El Quinteto de Avignon y el Poder Judicial tico

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

En la primera novela del «Quinteto de Avignon» de Lawrence Durrell cuyo nombre es “Sebastián”, su personaje principal pertenece a una Orden Gnóstica, basada en Alejandría, dedicada al desarrollo espiritual de sus miembros.

En esa orden sus seguidores se dedican por décadas a cultivar su espíritu, y en reconocimiento por su graduación cada uno recibirá una carta que anuncia su próximo asesinato. No se informa como ni cuando. Los graduandos mas adelantados tienen mas tiempo de vida, pero nadie sabe su rango. De manera que una vez recibida la carta uno sabe que va a morir próximamente pero no sabe si es de aquí a una semana, dos meses, 10 meses, dos años o mañana. Esa Orden se aseguraba que sus miembros experimentaran el abismo, lo que San Pablo llamaba «el estado de emergencia del final de los tiempos».

La polémica sobre la “independencia del poder judicial” desatada en Costa Rica con motivo de la no reelección del magistrado Fernando Cruz, me ha hecho recordar este pasaje.

La independencia del poder judicial está asegurada desde el momento en que su presupuesto no puede ser afectado por los vaivenes de la política, asi que empiezo por aclarar que maliciosamente, han querido jugar con ese concepto cuando no tiene ninguna vinculación con lo que realmente sucede y se discute.

Ahora, lo que si podría estar en discusión es si los Magistrados, son o no independientes, cuando la Asamblea Legislativa los reelige. ¡Curiosa pregunta! Resulta que los magistrados, que para llegar a sus posiciones, todos entraron en el sistema y para ser electos pasaron por las filas y los “fijos” a los políticos para tratar de conseguir los votos requeridos para su nombramiento, ahora dan un grito al cielo —como si fuera novedoso— por que su estabilidad se puso en juego al quebrar la tradición de que su nombramiento fuese casi vitalicio.

Estados Unidos tiene un sistema en el que el nombramiento de los magistrados es vitalicio. Lo cual me parece una aberración en este momento en el que el mundo cambia a gran velocidad y sobre todo, cambia el pensamiento. Las designaciones vitalicias atentan en contra de ese cambio.

En el caso nuestro, existe la reelección automática, en caso de que una mayoría de la Asamblea Legislativa no decida lo contrario. Lo cual, lleva a los máximos exponentes, del ya golpeadísimo poder judicial a vivir un coqueteo constante con el poder político, a fin de mantener su posición.

Mi propuesta, es que como en el Quinteto de Avignon, un magistrado sea electo, y ese día reciba la carta en la que se le anuncia la fecha de su muerte. ¿Que le puede dar mas libertad a un juez que saber que podrá sentenciar durante la vigencia de su nombramiento, con absoluta independencia? El Magistrado resuelve durante su plazo de nombramiento y una vez, vencido ese plazo, se va para su casa, con la tranquilidad y satisfacción de haber actuado siempre de acuerdo a su conciencia y no de acuerdo a las presiones recibidas por los políticos?

Si los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia realmente estuviesen preocupados por su independencia y no por mantener el poder, debieran estar planteando algo como esto y no, siendo parte del juego y del sistema político, dedicarse a gritar: “lobo”, cuando temen por su estabilidad laboral.

* Pelé fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna. El 22 de junio de este año, le fue diagnosticado un tumor en el cerebro. De nuevo en agradecimiento a su lealtad, decidí darle una muerte digna y regalarle la eutanasia.