la organización de base a nivel nacional. Y también para destacar la importancia de la política local y de la participación.

El historiador principal de su película, Paul Finkelman, dice: «Casi nadie en los Estados Unidos conoce a un elector presidencial». Su película nos presenta a algunos electores improbables de Colorado; algunos son bastante extravagantes. ¿Quién es Patricia McCracken?

Tiene 18 años, empezó la universidad a los 16. Es extremadamente inteligente y atlética, árbitro de fútbol, mensajera en bicicleta para ganar dinero, pero extremadamente brillante. Fue electora del Partido Verde.

¿Patricia es trans?

Creo que sí.

¿Kit Maclean fue elector de quién?

De Kanye West [excéntrico y controvertido cantante de rap que se postula este año como candidato a la presidencia].

¿Cuáles son sus conclusiones sobre la selección como elector?

Me pareció importante mostrar la diversidad de los electores. Diversidad en términos de motivación. Dio la casualidad de que tenía un compañero de piso que era miembro del Partido Republicano y alguien con quien había trabajado fue a su casa y le preguntó: «¿Quieres ser elector de Kanye West?». Kit estaba por casualidad en la habitación y se lo preguntaron a él también, y pensó que era la cosa más graciosa de la historia. Dijo: «Claro. Puedo decir que soy elector de Kanye. ¿No es raro?». Para él era toda una novedad poder convertirse en elector presidencial rellenando sencillamente un formulario. Le sorprendió que pudiera convertirse en elector con tanta facilidad.

Háblenos de Derrick Wilburn.

Es un republicano negro conservador, era vicepresidente del Partido Republicano en Colorado.

One Person, One Vote? contiene muchas imágenes del 6 de enero de 2021. ¿Filmaste tú alguna de ellas?

Sí. Es todo material mío. Yo estaba allí filmando por mi cuenta ese día.

Mucha de la gusanera del MAGA [Make America Great Again] intenta cuando se trata del 6 de enero, del castigo para los alborotadores y su uso de la violencia. Trump los llama «rehenes» encarcelados y promete indultarlos si resulta reelegido. Pero Trump y sus patanes eluden el hecho de que el edificio del Capitolio había sido vallado y toda persona no autorizada que entrara en los terrenos del Capitolio era culpable de allanamiento de propiedad federal. Pero lo más importante es que comparan la violencia del 6 de enero con los manifestantes de Black Lives Matter y Antifa…que nunca trataron de impedir que el Congreso certificara oficialmente el voto electoral y la transferencia pacífica del poder.

Mi papel en esto consiste en observar pasando inadvertida. Mi atención no se centra en los candidatos, sino más bien en las personas y el proceso… El Colegio Electoral creó múltiples oportunidades en todo el periplo de manipular el sistema y cambiar el resultado. Desde incluir a Kanye West en la papeleta hasta falsos electores para emitir votos electorales alternativos, pasando por miembros del Congreso que ponen objeciones a los votos electorales e incluso intentando convencer al vicepresidente [Mike Pence] de que devolviera los votos a los estados y desencadenara una elección contingente. Para mí, las elecciones de 2020 fueron un ejemplo perfecto de las muchas oportunidades que tienen los agentes a la hora de manipular el sistema. Es mi objetivo al contar esta historia del Colegio Electoral: los problemas, las debilidades y las oportunidades que crea para manipular los resultados de las elecciones presidenciales.

Cuando estamos hablando de que un puñado de votos puede cambiar el resultado de las elecciones, eso anima a que se produzcan fraudes.

One Person, One Vote? se estrena en la serie documental Independent Lens de la PBS el 30 de septiembre. Tras la emisión en directo, los espectadores podrán verlo en la aplicación PBS smart TV. Para proyecciones en persona, véase: onepersononevote.co.

Fuente: Counterpunch, 29 de septiembre de 2024

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One Person, One Vote?: Por fin una película que explica el Colegio Electoral de forma atractiva

Melanie McFarland

El último paso que la directora de One Person, One Vote?, Maximina Juson, necesitaba para completar su documental sobre el Colegio Electoral consistía en filmar la ceremonia de certificación de los votos electorales de los estados. Había pasado los meses anteriores siguiendo a los electores de los dos principales partidos políticos, así como a una pareja que representaba al Partido Verde y a Kanye West.

En aquel momento, recuerda Juson a Salon, «no contaba con grandes fondos del Fondo Nacional para las Humanidades, pero tenía disponibles millas [de viaje en avión] por ser viajera frecuente», además de su equipamiento. Se imaginaba que captaría algunas imágenes de protestas y contraprotestas sobre el terreno en Washington D.C., y eso sería todo.

Ahora sabemos que el 6 de enero de 2021 fue muy diferente de lo que nadie predijo. «Ni en un millón de años me imaginaría que iba a ser testigo del primer traspaso de poder no pacífico de la historia de los Estados Unidos», declaró. «Después de años de investigar el colegio electoral, verme luego transportada a un momento en el que la historia se estaba desarrollando ante mis propios ojos es algo para lo que, sencillamente, no hay palabras».

Pero esto habla también de lo oportuno de este proyecto: un documental que explica en detalle cómo funciona el Colegio Electoral, por qué lo tenemos y por qué es tan difícil deshacerse de él. Esta institución afecta a todos los norteamericanos, pero muy pocos de nosotros entendemos sus entresijos. Y cuando terminó de montar su documental, Juson se dio cuenta de que también serviría para otra cosa. «Lo que no hemos visto en los análisis del 6 de enero», dijo, “es lo que hizo el Colegio Electoral para llevarnos a ese momento”.

Juson afirma que su primera película larga se debe a que es hija de una agente de pacificación». Mi madre trabajaba para una misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas», explica. «Fui a la escuela de la ONU y me gradué en la sede de la ONU».

Esto explica el esfuerzo de comprensión que refleja «Una persona, un voto», que se resiste a lo que podría ser un impulso común entre colegas documentalistas consistente pintar a una parte de un modo menos razonable que la otra. En lugar de presentar a personalidades políticas, Juson se centra en la gente corriente que forma la base de los movimientos políticos.

Estrenado con algo más de un mes de antelación respecto a las elecciones presidenciales de 2024, como parte de la programación de «Independent Lens» de PBS, One Person, One Vote? se suma a varios documentales sobre el sistema político. La mayoría presenta a sus principales protagonistas y a los nocivos elementos sociales que nos están llevando al borde del abismo.

El documental de Juson no sólo no es partidista en un grado innovador, sino que lo hace con gran generosidad y a veces hasta de modo humorístico. Sin embargo, algunas escenas captadas el 6 de enero son aterradoras, sobre todo la grabación de los manifestantes amenazándola y acorralándola.

En julio de este año, cuando me reuní con Juson y dos de sus protagonistas, Polly Baca, una demócrata que trabajó de cerca en todas las elecciones presidenciales desde 1960, y Jelani Cobb, periodista del New Yorker, que también es decano de la Escuela de Periodismo de Columbia, habían pasado 48 horas desde que se produjera un intento de asesinato contra el candidato presidencial republicano, Donald Trump, en un mitin en Pensilvania.

Para Cobb, ese momento demostraba la importancia de obras como One Person, One Vote?, que ayudan a los ciudadanos a comprender la estructura de nuestra democracia. «La idea de democracia se ha perdido en mucho de lo que vemos que está ocurriendo ahora mismo en nuestra política», dijo. «Y cuando la gente pierde la fe en la democracia, aumenta su fe en las armas. Y empezamos a pegarnos tiros unos a otros».

Y añadió: «Reunimos a un grupo de personas y nos presentamos para el cargo que sea porque tenemos un programa y queremos que esas cosas se consigan. Y si no tienes fe en que eso pueda ocurrir de forma no violenta, la gente empieza a buscar formas violentas de conseguir lo que quiere. No se limitan a abandonar lo que quieren. Intentan conseguirlo por otros medios que, en última instancia, resultan más destructivos para todos».

«Nosotros, el pueblo, estamos mejor en una democracia si realmente entendemos cómo funciona nuestra democracia», me decía Baca, explicando además que ella participa como electora a pesar de que es partidaria de eliminar el Colegio Electoral.

«Ahora bien, hay aspectos positivos y negativos, y puedo argumentar en ambos sentidos si es bueno o no tener el sistema que tenemos», dijo. «La realidad es que lo tenemos. Y hay que aprender a usarlo y a participar en él, y lo que realmente significa en cuestión de si representamos bien a la gente, al ciudadano común».

Proseguía Baca: «Todos los norteamericanos, todas las personas de nuestro país, deberían seguir un curso acerca de cómo funcionan realmente las elecciones y cómo pueden comprometerse y participar en este proceso».

Durante los disturbios del 6 de enero, a Juson la agredieron mientras rodaba. Le robaron la mitad de su material.

Sin embargo, también comentaba que las personas que la ayudaron a mantenerse a salvo fueron seguidores de QAnon que la protegieron de personas más agresivas, recordando a quienes la rodeaban el derecho de Juson a la libertad de expresión. Hasta en esta hora más obscura, me dijo, había pruebas de algo bueno en los entornos más inverosímiles.

Los comentarios más esperanzadores que ha recibido de las proyecciones comunitarias, declaraba Juson, es que la gente la felicitó por hacer una película instructiva sobre el Colegio Electoral que no fuera aburrida.

Parte del mérito de esta hazaña se debe a la cuidadosa inclusión de temas que van más allá de los expertos habituales, guiada por el entendimiento de que la mayoría de los votantes estadounidenses nunca ha conocido a un elector [del Colegio Electoral].

«Uno de mis principales objetivos en esta película era ponerle cara al Colegio Electoral, porque ahora mismo se trata de un proceso opaco que no se sabe muy bien dónde y anda muy alejado del votante real», explica. «Y pensé que la mejor manera de que la gente aprendiera algo sobre el Colegio Electoral sería haciéndolo a través del elector real y de los activistas de base reales que trabajan a favor y en contra del Colegio Electoral».

Afortunadamente para Juson, Colorado tenía varios ejemplos de cuestiones importantes en juego relacionadas con el Colegio Electoral.

En 2019, la cámara legislativa del eatado logró que Colorado formara parte del National Popular Vote Interstate Compact [Pacto Interestatal por el Voto Nacional Popular] el cual, de unirse suficientes estados que representen a un total de 270 electores, se compromete a otorgar todos sus votos electorales al ganador del voto popular de una elección presidencial. Los votantes de Colorado reafirmaron la decisión en 2020. A fecha de abril de 2024, diecisiete estados y el Distrito de Columbia han adoptado el pacto, jurisdicciones que suman 209 votos electorales.

Pero lo que más llama la atención de la película son los cuatro electores que Juson siguió a partir del otoño de 2020. Ahí están Baca, Derrick Wilburn, un conservador republicano dispuesto a dar sus votos electorales a Donald Trump, Patricia McCracken, una electora del Partido Verde y el principal momento cómico del documental, un elector de Kanye West llamado Kit MacLean.

«Espero que esto cambie el curso de mi destino. Espero que esta sea mi vocación», afirma MacLean en la película. «Y quizás conozca a una Kardashian [Kim Kardaskhian estuvo casada con Kanye West] o a un West. Quizá esto sea lo que dispare mi carrera y mi vida».

«En realidad, es un tipo a lo Sasha Baron Cohen», me dijo Juson, previendo las reacciones de los espectadores que podrían ver en MacLean la decadencia de la civilización, pues su actuación es verdaderamente así de convincente, y realmente fue elector de Kanye West. Juson muestra los papeles que así lo demuestran.

La descarga de información y la ligereza se equilibran con animaciones ingeniosas y la lectura de las palabras de los legisladores que debatieron los entresijos de la designación de los electores de los estados.

Para ello, Juson recurrió a actores negros con el fin de añadir peso emocional a las declaraciones históricas y hacer imposible que se ignorase la realidad de los orígenes del Colegio Electoral en la esclavitud.

«Se afirma que se trataba de proteger a los estados pequeños», comentaba Juson, “pero me fui a las actas de la convención federal y trabajé con un historiador relevante”.

Le remitieron a la documentación de la convención privada de cinco meses de duración, cerrada a la prensa para que los delegados pudieran hablar con franqueza sobre la esclavitud. «Fue muy impactante para mí leer las palabras reales sin tocar, directamente de la fuente», recuerda, y añade que, como artista de la palabra hablada, el lenguaje tenía una calidad shakesperiana.

Eso inspiró a Juson a yuxtaponer la humanidad de los negros frente a las palabras que pretendían deshumanizarlos. Y, lo que es igual de importante, mantiene la atención del espectador. «Es tan conmovedor y potente oír esas palabras en boca de los negros, a quienes no se les dio asiento ni voz cuando se redactó la Constitución, y a los que, sin embargo, se utilizó para obtener más poder político».

Combinando el arte con la información directa, Juson espera que One Person, One Vote? le permita al público sentirse no sólo más consciente de nuestro proceso político, sino también más comprometido a participar activamente en él. Como parte de ello, espera que contribuya a fomentar la idea de que los norteamericanos son más parecidos que distintos, como nuestro partidismo extremo querría hacernos creer.

«Mi trabajo consiste en decir: ¿cómo hacemos para tomarnos un momento y escucharnos unos a otros, aunque no estemos de acuerdo? Me metí en esto con curiosidad por aprender, con un esfuerzo de comprensión, porque no nos estamos dando ese tiempo para entendernos», dijo.

«Creo que es un buen ejercicio que todos tenemos que intentar», concluyó Juson, “porque lo que está pasando ahora mismo no está funcionando”.

Nota: One Person, One Vote? se estrenó el lunes, 30 de septiembre, en las en las emisoras filiales de PBS de todo el país. La película también está disponible en streaming a través de la aplicación de PBS y el canal de YouTube de PBS.

Fuente: Salon, 30 de septiembre de 2024

Joshua Holzer es profesor asociado de Ciencias Políticas del Westminster College, de Fulton (Misuri). Investigador de la relación entre derechos humanos y democracias presidencialistas, estudió en las universidades de Misuri, Denver y el Sur de California, así como en el Instituto Monterey de Estudios Internacionales

Maximina Juson es productora y directora de cine documental, es autora de documentales como “Mama Bears” (2022) o “Harlem Rising: A Commmunity Changing the Odds” (2020).

Ed Rampell le debe su nombre al legendario locutor de la CBS Edward R. Murrow, por su denuncia televisiva del senador Joe McCarthy. Rampell se licenció en Cine en el Hunter College de Manhattan. Historiador y crítico de cine afincado en Los Ángeles, coorganizó en 2017 la conmemoración del 70 aniversario de la Lista Negra de Hollywood en el teatro Writers Guild de Beverly Hills y fue moderador en 2019 del festival de cine y el congreso sobre «Exiliados de la Lista negra en México» en el San Francisco Art Institute. Rampell copresentó el ciclo de cine «Los 10 de Hollywood 75 años después» en el Academy Museum of Motion Pictures. Es autor de “Progressive Hollywood, A People’s Film History of the United States” y coautor de “The Hawaii Movie and Television Book”.
Melanie McFarland crítica de cine y televisión, es redactora de Salon y colaboradora de publicaciones como Variety y The Seattle Times.

Fuente: www.sinpermiso.info

Traducción: Lucas Antón

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