Eduardo Brenes
El 2 de mayo el presidente Chaves no tenía pensado dirigirse a todos los costarricenses como lo han hecho todos los presidentes que le antecedieron durante cualquier primero de mayo de 1949 a nuestra fecha. Chaves iba a dirigirse a su público más radical y fanático, al que él y sus cortesanos llaman «pueblo», dejando por fuera a cientos de miles de personas que ni votaron por él, ni lo apoyan y aúpan pero que no son tan vocingleros y fervorosos como los que forman parte de su secta.Chaves y su corte de mediocres con ansias de poder tenían preparado un sainete que empezaba con su llegada a Cuesta de Moras entre los vítores de una manifestación de decenas de sus seguidores cuya «espontánea» presencia acababa a dos cuadras de la Asamblea Legislativa donde los esperaban unos autobuses alquilados y quizá un sandwich y un refresco que algún solícito chambelán y porrista de Zapote había preparado para atenderlos y devolverlos a sus casas comidos y desgalillados.
Su interés no era cumplir con el rito, algo soso y aburrido que todos los primeros de mayo se da en nuestra liturgia republicana, donde el presidente rinde cuentas al país desde el primer poder de la república y nos cuenta de forma exagerada sus logros, señala sus retos y tareas pendientes y lanza una que. otra crítica, fuerte pero respetuosa, a las diferentes bancadas legislativas.
Por más que Chaves iba con toda su artillería verbal y gestual previamente afinada para dinamitar aún más la ya casi inexistente relación que hay entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, los destinatarios finales de sus diatribas, groserías y malacrianzas, no eran los diputados, ni la contralora o menos los magistrados del TSE y el Poder Judicial. Los destinatarios finales del berrinche del impresentable de la familia, ese que hace su numerito más lucido frente a los invitados, era su secta fanatizada a la que necesita mantener unida con un relato sólido ante la incapacidad suya y de la corte de improvisados con quien gobierna, de resolver los problemas del país, no hacer más grandes los ya existentes y de proponer algo coherente para el futuro patrio.
Porque Chaves nunca estuvo preparado para gobernar, su deseo de llegar a presidente partía de un profundo rencor de sacarse un clavo contra el anterior presidente que, luego de haberlo traído a Costa Rica cuando pasaba sus horas más bajas de oscuro y poco relevante burócrata del Banco Mundial, lo terminó echando como ministro de Hacienda de ese país en el que no vivía hacía casi 30 años, al que conocía muy poco de su sistema político y de gobierno, y al cual le guardaba rencor por inconfesos traumas personales que siempre lo han perseguido y lo han convertido en un acomplejado bravucón que quiere parecer más importante de lo que es.
Ya casi entrando el tercer año de gobierno, con pocos logros que mostrar, con un fracaso monumental de montar una estructura partidaria sólida que sostenga al chavismo orgánico y que ha terminado en un picadillo de pequeñas sectas a las que llaman partidos, que no pudo siquiera presentarse a las elecciones municipales, el presidente necesita urgentemente mantener su apoyo y dejar sentadas las bases del relato que va a manejar su delfín y que se basa en la típica estrategia de proyección y culpabilización de todos los demás por sus fallos propios.
Como tiene una bancada de incapaces ineptos dirigidos por una maquiavélica periodista de inmerecido prestigio, como no puede conversar con alguien de forma normal sin insultarlo apenas se da la vuelta, Chaves no ha podido hacer nada productivo con el Poder Legislativo, porque todo lo que presenta, cuando lo hace, es producto de ocurrencias y porque no puede practicar el diálogo político, cosa obvia luego de entender que su anterior trabajo era ser el matón que llegaba a países del tercer mundo con una maleta cargada de plata a decirles que o hacían lo que les decía o quebraban.
El referendum es la última de sus estrategias para apuntalar su hoja de ruta. Como sabe que ya no hizo nada en este período y como buen mediocre que echa la culpa a otros de sus propios fracasos, Chaves quiere de forma incendiaria, seguir manteniendo el discurso de la antipolítica, aún y cuando quien gobierna es él y su gente y es a ellos a quienes les toca dar cuentas, pero prefiere seguir desacreditando los otros poderes de la república para que el discurso de campaña de su sucesor sea el de pedir todos los diputados posibles para contar con una bancada legislativa sólida que lo deje hacer todos los desmanes antidemocráticos que pueda.
Por eso el menos interesado en «consultar al pueblo» es él, a Chaves no le sirve que el referéndums pase, es más necesita que la Asamblea Legislativa pique su anzuelo y se oponga, necesita que alguna de las instituciones que intervienen, llámese TSE, Sala Constitucional o AL se le opongan y le señalen fallos u errores para que se venga al suelo. De esa manera podrá culpar con mayor vehemencia a la institucionalidad de estar en contra del pueblo. Por eso lo hace al filo del precipicio, cuando ya él mismo y sus chambelanes saben que es casi materialmente imposible que ese referéndum se de, porque él necesita que fracase para tener su campaña futura montada de antemano.
Chaves no puede darse el lujo de fracasar en el intento de hacer parecer que «el pueblo» está con él y no solo una turba fanatizada de acomplejados sectarios que son su núcleo duro. No lograr las firmas necesarias o lograr hacer el referéndum y no obtener la participación mínima de un 40% o 30% que necesita para algunos de sus proyectos, sería comprobar lo que muchos no quieren decir y es que a veces no es tan necesario tener un apoyo abrumador de la ciudadanía, sino aparentar tenerlo, como cuando los fotógrafos de Casa Presidencial hacen esas tomas cerradas que muestran un presidente aclamado por multitudes, cuando los que lo aúpan son unas cuantas decenas de descerebrados; o como cuando el ministro de información necesita iniciar la porra entre guardaespaldas y personal de servicio para que se oiga que alguien dice Viva el presidente.
Espero que Chaves logre hacer el referéndum, que nos muestre esas masas preocupadas por los que él dice estar preocupado, acudir de forma avasalladora a las urnas. Mientras tanto los diputados deberían de legislar en serio y acordar grandes reformas y dejar que el autócrata que toca congas siga en su mambo entretenido mientras la gente adulta se dedica a gobernar en serio y no a montar paripés donde le gritan a Pilar tesoro irracional…eh perdón, nacional y el presidente nos avergüenza con sus metáforas cursis de jaguares que son viles copias de estrategias del cono sur que otros presidentes ya han usado hasta el cansancio.
FB