Por Yuriko Wahl-Immel (dpa)
Hagen (Alemania), 8 oct (dpa) – El taller de Paulina Pruscini en Hagen, en el oeste de Alemania, se asoma al escaparate de su negocio, uno de los pocos de construcción de instrumentos de cuerda pulsada que hay en el país.
Una mandolina en el escaparate, guitarras de todo tipo en las paredes, una enorme sierra entre dos bancos de trabajo. En el taller de esta lutier alemana la atención se centra en las cajas y los mástiles, los volúmenes, las frecuencias, las vibraciones y las mejores calidades de madera.
La joven, de 28 años, siempre se exige sensibilidad y meticulosidad. «Mi trabajo es bonito y tengo un buen trabajo que hacer», afirma. Sus clientes le traen guitarras y bajos eléctricos, guitarras o bajos clásicos, ukeleles, banjos, balalaikas, incluso un baglama turco, un sitar indio o un oud, un laúd común en el mundo árabe, para reparar. Se requiere un trabajo manual preciso y paciencia.
Trabaja por cuenta propia desde finales de 2021, pero además de reparar, también construye, especialmente guitarras, así como ukeleles, piezas únicas para clientes individuales.
Para una guitarra acústica, que necesita de 100 a 150 horas, el precio es de 3.500 euros (3.700 dólares) en adelante. Para una guitarra eléctrica, 30 horas son el mínimo, y el precio empieza en 1.400 euros. Los clientes proceden de todos los ámbitos: profesores, maestros de guitarra y sus alumnos, muchos músicos aficionados, pero también músicos profesionales.
La joven empresaria también recibe visitas de escuelas en su pequeño taller, informándoles sobre el trabajo de la madera o la educación musical. Hace poco, fabricó arpas Veeh -pequeñas cítaras- a partir de kits con personas mayores. «Con una artesanía tan pequeña, desde el principio te dicen que no te harás rico haciéndolo, pero a mí me parece bien. Mi trabajo se valora», asegura.
Dice que puede ayudar a la gente a hacer realidad sus ideas musicales. «Además, es uno de los últimos oficios de verdad», agrega.
No hay muchas oportunidades de hacer un aprendizaje. Ella lo hizo primero en una empresa de Berlín y luego en una escuela profesional de construcción de guitarras en Sajonia. En Alemania solo hay dos escuelas públicas de instrumentos de cuerda.
Pruscini se interesó por el oficio a los 17 años cuando su padrino le regaló un curso de construcción de guitarras en Colonia para graduarse en el instituto. «Aquello me impactó», recuerda.
Recibió el Premio Fundación 2023 de la Cámara de Artesanía de Dortmund, así como el Premio a la Sostenibilidad de la Cámara. «Intento minimizar el uso de maderas tropicales», explica. Así que utiliza caoba y palisandro solo cuando es necesario: «Tenemos maderas de frutales locales con las que es agradable construir».
El cerezo, el ciruelo o el nogal son muy adecuados, dice, así como el arce o el abeto, aunque la calidad de la madera de este último se ha resentido con el cambio climático, con veranos e inviernos demasiado cálidos. Y el precio de la madera ha subido drásticamente, informa.
«La profesión puede describirse definitivamente como una ocupación de nicho», afirma Inga Schad-Dankwart, del Instituto Federal de Formación Profesional. Según la Oficina Federal de Estadística, en 2019 había 165 empresas artesanales fabricantes de instrumentos de cuerda pulsada.
«Solo 378 personas en total están empleadas en el oficio, así que no es de extrañar un bajo número de aprendices», destaca. Desde 2014, dice, el número de nuevos graduados fluctúa entre tres y seis.
La mayoría de los jóvenes apenas conocen esta inusual profesión, sospecha Schad-Dankwart. Requiere «interés musical y pasión por el oficio», subraya. Entre todas las profesiones del comercio de instrumentos musicales, los fabricantes de instrumentos de cuerda forman un pequeño subgrupo.
Pruscini cree que su profesión tiene futuro, aunque sean pocos los que se dedican a ella: «La industria solo puede producir en serie, pero no puede atender pedidos especiales». En cuanto a la reparación y restauración, afirma que también seguirá habiendo demanda: «Somos una industria pequeña, pero seguirá existiendo».