El único error del batallón más moral y heróico de las FDI

Gideon Levy

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Lugar donde Omar Abdelmajeed As’ad fue encontrado muerto, cerca de Jaljulya, en Cisjordania, en 2022. Crédito: Alex Levac
Era una fría noche de invierno, pocos minutos después de las tres de la madrugada, pero Omar Abdelmajeed As’ad conducía a casa. Desde su regreso, tras una prolongada estancia, de los EEUU, 11 años antes, para jubilarse, a menudo pasaba tiempo con sus amigos de la infancia del pueblo, tomando café, jugando a las cartas y hablando hasta altas horas de la noche, todas las noches con alguien distinto. Así fue también la noche del 12 de enero de 2022.

Jaljulya, en el distrito de Ramallah, es un barrio de palacios. La mayoría de la gente vive en los Estados Unidos. A las 3:00 a.m. el camino está vacío y oscuro. De repente, As’ad vio soldados parados junto a la tienda de comestibles de Ali. Saltaron al medio de la carretera y detuvieron el auto de As’ad. El hombre de 80 años estaba muerto de miedo. Sólo quería volver a casa en paz. Los soldados le ordenaron que bajara del coche. Intentó negarse. Uno de ellos lo sacó por la fuerza y sus compañeros le esposaron las manos a la espalda con cintas de plástico negras que se encontraron más tarde.

Los soldados lo amordazaron con un trapo, le taparon los ojos y lo arrastraron a una casa en construcción cercana. Se le cayó un zapato y caminó con un pie descalzo. As’ad era corpulento y tenía dificultades para respirar. Su aldea era próspera y silenciosa, y los soldados iban allí sólo para abusar de sus residentes. Decidieron detener a cualquiera que circulase esa noche por la carretera, desde el camión del pan del pueblo hasta la verdulería. A As’ad también.

Registraron su cuerpo; tal vez el palestino-estadounidense de 80 años portaba artefactos explosivos improvisados. Y se quedó con un suéter fino en una noche fría.

Cuando llegaron al patio de la obra, donde ya habían llevado a varios detenidos, los soldados lo arrojaron al suelo. Cayó esposado boca abajo. Lo arrojaron a la esquina izquierda del patio, junto a unos sacos de arena de construcción, como si arrojaran otro saco de arena. “¿Por qué al menos no le trajeron una silla?” preguntó su hermano Amar, al día siguiente, cuando vino de visita desde Racine, Wisconsin, después de no ver a su hermano durante 11 años.

El patio se había convertido en un corral para los hombres atrapados durante la noche de caza de los soldados: cinco hombres inocentes. Uno de ellos, un verdulero, Mamdouh Abd al-Rahman, nos dijo que yacía en el patio, con los soldados de pie junto a él con los rifles en la mano. Sintió su cuerpo tocar algo inmóvil. Pensó que era un hombre muerto. As’ad había muerto de miedo y frío. A las 4 de la madrugada, cuando los soldados se dieron cuenta de que había muerto, rápidamente le quitaron las esposas para ocultar las pruebas y huyeron del lugar. Su víctima podría haber sido su abuelo. Si un palestino hubiera abusado del abuelo de un soldado, Israel habría estallado: ¡Animales, cómo abusan de los viejos!

No olvidaré los acontecimientos de esa noche, de los que nos enteramos cuando llegamos al pueblo. No olvidaré la imagen de un anciano tirado en el suelo esposado y amordazado. Pronto se hizo evidente que eran – otra vez, sí, otra vez – soldados del batallón que lleva el grotesco nombre “Netzah Yehuda”, la Judea Eterna. Los archivos de Haaretz están llenos de abusos y crímenes. Se les acabó la suerte; esta vez su víctima era un estadounidense. Tras más de dos años en los que ningún soldado fue acusado por la muerte del anciano, los estadounidenses decidieron romper el silencio cuando los soldados de las FDI matan a sus ciudadanos. Benny Gantz se sorprendió. Se apresuró a llamar al secretario de estado de Estados Unidos: ¿Cómo se les puede hacer esto a los heroicos soldados de un ejército moral, y especialmente de un batallón que lleva el nombre de “Eterno”? Precisamente para eso tenemos a Gantz. Israel está insultado y consternado. Quizás los estadounidenses impongan sanciones contra más unidades de las FDI. Tal vez descubran que todos los que sirven en un ejército de ocupación abusan, todos los días y todas las noches.

Así lo deseo.

Gideon Levy es columnista del diario israelí Haaretz.

Fuente: https://www.haaretz.com/opinion/2024-04-24/ty-article-opinion/.premium/the-one-mistake-of-the-most-heroic-and-moral-idf-battalion/0000018f-1148-d8b0-abff-f1fb69280000

Traducción: Enrique García para sinpermiso.info

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