El informe de la OCDE y su impacto potencial

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel
cmecheverria@yahoo.com

Carlos Manuel Echeverría

Me ha parecido importante referirme detalladamente al recientemente conocido informe de la OCDE sobre la situación de Costa Rica en el 2020. Lo hago como anexo al presente y en forma muy breve para no abusar del espacio y el lector, optimista como soy y esperanzado de que “dejemos de hacer tonto” como sociedad y que logremos los entendimientos necesarios para avanzar en vencer los desafíos que tenemos por delante.

El informe es importante porque desnuda nuestras falencias en cuanto a elementos claves para el progreso hacia el desarrollo como no lo ha hecho nadie recientemente; va más allá de lo económico, como corresponde a aquel.

Recordemos que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, es una entidad de carácter intergubernamental (de gobiernos), no supranacional (no puede imponer su criterio a miembro alguno), fundada en 1961 para estimular el progreso económico y el comercio internacional. Al darle al comercio internacional la importancia que evidentemente le otorga, reconoce que un aspecto fundamental de las economías nacionales y especialmente las pequeñas como la nuestra, es que es mejor importar productos o servicios de quien los pueda proveer en condiciones más favorables de lo que uno como país lo pueda hacer y viceversa; que le compren a uno como país lo que uno haga mejor que otros, ya sea por ventajas comparativas (las que nos dio la Providencia sin nada hacer nosotros para generarlas) y las competitivas (las desarrolladas por nosotros). La OCDE tiene 37 miembros y se espera que Costa Rica pronto sea el trigésimo octavo.

La Organización no dona recursos financieros o bienes, lo que para algunos que en congruencia con la mala costumbre prevaleciente en América Latina de esperar que le regalen, puede ser muy desilusionante. Es más bien un prestigioso club donde participan con pocas ausencias las naciones que mejor progresan hacia el desarrollo sostenible, algunas de gran tamaño y otras medianas y relativamente pequeñas. Nosotros seremos de las más pequeñas.

Sirve a Costa Rica participar en ese exclusivo y exigente club, por prestigio para atraer inversiones así como para facilitarse el comercio y en la práctica más puntual para beneficiarse de la “experticia” que la secretaria de la Organización maneja en los campos pertinentes. Así mismo para compartir experiencias positivas y negativas intra membresía.
Costa Rica insistió mucho para que lo aceptaran como miembro, lo que tácitamente ya ha sido logrado, mérito de quienes durante tres administraciones trabajaron por esa membresía con ahínco. Creo que conviene porque nos sirve para compararnos con la elite y animar nuestra superación: ser más productivos y eficientes al hacerlo, con el cuido al medio ambiente y al desarrollo social siempre incluidos.

Pienso nos aceptaron como un reconocimiento a logros de nuestra historia lejana, mediana y reciente en varios campos, pero no por nuestra situación actual. Pareciera que nos tendieron una mano para darnos el impulso que como sociedad necesitamos no solamente para superar las serias deficiencias, con pandemia o sin pandemia, que se sabe tenemos, sino para que alcancemos el innegable potencial que Costa Rica, aún con su pequeñez tiene. Costa Rica además, sin ser la maravilla que algunos chauvinistas claman y que atenta contra el progreso, es un buen ejemplo en muchos campos para otros países.

El Congreso ha coadyuvado al esfuerzo y tiene que seguir haciéndolo, ojalá sin desviaciones como las recientes (i.e. violación a la regla fiscal, cartas sacadas de la manga a última hora al aprobar la modificación presupuestaria primera de la “era Elián”). No puede haber desentendimiento en los representantes de la ciudadanía, pues es mucho sobre lo que hay que legislar, mucho más que lo que señala el informe de la OCDE, que dicho sea de paso, incluye temas sobre los que ya se legisló.

El gobierno tiene que ser transparente y ejecutar lo que le toca con valentía o será recordado como el que terminó de hundir a Costa Rica. Y la ciudadanía, organizada en sectores de interés o no, tendremos que sacrificarnos, los que más tienen más que otros y salvaguardar a los desposeídos, durante la pandemia y para la concreción de un nuevo paradigma post pandemia. Uno que nos lleve a un futuro más promisorio que como lo hemos venido encaminando desde hace años: con menos diferencia de clase y mucho menos pobreza; con un modelo de producción, acumulación y consumo amigo del ambiente y sostenible, que le otorgue a todos no simplemente la oportunidad de crecimiento material, sino de desarrollo personal.

Al chocar el país con pared, el Gobierno ha propuesto el necesario diálogo intersectorial, que muchos hemos venido promoviendo desde hace años y algunos con ahínco. Diálogo que no conviene enfocar hacia el logro del consenso, pues en éste, cuando se logra, se impone el menor denominador común, lejos de la excelencia que requerimos. Conviene enfocarlo hacia el logro de entendimientos y que el gobierno actúe como un gobierno para todos, presentando un documento propuesta para la nueva Costa Rica. Este documento difícilmente lo tendrán y con la calidad requerida: no hay capacidad sistémica e institucional de planificación participativa, ni visión integral a largo plazo.

Ante la mencionada realidad, el informe de la OCDE aunque demasiado puntual y concentrado en la crisis para plantearnos a fondo un nuevo paradigma post pandemia, podría servir como documento de base. La economía es una ciencia que no miente, no admite planteamientos acientíficos aún en su forma práctica, la economía política. Me parece que el informe de la OCDE constituye un análisis económico serio con una buena dosis de humanismo; una base para emular a los países que prueban es posible ponerse de acuerdo intersectorialmente, inclusive si ello incluye un nuevo contrato social apto para el nuevo paradigma.

– Ex viceministro-subdirector de OFIPLAN.
Blog: carlosmanuelecheverriaprogresemos.com

ANEXO

1. Mantener el impulso reformador: si no lo hacemos, nos hundimos, pues son tendremos capacidad d financiar el esquema organizativo al que hemos llegado.

2. PIB real en el 2020, será como mínimo 4.9% menor que en el 2019. Se prevé que la recuperación será gradual, un 1.5% en 2021, con un desempleo de 15.5%. Pretender ir más rápido sería sobrecalentar la economía y contraproducente.

3. El déficit fiscal lo calcula la ODCE en 9.1% y en 2021 en 7.7%, asumiendo se pacte con el FMI el programa de largo plazo y nos “acinturemos”. El informe no lo dice pero hay que entenderlo así. Originalmente lo había calculado para 2020 en 8.4% del PIB y el primario en 4%) no toma en cuenta el servicio de la deuda).

4. La deuda pública será de 67.9 % del disminuyente PIB y habrá que refinanciarla ya, como lo ha planteado el gobierno, para bajar intereses y si es posible espaciarla en el tiempo. Será de 73.1 % en el 2021.

5. Desempleo cuando se preparó el informe: 17%, ahora 21%, más 17 % de subempleo y otros que no ha desistido de trabajar y no se cuentan. Hay trabajo en áreas que ya los costarricenses no ven como atractivas.

6. La prima de riesgo soberano (el riesgo adicional de quien presta plata) ha subido y es el más alto de los países latinoamericanos en la OCDE.

7. La inflación está contenida, algo que considero clave pues si ella se desboca la economía se desquicia y cuesta mucho re enrumbarla. El gastar descuidadamente, por más que sea producto de buena voluntad o cálculo electoral al legislar, sería el falta detonante. Hay que priorizar los sectores, actividades y empresas que verdaderamente pueden generar riqueza. El bono proteger, bien intencionado como es, ya sea ahora o para la próxima emergencia que espero no se dé en muchos años pero hay que verla como un cisne negro o rinoceronte gris, debe ser certero y como sugería públicamente el empresario Adrián Monge de Hotelera Marta, debe de otorgarse salvo casos muy calificados, a cambio de un trabajo, por mínimo que sea. Así se dignifica al beneficiario y se previene la “lumpenización”. Lo hicieron los coreanos del sur con su Sae Maul Undong y FDR con su “New Deal” en los EEUU.

8. La economía costarricense ha progresado en forma importante en cuando a complejidad y diversidad, tanto para el mercado interno como para exportar. Chile por ejemplo, país al que tanto admiran algunos y que ciertamente tiene mucho bueno, todavía depende del cobre en cifra cercana al 50% de las exportaciones, como era el caso del café en Costa Rica a fines de la década de los 70’s.

9. Se reconoce el esfuerzo en reforestar que llevó las zonas boscosas del 47% del territorio en el 2000 a 55% en el 2017. Este ha de ser un esfuerzo permanente, una lucha sin fin.

10. La renta (ingreso) per cápita a precios reales pre pandemia llegó a los 18 mil US$, que en la OCDE es muy bajo y ha cambiado pues cada vez son más altos los gastos para adaptarnos a la pandemia.

11. La OCDE recomienda un equilibrio entre la atención sanitaria de la pandemia y la economía. Infiero que la política también para mantener el tejido social, lo cual es evidente en el caso de Costa Rica es de alta prioridad nacional, algo que habla bien de nosotros y que debemos manejar con racionalidad.

12. Coeficiente de Gini, que mide las diferencias de clase, llega a un 0.5, 0.48 luego de las transferencias en 2019, cuando el de Islandia, un país que estuvo “quebrado” como nosotros, el mejor de la OCDE, llega a o.32 y 0.26 en el mismo año.

13. Éste dato es alarmante: las remuneraciones (sueldos y regalías) para el empleo público llegó al 50% de los ingresos en 2018, cuando el de Perú, un país que hasta ahora se está convirtiendo en ejemplar, llegó al 33%. Creo que muy a mi pesar y el del sector comercio, especialmente el importador (la propensidad de comprar lo importado es elástica respecto al ingreso), la fiesta sin respaldo productivo para darla se acabó, de una forma u otra: la buena es ajustándonos nosotros mismos y no esperando lo haga la economía por si sola. La economía como ciencia no miente y no hay tal cosa como “la economía del vudú.

14. La contratación pública ocupó el 22% del gasto en el 2018, el peor de la OCDE. En Holanda fue de 58%. Esto quiere decir que en Costa Rica en aparato estatal trata de hacer la mayor parte de sus tareas por si mismo, en lugar de subcontratarlas. Para un estatisante esto puede sonar bien; para quien considera y se respalda en sentido común, la tendencia a la ineficiencia estatal en muchos campos, esto es un desastre. De allí la importancia a futuro de las alianzas público-privadas.

15. Respecto al gasto de intereses, Alemania gastaba en el 2019 0.8% respecto al PIB; Costa Rica 4.2%y el promedio OCDE fue de 1.5%.

16. La OCDE considera la implementación plena de la regla fiscal como crítica, algo que el Congreso despreció recientemente y que ya tuvo su consecuencia negativa que ya conocemos. No somos una isla, el mundo financiero, los emprendedores y los inversionistas ven lo que estamos haciendo y nos premian o nos castigan según corresponda, lo que significa más o menos recursos financieros disponibles.

17. Específicamente, la OCDE recomienda una reforma fiscal plena, escala salarial única, una agencia de manejo de la deuda pública e incrementar el uso de procesos de contratación pública. Cuando se habla de reforma fiscal plena me parece debe de incluirse la mejoría sustancialmente en los mecanismos para cercar a los evasores y “tapar” las brechas que permiten la elusión , así como terminar con la corrupción rampante que se dice hay en las aduanas, que obviamente se da con la complicidad de quienes usan los servicios. En los tiempos de don Luis Alberto Monge, Costa Rica tuvo un ministro sin cartera para endeudamiento externo, casualmente mi apreciado amigo, compañero de colegio y a quien llevé a laborar conmigo en FEDEPRICAP el doctor Ennio Rodríguez, actual presidente del Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas de Costa Rica, quien seguramente podría aportar al respecto. El esquema fue exitoso.

18. La OCDE opina que la productividad laboral es muy baja. Se refleja en un PIB per cápita de 18 mil US$, cuando del de EEUU es de 60 mil y el promedio de la ODCE es de 45 mil. En términos absolutos y relativos, invertimos demasiado en educación y capacitación, que no es lo mismo. Si “leemos bien” las señales del entorno, hacemos buenos diagnósticos y acertamos en las decisiones, trabajando en lo que mejor hacemos, podremos subir la productividad. Esto requiere entendimientos tripartitas, gobierno-sector laboral-sector empresarial, ofreciéndole beneficios tangibles al sector laboral.

19. En cuanto a RMP (Regulación Mercado de Productos), CR tiene el peor índice, 2.6, en base a un puntaje de 1 a 6. El promedio de la OCDE es de 1.4. Esto es un desafío, como también lo es el alto grado de monopolización y oligopolización que tiene la economía costarricense, un problema estructural que requiere de mucha atención.

20. En abrir una empresa en CR implica visitar 8 entidades públicas para una sociedad anónima y 6 para una empresa personal. El promedio de la OCDE es 3.8 y 1.8 respectivamente, según datos del 2018.

21. Como ejemplo de posiblemente muchos rubros y lo que comentaba (monopolios y oligopolios), la OCDE considera muy alto el precio del arroz, que afecta especialmente a los pobres.

22. El siguiente es muy interesante: trámites en línea. En CR un 15% en MX un 74%. Somos el peor de la OCDE en América Latina. Gracias a la Providencia no eliminaron el FONATEL, que realmente lo necesitamos para los efectos de lo aquí tratado y potenciar las posibilidades de progreso de los más desposeídos. A veces la pandemia nos hace perder el sentido estratégico.

23. Respecto a la regulación y gestión para favorecer la competitividad de las empresas estatales, la OCDE considera hay espacio para mejor. Mientras que de 1 a 6 (6 lo peor) Chile tiene 1.2 en cobertura, CR tiene 3.2. Y en gestión, el promedio de la OCDE es 2.1, el CR es 3.6. Recomienda ventanillas únicas, valorar el silencio positivo, cumplir con la hoja de ruta para fortalecer la competencia y eliminar exenciones anti competencia en varios sectores (arroz, azúcar, café, servicios profesionales, servicios marítimos) . El sector productivo en sus diferentes concepciones arrastre un lastre de ineficiencia que al final sale caro y resta competitividad.

24. La OCDE valora la tozuda pobreza de 21% del total de la población y el 5% de pobreza extrema. Es vergonzante y la muestra toral del porqué es fundamental revisar la institucionalidad que aborda el tema de la pobreza, para reducir su costo operativo, mejorar la gestión y su efectividad en el campo.

25. Tasa de participación femenina en la fuerza laboral: Turquía 39%, MX 49%, CR 50% y OCDE 70%. Los datos son del 2019.

26. Población ocupada productiva….48%, la mitad por cuenta propia. Ambos indicadores son malos y posiblemente la pandemia los ha agravado.

27. CR es el país que más invierte en educación, 7.5% del PIB, el que más invierte. Japón 3% y la OCDE como promedio 4%. No estoy muy seguro de la exactitud de las cifras, pero sí de que CR es el que más gasta proporcionalmente y el que menos rédito obtiene de la inversión, como lo corrobora el siguiente punto.

28. Puntaje “PISA”: solo Colombia está peor que Costa Rica. CR recibe 417 puntos, Uruguay 450 y el promedio de la OCDE es de 490. A mi juicio, el cuello de botella medular es la formación y motivación de los docentes.

29. Necesidad de reformar integralmente el régimen global de pensiones, para evitar dispersión y desigualdades, “portillos” para pensionarse antes de los 65 años. Adecuar la edad de jubilación a la esperanza de vida.

30. Recomendaciones puntuales: mejorar el enfoque de los programas sociales; modificar el esquema de financiamiento de la seguridad social; mejorar la calidad de los maestros y otorgar a las empresas FinTech (empresas financieras innovadoras) acceso total directo al sistema nacional de pagos.

31. La inclusión financiera es desigual. CR tiene el cuarto peor índice de la OCDE cuyo promedio es 91%, en cuanto a “bancarización” de la población (% de las personal con al menos una cuenta bancaria). CR tiene un 69% de bancarización.

32. Endeudamiento de los hogares como % del PIB: 2001= 13%, en 2018 33%.

Revise también

Yayo Vicente

Tambores de guerra

Circunloquio Yayo Vicente Nuestro país descansa su seguridad externa en la institucionalidad internacional. La última …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cambio Político
Este sitio usa cookies. Leer las políticas de privacidad.