René Castro Salazar
Allá por 1894 salían los cubanos de una función del Teatro Variedades, en el puro corazón de la bucólica San José. Simultáneamente por otra puerta, salían los españoles de la misma función del popular teatro.Fue cosa de un segundo, los dos grupos se toparon, se insultaron y pasaron a los balazos. Cayeron varios españoles heridos y uno muerto. Del lado cubano también hubo varios heridos, entre ellos cayó herido por la espalda, el general Maceo (ver foto) el Titán de Cobre originario de Santiago de Cuba. Desde siempre existió una segunda versión: un grupo dentro de la colonia española radicada en Costa Rica, era parte de un complot para asesinar al general Maceo y herir, quizá de muerte, el reinicio de las luchas independentistas.
Lo cierto es que Maceo quedó herido en la refriega, y cuando mi bisabuelo Nazario Castro Abarca (ver foto) jefe de la policía llega a la escena del crimen y del conflicto, se cuenta que este le dijo: “he aquí mi revólver, si lo huele verá que no ha sido disparado”. Era un Smith and Wesson calibre 48, que a partir de ese momento quedó en manos de mi bisabuelo don Nasario.
Pasó más de un siglo, de la refriega en las cercanías del Variedades, cuando conocí al coronel Hugo Crombet investigador histórico y coronel -ya en retiro – del ejército cubano. El había localizado a sus parientes en Nicoya y había comenzado a compilar los datos del grupo de exilados cubanos que con Maceo a la cabeza, se había instalado a sembrar caña en Mansión de Nicoya, así supimos que ellos vivieron exilados en nuestro país entre febrero de 1891 y marzo de 1895. La ex diputada nicoyana, Marta Araúz es una descendiente del general Flor Crombet, quien era uno de los lugartenientes del Titán cubano. Pronto descubrieron ella y el coronel Hugo Crombet que eran parientes y rápidamente colaboraron en la reconstrucción de la historia de los cubanos independentistas que vivieron su exilio en Costa Rica, y en el pintoresco pueblecito recientemente rebautizado como La Mansión de Maceo.
Vuelvo a don Nasario Castro, el revolver de Maceo que pasaba de generación en generación en nuestra familia traía una instrucción clara: es de Maceo y debe enviársele a Cuba. Le mencioné la historia a Crombet, el historiador nieto del general amigo de Maceo y de inmediato nos abocamos a planear la repatriación del arma del general.
En el 2012, mi hermano Mauricio y yo tuvimos la suerte de devolver el revólver a los cubanos. Fuimos a Santiago de Cuba y en una bella ceremonia él entregó a los descendientes de Maceo su viejo revólver y la reseña que mi hermano había documentado con ayuda de historiadores de los dos países.
Luego fuimos al panteón de la ciudad dónde reposan los restos de los oficiales cubanos y sus cónyuges ticos, entre ellos la abuela de Marta Araúz.
En uno de los encuentros se relató que Maceo y los suyos tuvieron que regresarse a Cuba poco después del incidente del Variedades pues el gobierno español y la colonia de españoles en Costa Rica presionaron al gobierno tico en su contra. El Presidente de Costa Rica, a la sazón José Rodríguez explicó al general Maceo las razones para pedirles terminar su asilo en nuestro país, y se cuenta que le entregó la espada presidencial en señal de respeto para con los luchadores por la independencia de Cuba la bella. La salida de los cubanos se daría bajo la presidencia de don Rafael Iglesias unos meses después. Martí llamó a reiniciar la lucha independendista en 1895 ( ver foto). Maceo, regresa a Cuba y muere poco después, en 1896, en su amada isla luchando por su libertad. Cuba finalmente alcanzó su independencia en 1898.
En otra ocasión nos contaron más bien anécdotas personales de Maceo: que era un mulato de ojos verdes, que medía como 1,98, que vestía bien, tenia buena educación y un aura de héroe épico que le hacían sobresalir ente los hombres. Se dice que en la sociedad costarricense de entonces fue mejor visto por las damas que por los caballeros.
El bisabuelo Nazario murió en abril de 1925. Y quien iba a imaginar que por esas cosas de la vida y la política tomaría más de cien años, cumplir la voluntad de aquel abuelo lejano y lograr que el revólver regresara a Santiago. En el museo de Santiago de Cuba, dedicado al Titán, también se expone la espada que le entregó el Presidente costarricense de entonces. En Nicoya, de Costa Rica y en Santiago, de Cuba residen muchos de los descendientes del fruto del amor que se sembró durante los años de exilio de Maceo, Crombert y sus mambises, sin duda una herencia más rica que un revólver o una espada.