El pecado de don Kevin

Gustavo Elizondo Fallas

En medio del ambiente tenso que vivía el país durante la discusión y plebiscito para aprobar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el famoso TLC, un joven político quien ya ocupaba el alto cargo de vicepresidente de la República, envió un correo a uno de los diputados de gobierno, donde sugería reforzar la campaña a favor del Tratado con mensajes donde se recalcaran las consecuencias económicas que, desde su perspectiva, tendría la no aprobación del TLC. A pesar de tratarse de un documento privado, el comunicado cayó en manos del grupo de oposición al Tratado, del cual fuimos parte y de inmediato se usó como “molotov propagandístico” bajo la denominación del “memorándum del miedo” y tuvo efectos inmediatos, el joven político se tuvo que apartar de la gestión pública, someterse al escarnio popular y optar por el ostracismo voluntario. Sucedió como el partido de fútbol donde un jugador comete un error y durante el resto del partido, cada vez que toca el balón, la afición lo abuchea.

Luego de más de 11 años de lo sucedido, con la cabeza fría y una perspectiva menos apasionada, llegamos a la conclusión, que por un asunto de estrategia propagandista, en una pugna donde el grupo a favor del Sí tenía un gran poder económico, mientras que los que apoyábamos el No, carentes de recursos, tuvimos que hacer casa con grupos de extrema izquierda acostumbrados a la “guerra de guerrillas” y que siempre han buscado la inestabilidad política del país para tener un terreno fértil a sus ideas en contra del status quo, consideremos la pasada huelga contra la reforma fiscal, esta pifia de don Kevin Casas fue maximizada y elevada al grado de pecado mortal, cuando bajo otra circunstancia hubiese pasado como una salida incorrecta del vicepresidente y nada más.

¿A qué viene esta mención?, luego de este referéndum, que dividió al país en forma tan dramática solo comparable con la guerra civil del 48, hemos visto peores cosas en políticos tanto del PLN como de otros partidos y el escarnio no ha sido tan descarnado como en el caso de don Kevin; vimos políticos creando un partido alterno al PUSC para poder recibir a un ex presidente condenado por los Tribunales, dentro del PLN se toleró que el expresidente Arias arremetiera contra doña Laura Chinchilla denominándola como la peor presidenta desde la independencia e incluso llamándola cobarde, en la segunda ronda de la pasada elección, vimos como políticos tanto del PLN como del PUSC, apoyaron un movimiento teocrático, que con su apoyo tuvo la posibilidad de llegar al poder y hacer retroceder a nuestro sistema político a los tiempos oscuros de la Edad Media, las denuncias sobre el mal manejo de la deuda política y la división del emergente partido al que nos referimos, es sólo una pincelada de las consecuencias que podríamos estar enfrentando si ese irresponsable apoyo de estos políticos se hubiese materializado. En el reciente proceso de aprobación de la urgente Reforma Fiscal, algunas diputadas del PLN y el PUSC, en la búsqueda de aplausos en la barra y de la aceptación de la dirigencia sindical, con una actitud populista, se salieron de la línea de sus partidos, poniendo en juego la estabilidad económica del país. Estos casos superan con creces el famoso “memorándum del miedo”, la factura de don Kevin es ínfima a la par de las cuentas aquí descritas.

En un partido Liberación Nacional, carente de liderazgos frescos y con una dirigencia obsoleta, carente de visión y anclada en el pasado, con dos elecciones perdidas al hilo, la figura de don Kevin, una de las mentes más aterrizadas de este país, podría marcar un derrotero distinto, cerrando el paso a algunas diputadas populistas que se creyeron el cuento de que son presidenciables o de otros dirigentes que “le vendieron el alma al diablo” apoyando a los Restaurados en la segunda ronda o de otros que siguen adulando a don Oscar Arias, añorando su regreso. Lo que el pueblo de Costa Rica debe hacer, es superar la pifia de don Kevin Casas; de mi parte, ya lo hice.

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