El matrimonio de ensueño: boda de John F. Kennedy y Jacqueline Bouvier

Boda
Boda de John F. Kennedy Jackeline Bouvier. Web

El 12 de septiembre de 1953, en la iglesia de San Mary’s en Newport, Rhode Island, Estados Unidos, tuvo lugar uno de los eventos más emblemáticos del siglo XX: la boda de John Fitzgerald Kennedy y Jacqueline Lee Bouvier. Esta boda no solo unió a dos personas, sino que marcó el inicio de una era en la historia estadounidense y se convirtió en un símbolo de estilo, gracia y esperanza para una nación.

La elección de Newport como el lugar para la boda no fue una coincidencia. Newport era un enclave de la alta sociedad estadounidense en la década de 1950, conocido por sus impresionantes mansiones y hermosos paisajes costeros. La iglesia de San Mary’s, donde se llevó a cabo la ceremonia, era un lugar de gran belleza y tradición. El escenario era perfecto para la boda de dos personas destinadas a convertirse en íconos culturales.

El vestido de novia de Jacqueline Bouvier es legendario. Diseñado por Anne Lowe, el vestido de satén marfil tenía una falda completa, un cuerpo ajustado y una cola de casi tres metros. Un velo de encaje y tul que pertenecía a la abuela de Jacqueline complementaba el vestido. La elección de Jacqueline de llevar flores de azahar en lugar de un tocado tradicional también marcó tendencia.

La boda de los Kennedy-Bouvier atrajo a una multitud de invitados de alto perfil, incluyendo políticos, celebridades de Hollywood y miembros de la alta sociedad. Entre los invitados notables se encontraban Frank Sinatra, Ethel y Robert Kennedy, y el novelista Gore Vidal. Esta boda fue mucho más que una unión personal; fue un evento social que capturó la imaginación de la nación.

En su discurso de bodas, John F. Kennedy expresó su compromiso no solo con Jacqueline, sino también con el servicio público y el futuro de Estados Unidos. Sus palabras resonaron con la audiencia y prefiguraron su futuro como presidente.

Tras la ceremonia, los recién casados celebraron su recepción en Hammersmith Farm, la casa de la familia Bouvier. La recepción fue un evento elegante y sofisticado, con música en vivo, baile y un ambiente de alegría que ilustraba la belleza y el optimismo de la época.

La boda de John F. Kennedy y Jacqueline Bouvier no solo fue un evento de gran importancia en sus vidas personales, sino que también marcó el comienzo de una era. La pareja se convirtió en símbolo de juventud, estilo y esperanza para una generación entera de estadounidenses. JFK se convertiría en presidente en 1961, y Jackie en Primera Dama, consolidando aún más su estatus como una de las parejas más icónicas de la historia de Estados Unidos.

La boda Kennedy-Bouvier sigue siendo un hito en la historia estadounidense y una fuente de inspiración para las parejas de todo el mundo. No solo representó el amor entre dos personas, sino también la promesa de un futuro mejor y la capacidad de la nación para superar los desafíos. Este evento extraordinario continúa siendo un recordatorio de la importancia de la unidad, la elegancia y la esperanza en tiempos de cambio

Jacqueline Bouvier
Un ícono de elegancia y estilo

Jackie Kennedy
Jackie Bouvier. WikiCommons

Jacqueline Bouvier, más tarde conocida como Jacqueline Kennedy o simplemente Jackie, es un nombre que evoca imágenes de elegancia y estilo atemporal. A lo largo de su vida, esta mujer carismática desempeñó varios roles importantes, pero quizás sea más conocida por ser la Primera Dama de los Estados Unidos durante el breve pero impactante mandato de su esposo, John F. Kennedy. Su legado va más allá de la política y ha dejado una marca duradera en la moda, la cultura y la historia de Estados Unidos.

Nacida el 28 de julio de 1929 en Southampton, Nueva York, Jacqueline Lee Bouvier creció en un entorno de clase alta. Su educación incluyó años en colegios prestigiosos como Miss Porter’s School y Vassar College, donde desarrolló un amor por la literatura, la historia y las artes. Esta sólida base académica se reflejaría más tarde en su vida adulta, ya que se convirtió en una amante de la cultura y las artes, y desempeñó un papel activo en la promoción de la cultura estadounidense durante su tiempo como Primera Dama.

Jackie se casó con John F. Kennedy el 12 de septiembre de 1953, convirtiéndose en la Primera Dama de Estados Unidos en 1961, cuando su esposo asumió la presidencia. Durante su tiempo en la Casa Blanca, se ganó el corazón de la nación con su estilo y gracia. Su influencia en la moda es innegable, y se convirtió en un ícono de estilo con su predilección por los trajes de Chanel, los sombreros pillbox y las gafas de sol grandes. Su gusto por la moda y la cultura francesa la convirtió en un símbolo de sofisticación y elegancia.

Sin embargo, Jackie también fue una Primera Dama activa y comprometida. Durante su tiempo en el cargo, supervisó una importante restauración de la Casa Blanca, restaurando su esplendor histórico. También desempeñó un papel importante en la promoción de las artes en Estados Unidos, organizando eventos culturales y recaudando fondos para el Museo Nacional de Historia Estadounidense. Su famoso programa de televisión en blanco y negro, «A Tour of the White House with Mrs. John F. Kennedy«, proporcionó a los estadounidenses una visión íntima de la Casa Blanca y su historia.

Trágicamente, la presidencia de John F. Kennedy fue interrumpida por su asesinato en 1963 en Dallas, Texas. Jackie se convirtió en un símbolo de fuerza y dignidad en un momento de gran angustia nacional. Su imagen en el funeral de su esposo, con su vestido negro y velo, es una imagen icónica que perdura en la memoria de todos los estadounidenses.

Después del asesinato de JFK, Jackie continuó su vida de manera notable. Se casó con el magnate griego Aristóteles Onassis en 1968 y vivió parte de su vida en Grecia. Sin embargo, después de la muerte de Onassis en 1975, Jackie regresó a Estados Unidos y se dedicó a una carrera en la edición de libros y la preservación histórica.

Falleció el 19 de mayo de 1994 en Nueva York, Estados Unidos.

Su legado es uno de estilo, gracia y compromiso con la cultura y la historia. Su influencia en la moda sigue siendo evidente en la actualidad, y su nombre es sinónimo de elegancia intemporal. Además, su contribución a la preservación histórica y su amor por las artes continúan siendo recordados y honrados.

Fue una figura icónica en la historia de Estados Unidos. Su influencia en la moda y la cultura estadounidense perdura hasta el día de hoy, y su legado como Primera Dama y defensora de la cultura y las artes sigue siendo admirado por personas de todo el mundo. Su vida es un testimonio de elegancia, inteligencia y gracia.

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dpa

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