Camilo Rodríguez Chaverri
Dios me ha hecho el favor de permitirme estar en tres ocasiones en San Giovanni Rotondo, lugar donde el Padre Pío desarrolló su gran obra social y espiritual.Es un lugar sorprendente.
El Padre Pío fue un ser humano fuera de serie. Es fácil hacerse una idea clara de su obra y la grandeza que Dios le permitió en medio de su humildad con sólo ver una película que está en muchos videoclubs del país. Lo único es que la película dura cuatro horas.
El Padre Pío es conocido principalmente por los estigmas de Jesús que Dios le concedió llevar como forma de santificación.
Pero hay otros elementos fundamentales. Por ejemplo, el Padre Pío tuvo el don de la ubicuidad. Lo veían en dos o tres lugares a la vez.
Tuvo el don de la clarividencia. La doctora Janice Sandí, quien viene llegando de allá, me hizo el favor de recordarme una historia sorprendente. Karol Wojtyla era obispo en Polonia. Una amiga de su juventud estaba muy mal de salud. El esposo lo llamó y se lo comentó. Estaba en paso de muerte. Monseñor Wojtyla estaba en El Vaticano. Cruzó de oeste a este el territorio italiano, de lado a lado la famosa bota, porque en un extremo está Roma (con El Vaticano al lado) y en el otro extremo está San Giovanni Rotondo. Ya era famoso el Padre Pío por sus milagros.
Monseñor Wojtyla llegó de noche. Estaba lloviendo. Preguntó por el Padre Pío. Estaba en retiro, orando. Fueron a buscarlo y le dijeron, «Padre, lo busca un obispo».
El Padre Pío bajó de prisa y le besó la mano al obispo polaco. Le dijo, «disculpe por el retraso, no se hace esperar a un papa».
Luego, Wojtyla, erigido en el papa Juan Pablo II, le dio espacio a la devoción del Padre Pío.
Son famosas sus conversaciones con el cura que mandó El Vaticano para perseguirlo. Le adivinó la vida entera. Pasó de ser su verdugo a ser su admirador.
Es increíble lo que la naturaleza le ha permitido al cuerpo incorrupto del Padre Pío. Parece que está dormido.
Hace un año, Francisco, ese Papa inteligente, ese Papa brillante, sencillo, políticamente correcto, se llevó el cuerpo del Padre Pío para El Vaticano y generó todo un movimiento noticioso. Otro triunfo de Francisco como comunicador.