Nadie en su sano juicio podrá esperar que laayuda externa siga fluyendo. Tampoco queda espacio para seguir viviendo de préstamos. Es muy posible que, una vez pase esta calamidad mundial, cada país se aboque a buscar la mejor forma de reactivar su economía, pues se supone que algunas empresas pequeñas y medianas no se levantarán jamás.En tal caso, miles de hombres y mujeres gritarán por un puesto de trabajo. Los expertos en economía y finanzas no se andan por las ramas para advertir la severa contracción económica que se avecina. Cuando el río suena…los pobres pagan.
Ante ese panorama, los costarricenses tendremos que demostrar nuestra capacidad de resiliencia, es decir nuestros arrestos para sobreponernos a una tragedia que ha dejado muertos,vacías las escuálidas arcas del estado y numerosas fuentes de empleo al borde del colapso, de su desaparición.
Todo esfuerzo debe estar orientado a la equidad y a la justicia
La comisión que sugerimos debe saber arrollarse las mangas y tener presente que esa pandemia ha cambiado al mundo. Entender, asimismo, que todo esfuerzo debe estar orientado a la equidad y a la justicia y olvidarse de ese pasado reciente en el cual el mundo se había convertido en una fábrica de pobres. Nos habíamos acostumbrado a vivir en un mundo de desigualdad, incluso perdimos hasta nuestra esencia de seres solidarios cuando callamos ante el flagelo del hambre que mata a niños y ancianos.
El coronavirus no podemos seguirlo viendo como un castigo, sino más bien como una oportunidad para un cambio universal, es decir que la codicia le seda el espacio a la oportunidad en beneficio de inmensa mayoría de seres humanos, incluidos esos pueblos que desde hace mucho tiempo tuvieron que acostumbrarse a la falta de agua, comida, y servicios asistenciales. Algo así como “los pueblos de mierda” que un día mencionó el presidente Trump.
La comisión que sugerimos debe tener presente que la mejor opción para avanzar, ya sea un individuo, una familia o un pueblo, es mediante el trabajo. En consecuencia, el mayor reto del presente y de los futuros gobiernos es la creación de nuevas fuentes de trabajo. Dejemos los parques para los niños y los adultos mayores. El resto de la población tiene que asumir un compromiso y una tarea: ponerse a trabajar, como lo hicieron otros pueblos cuando acabaron sus guerras, según narra la historia de Europa y la República Popular China, por ejemplo.