El valor del artista costarricense

Nuria Guevara Campos

Nuria Guevara

En días pasados se celebró el día del Artista Costarricense, lo que nos lleva a reflexionar sobre el significado y la situación actual de nuestro amado gremio.

Acá invito a ver el arte desde una óptica distinta. Partamos del hecho de que el arte no es solo un pasatiempo, no es solo una distracción. El arte se configura en la capacidad de transmitir y plasmar un sentimiento sobre lienzos, esculturas, notas, vectores, en un sinfín de miles de formas. El arte no es un trabajo, ni es un oficio; el arte es una extensión de nuestros pensamientos, los cuales reflejan sentimientos, sean felicidad, tristeza, enojo, entre otros. Es una vía de expresión única en cada persona, pero aun cuando nos puedan enseñar técnicas, colores, estrategias u otros procesos, el arte real nunca se repite de una persona a otra. Aunque imitemos una obra existente, siempre llevará una semilla única que identifica al artista detrás de ella. Todos llevamos dentro diversas emociones que transmitir y que varían en cada obra, pero al final el sentimiento con el que se pinta un cuadro, se escribe una canción o se esculpe una figura es único e irrepetible. Es hermoso aunque sea doloroso, es bello aunque sea “incomprensible” porque es una extensión de nuestro ser que desconocemos.

Por eso, como artista, y consciente de que al arte debe de mirarse con un lente holístico, en donde se vea la perspectiva global de los alcances que se logran por medio del arte, veo necesario que todos los rincones de este país tengan acceso a mecanismos que permitan expresarse por medio de las artes. El arte está en todos, en millones de formas diferentes, pero al probar con una, aunque no sea la ideal, provoca en la persona una inquietud para descubrir cuál es la forma artística que mejor se adapta a cada uno de nosotros. Algunos les bastará con un estilo de artes, otros con una combinación de técnicas, pero, al final, se traduce en el inicio del camino a la “desintoxicación”, al bienestar cognitivo, conductual y emocional.

El arte es un don que todos tenemos, y aprender, aunque sea un poco de él, debe ser un derecho al que todos debemos acceder. En esta época donde nos debemos aislar de distintas situaciones, el arte nos ayuda a esclarecer la mente y generar una actitud positiva.

Es importante comentar que la labor del artista, desde la formulación de una idea hasta su terminación, lleva horas de arduo trabajo, planeación y recursos invertidos que en muchos casos se obtienen por préstamos personales, de familiares o a través de medios novedosos para lograr la consecución del proyecto. Por tanto, resulta injusto etiquetar al arte como una simple actividad de esparcimiento, dejando de lado el tiempo y recursos invertidos. Pasar por alto estos factores conlleva a desestimar el valor en cada obra y la identidad que representa para una comunidad.

En este contexto, de la mano con la capacidad de transmitir sentimientos y emociones, la unificación de personas con mismos sentimientos permite crear unión e identidad, además de motivar a otros a ser parte de lo que los identifique. Incluso, a levantar la voz en defensa de aquello que les permita seguir formándose como persona en ámbitos artísticos, académicos, sociales, entre otros.

Siguiendo esta línea, sencillamente no puede omitirse la importancia de la unión que generan las manifestaciones, máxime al tratarse de la defensa de la educación pública, la cual ha permitido formar a un gran número de artistas de diversas áreas. Negar la posibilidad de brindar los recursos necesarios para formar a futuros artistas es más que un argumento válido para apoyar el incremento al presupuesto de las universidades públicas. Más allá de la inversión en las universidades públicas, es invertir en la educación. Es fundamental reconocer la importancia de las huelgas y las manifestaciones en defensa del aumento del presupuesto del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES). Estas acciones no solo buscan garantizar una educación de calidad, sino también apoyar a los artistas y a la comunidad cultural en general. El apoyo sindical es crucial para unir fuerzas y luchar por los derechos y recursos necesarios que permitan el desarrollo y la sostenibilidad del arte y la cultura en nuestro país.

Ahora bien, el arte permite llegar a diversos sectores, por ello no debemos apartarnos de la parte social, principalmente al impacto que provoca expresar emociones y experiencias por medio del arte. Permite conservar el patrimonio de un país, pueblo, comunidad, entre otros transmitido de generación en generación. Explorando y mejorando las capacidades como las oportunidades, se impacta económicamente a un pueblo.

Por ello, con el recurso de un buen plan de desarrollo cultural, donde se exploten todas las experiencias culturales de cada región, como la Huetar Caribe, la Chorotega y la Brunca. Estas regiones presentan índices sociales y de desarrollo rezagados, lo que su intervención es necesaria para su desarrollo. Con un plan de desarrollo cultural integral que no solo se enfoque en la preservación de las tradiciones, sino también en la creación de nuevas oportunidades que permitan a las comunidades rezagadas prosperar y contribuir al patrimonio cultural del país. Al hacerlo, no solo se mejora la calidad de vida de los habitantes de estas regiones, sino que también se enriquece el tejido cultural a nivel país.

Asimismo, como parte de las líneas de acción para el desarrollo de una comunidad, comparto una forma de aliarnos o agremiarnos en un modelo socioeconómico que nos permita, unidos para un bien común, generar riqueza no sólo a los asociados y sus familias, sino también a la comunidad y al país en general. Me refiero a la creación de cooperativas culturales. Al unirnos en torno a un modelo socioeconómico cooperativo, podemos generar riqueza, promover la justicia social y fortalecer nuestra identidad cultural.

Finalmente, quiero cerrar este escrito, como artista y ciudadana de este país, felicitando a todos los artistas costarricenses por su encomiable labor. Agradezco los sacrificios alegrías, tristezas vividas durante el camino que, sin duda, son recompensados por el buen trabajo que realizamos para el bien de la sociedad. Nuestra dedicación y pasión no solo enriquecen nuestra cultura, sino que también inspiran a las futuras generaciones a seguir nuestros pasos y a valorar el arte en todas sus formas.

Artista Plástica

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