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Por Anne-Beatrice Clasmann, Marion van der Kraats y Birgit Zimmermann (dpa)
Berlín/Leipzig, 8 mar (dpa) – El incendio de una torre eléctrica y la detención de una exterrorista han devuelto a la actualidad la violencia de grupos de extrema izquierda en Alemania, que según las autoridades de seguridad no ha dejado de crecer en los últimos años.
El incendio provocado en una torre de suministro eléctrico a la fábrica de la automotriz estadounidense Tesla cerca de Berlín y la detención en la capital alemana de Daniela Klette, la exmiembro de la extinta organización terrorista Fracción del Ejército Rojo (RAF), han recordado una época de violencia que quedó atrás hace más de 30 años.
No obstante, en su informe para 2022, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (inteligencia interior) anunció un aumento del 5,2 por ciento en el número potencial de extremistas de izquierdas, hasta alcanzar las 36.500 personas, de las que más del 25 por ciento son consideras orientadas a la violencia.
Según información de dpa, esta tendencia se ha mantenido desde entonces. En comparación: en el mismo periodo, se clasificó a 38.800 personas como pertenecientes al espectro extremista de derechas, incluidas 14.000 personas dispuestas a utilizar la violencia.
La búsqueda de Klette y de otros dos exmiembros de la llamada tercera generación de la RAF ha suscitado en los últimos días expresiones aisladas de solidaridad en la escena extremista de izquierdas.
Por ejemplo, para el sábado, se anunció una concentración para en Berlín-Kreuzberg, donde Klette vivía con un nombre falso y su compañero Burkhard Garweg habría vivido hasta hace poco, a la que se espera que asistan unos 300 participantes. «Es realista pensar que habrá más gente», declaró el jueves un portavoz policial.
Diferente es el caso del ataque a Tesla, que afectó a varios municipios cercanos. Los ecologistas y residentes locales, que llevan tiempo protestando contra la ampliación de la fábrica, se distanciaron del sabotaje. Es posible que a los activistas climáticos radicales también les cueste explicar por qué se ha atacado a un pionero de la movilidad eléctrica.
El informe de inteligencia de 2022 afirmó que la escena extremista de izquierdas en la capital alemana se encuentra en una fase de «estancamiento». La presión policial es cada vez mayor y cada vez son menos los nuevos miembros. Sin embargo, esto no significa que pequeños grupos aislados puedan radicalizarse.
Por el contrario, en Leipzig (Sajonia), las autoridades estiman que el fenómeno ha crecido en los últimos tres años y el grupo dirigido por Lina E. ha sido recientemente objeto de preocupación. El año pasado, esta estudiante fue condenada a cinco años y tres meses de prisión por ataques, en ocasiones brutales, contra extremistas de derechas.
En respuesta al veredicto, grupos radicales de izquierdas se movilizaron en todo el país para celebrar un «Día X» en Leipzig, aunque Lina E. es natural de Kassel. Durante las fechas de celebración del juicio aparecieron pintadas con el lema «Liberad a Lina» en numerosos muros de la capital sajona.
Mientras tanto, el ministro del Interior de Brandeburgo, Michael Stübgen, cuyas autoridades vigilan a muchos más extremistas de derechas que de izquierdas, sospecha que el grupo que provocó el incendio de la torre de alta tensión también operaba desde Berlín.
Agentes de policía que han registrado en los últimos días varias propiedades en Berlín en busca de los compañeros de Klette no han encontrado resistencia. Sin embargo, autores anónimos publicaron en la web Indymedia fotos y matrículas de vehículos policiales.
Por su parte, la ministra del Interior, Nancy Faeser, subrayó que las autoridades de seguridad no descuidaron el extremismo de izquierdas nunca: «Para ser sinceros, hemos visto en los últimos años que se está volviendo más duro, más violento y no rehúye este tipo de acciones, y ahora hay que tomar medidas duras».
