Editorial: Falta la mitad del camino

Cuando todo empezó con el Coronavirus, los países tenían dos caminos: o detenían dramáticamente, sus economías, o combatían la peste sin desarmar los soportes económicos y sociales.

El primer modelo lo aplicó Costa Rica y muchas otras naciones. El gobierno de Carlos Alvarado decidió privilegiar la lucha para salvar vidas, aunque eso significaba detener actividades vitales como el turismo, las exportaciones, el comercio y muchas otras.

No por culpa de los costarricenses, debimos restringir hasta libertades públicas. El mundo había enloquecido y el peor mal llegaba desde China. Desde entonces, la dirección de la historia cambió. Existían modelos diferentes para combatir la nueva crisis. Uno de ellos lo aplica México desde el inicio de la embestida sanitaria.

El gobierno mexicano, apoyado por empresarios e intelectuales, renunciaron a detener la actividad económica y social sin renunciar a combatir el coronavirus. Dejaron de lado el lock down, que significaba la orden de encerrar a los reos en las prisiones de los Estados Unidos.

No fue esto último lo que escogió la administración Alvarado. El gobernante costarricense apostó por las vidas, a pesar que los mexicanos dicen desde, el principio, que el camino que siguió Costa Rica, y muchos otros países, acabará en la rapiña y la pobreza.

Carlos Alvarado escogió un camino que apoyan todos. Puso a prueba el sistema de salud pública y, hasta ahora, sólo contamos dos muertos.

Pero el actual gobierno tiene retos mayores: una vez que triunfemos, como así será, contra el enemigo sanitario, lo más importante será devolver la confianza a los costarricenses y poner de pie la economía.

Creemos que ese reto será mayor que activar el sistema de salud pública, sobre todo porque colocar de pie la economía, requiere de ideas innovadoras, de muchísimo diálogo político con empresarios y otras organizaciones políticas y sociales.

Alvarado deberá poner de pie a Costa Rica cuando otros países sacarán los codos para hacer lo mismo. Eso hará más difícil la tarea. La llena de mayor creatividad y visión. El país estará, sin duda, desafiado por nuevas condiciones, mientras arrastra sus viejos problemas. Eso será más duro aún.

Pero no todo el trabajo debe ser de Carlos Alvarado. Los empresarios, los políticos, los representantes sindicales, las organizaciones civiles deberán hacer sus aportes. Hay que recordar siempre que apagar la economía es más fácil que colocarla de nuevo de pie.

El camino de la recuperación ni siquiera ha empezado. El gobierno debe ser, esta vez, más transparente que nunca. Incluso, debería tener listo un grupo de sus mejores hombres en la búsqueda de las soluciones para lo que viene. De lo contrario, el trabajo nunca estará completo. Lo que empezó bien, nos llevará a la ruina, como temen los mexicanos.