Ana Laura Berdugo
Se le llama Ballet no solo al tipo de danza, si no a la técnica o techné correspondiente, y se le llama también a la pieza musical que fue hecha para ser interpretada junto al ballet.
El ballet no es solo una danza, es un estilo de vida. Los bailarines profesionales empiezan desde muy temprana edad porque se requiere un control total sobre el cuerpo. Cada paso está codificado y cada parte del cuerpo interviene en un todo.
La palabra “ballet” tiene varios orígenes; primero la tomamos del francés, donde se pronuncia [balé], idioma que a su vez lo había tomado del italiano balletto, diminutivo de baile, palabra que después llegó al italiano del latín y del griego.
El ballet además es una expresión artística que conjunta varias disciplinas: el arte dramático, la música, la escenografía, el vestuario, la danza, etc. y desde luego el movimiento, que es el lenguaje principal de expresión.
Las convenciones establecidas por el lenguaje del ballet son muy estrictas y rigurosas. Del mismo modo que en nuestro idioma las palabras y las letras se unen para formar un lenguaje propio, el ballet tiene su lenguaje propio.
Dentro del ballet clásico, hay unas convenciones que al repetirse una y otra y otra vez, le dan a entender al público ciertos mensajes básicos: hay un gesto específico en el que el príncipe le pide matrimonio a la protagonista, como en casi todos los ballet. También existe otra seña particular para invitar a que el público baile, o también hay una señal en particular que avisa al público cuando alguien se va a morir en la obra.
El cuerpo humano no está hecho para bailar ballet, por lo que es una técnica increíblemente difícil que desafía la gravedad del cuerpo.
En un ballet, los principales elementos son la orquesta, la pareja protagonista, y los bailarines solos, quienes en conjunto se llaman “el cuerpo de baile”.
“En el ballet, como en todo gran arte, la belleza artística no consiste en representar una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa”, dijo el filósofo Emmanuel Kant al referirse a esta técnica.
Entre los ballets más famosos del mundo están: El cascanueces, La bella durmiente, Cenicienta y El lago de los cisnes, entre otros.