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Carlos Revilla M.
Tobruk es una ciudad-puerto en el este de Libia, dentro de la región de la Cirenaica, cerca de la frontera con Egipto. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial, Libia era una colonia italiana y Tobruk se convirtió en lugar de importantes batallas entre los aliados y las potencias del Eje. Por diferentes razones, Tobruk era estratégicamente importante para la conquista de la zona oriental de Libia, entonces provincia de Cirenaica: Tenía un puerto protegido, lo que implicaba que incluso si lo bombardeaban, los barcos tendrían la posibilidad de permanecer anclados y protegidos de borrascas. La ciudad se volvió famosa por lo que se conoce como “El sitio de Tobruk”.Ya a estas alturas se preguntarán ¿qué tiene que ver Tobruk y el síndrome con el Partido Liberación Nacional (PLN)?
Primero anoto que lo de síndrome es por la analogía que se da en dos aspectos: El sitio de Tobruk, y la campaña africana propiamente dicha, es decir la guerra entre los aliados y Alemania en África. Digamos entonces que el PLN sufre del síndrome de Tobruk, que se manifiesta en los síntomas de asedio que padeció, y el ostracismo que se está dando en la actualidad. Es un síndrome porque el PLN lo padece, tiene sus consecuencias, pero no se da cuenta que lo padece. Curioso pero así es.
La campaña africana se caracterizó por un control inicial de Tobruk por las fuerzas del eje, que invadieron Egipto (en ese entonces protectorado inglés) desde Libia (que era colonia italiana). No voy a detallar mucho esto, pues no es lo importante ahora. Solo quiero apuntar que la guerra en ese sector fue muy volátil con ofensivas y contraofensivas que hicieron que el frente de batalla se moviera muchas veces; en esto tuvo mucho que ver el general alemán Rommel conocido como “El zorro del desierto”, que a pesar de estar en desventaja numérica, logró importantes victorias sobre los aliados. Entonces el frente de batalla iba y venía a lo largo de Libia y Egipto. Y es así como en un momento dado, después de tener una importancia estratégica enorme, Tobruk pasó al olvido; sencillamente los ejércitos en sus ofensivas y contraofensivas pasaban de largo. Y entonces la ciudad terminó siendo un mero espectador de la guerra, que se desarrollaba enfrente de sus narices, pero que los ejércitos no volvían a ver y tampoco importaba.
Si, inicialmente en la guerra Tobruk fue muy importante y estratégica, hasta el punto de sufrir un sitio. Pero terminó viendo pasar de largo a los ejércitos, en una guerra de la cual ya no parecía ser parte.
Pues bien, así está el PLN, donde con facilidad se le puede comparar con Tobruk. El PLN después de ser el actor más importante en la política costarricense, ahora está viendo “los toros desde la barrera”. Los acontecimientos importantes de la política del país son otros quienes los desarrollan. Como con Tobruk, la guerra pasaba enfrente y a la ciudad ni la volvían a ver.
Hace rato que en Costa Rica los actores políticos ignoran al PLN. Ni siquiera el que Liberación tenga la minoría más grande en el parlamento cambia esto. Pero hay que ser sinceros, esto no es algo exclusivo del PLN, en general sucede con la mayoría de los partidos políticos; eso sí se agrava en liberación por la miopía que ha tenido desde hace muchos años en su relación con los sectores sociales, con los que el divorcio es casi total. Atrás quedó aquel gran partido de masas que casi siempre ganaba una elección, y si no era así, era protagonista hasta el final. Ahora Liberación Nacional no es ni la sombra de lo que fue.
Como con Tobruk, la guerra la tenía enfrente, pero los actores eran otros. El poder se pasó a otros escenarios, muy congruentes con este siglo XXI, a saber los sectores sociales sin ligamen partidario. A Liberación Nacional, duele decirlo ya nadie le hace caso. Triste papel, pero cierto.
La otra analogía con Tobruk es el sitio o asedio que vivió la ciudad al inicio de la campaña, cuando tuvo algún papel estratégico. Esto se asemeja al PLN en que sus enemigos quieren asfixiarlo y eliminarlo. Y en buena medida han tenido éxito, pues pareciera que el electorado le volvió la espalda; recordemos el resultado de las elecciones presidenciales pasadas, que son las que cuentan. El resultado de las municipales no son un buen parámetro de comparación, aunque el deterioro del partido en estas instancias también es notorio.
Entonces, veamos en resumen las dos analogías del síndrome: un sitio o asedio para eliminarlo y la pérdida de valor estratégico, lo que lo hace ser casi un mero espectador entre los actores sociales y la política actual. Ya no gravita como otrora en la sociedad, y sus planteamientos son la mayoría de las veces ignorados.
¿Se podrá curar el PLN del síndrome de Tobruk?
Pues bien, como en cualquier enfermedad, lo primero es reconocer que está enfermo. Como una persona en AA, lo primero es querer cambiar, reconocer el problema. Liberación Nacional sigue como si nada hubiera pasado, cree que volverán las viejas glorias del pasado, así no más. Pero la realidad, como vimos, es que está como Tobruk en la Segunda Guerra Mundial. Pero, sin reconocer que padece una enfermedad, no hay camino posible a la redención.
La sociedad cambió, pero el PLN no. Sin adaptarse a las nuevas realidades, es muy difícil que supere el síndrome y pueda curarse.