Dos modelos de desarrollo

Y usted… ¿qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

El país se debate entre dos modelos de desarrollo que, no necesariamente, son totalmente excluyentes entre sí, pero que sí tienen acentos y prioridades diferenciadas. Lo lógico y lo pertinente, para una economía pequeña como la costarricense y de grandes potencialidades, entre otras razones por su posición territorial estratégica en el medio de las Américas y el prestigio internacional del que todavía disfruta Costa Rica, en algunos temas fundamentales de la AGENDA MUNDIAL, sería un enfoque realista y pragmático que genere convergencias nacionales y se imponga, a la vez, integrar varias variables propias de la “vía costarricense” hacia un desarrollo integral, sostenido y solidario de nuestra sociedad. Este es el gran tema POLITICO del presente.

Desde siempre, la variable internacional ha sido fundamental para Costa Rica. Hoy más que nunca. Nuestra pequeña economía depende, en mucho, de la capacidad nacional para atraer inversiones extranjeras directas y transferencia de nuevas tecnologías. A su vez, el turismo, que es una de las principales actividades para distribuir internamente riqueza y ahorro generados en el extranjero, aumentará en el tanto y el cuanto mejores y positivas noticias macro económicas se generen sobre la realidad nacional, en varios frentes.

Debemos celebrar como una buena noticia, en medio de tantas otras incertidumbres preocupantes y negativas, que la misión del Fondo Monetario Internacional, la semana pasada, nos haya dado su aval y proyecte que nuestra economía crecerá al 5% y que estén dispuestos a girarle al Gobierno de la República un quinto giro en el orden de los US$ 756 millones. Además, en el Banco Central hay más de US $11.000 millones en reservas. Como nunca antes.

Con ello, la administración del presidente Chaves, pasó con buena nota este examen de variables macro económicas. Aún quedan asuntos técnicos y decisiones políticas pendientes, pero en lo fundamental, hay que decir que la política de estricta austeridad fiscal de estos primeros 18 meses de gobierno, aplicadas en medio de fuertes debates políticos nacionales, ha dado sus resultados positivos y las perspectivas de crecimiento del país están al alza.

Influyó en ello, es necesario recordarlo, la actitud patriótica de la Asamblea Legislativa y la autorización que, en un momento crítico, le dieron al Poder Ejecutivo para colocar 5.000 millones de EUROBONOS en los mercados internacionales y, con ello, sustituir deuda cara por deuda barata y a más largo plazo, con lo cual los Diputados oxigenaron la deuda pública y generaron confianza en Costa Rica. Sin confianza es muy difícil encontrar SOLUCIONES.

Ese importante objetivo de política pública, se logró a base de un constructivo diálogo nacional entre los dos poderes del Estado. De ahí nuestra insistencia para que, el mismo procedimiento democrático, se utilice entre el oficialismo y los distintos factores políticos que conforman la oposición legislativa, para enfrentar con urgencia los otros temas vitales y esenciales de la AGENDA NACIONAL: la gravísima crisis de inseguridad ciudadana y el crimen organizado, los pésimos indicadores sociales, el aumento de las condiciones de pobreza en amplios sectores de nuestra sociedad, muy serias dificultades en el campo de la educación y la salud públicas y el déficit impresionante de construcción de vivienda popular, para recuperar la “vía costarricense” y el crecimiento económico con justicia e igualdad social, en una Costa Rica de oportunidades “para el mayor número”. Esa debería ser la meta. No estoy seguro que lo sea.

El modelo de desarrollo nacional de la segunda mitad del siglo XX, sin dejar de lado la economía agroexportadora tradicional vinculada al café y al banano, primero se amplió y protegió arancelariamente en el marco de la integración centroamericana (MCCA) bajo la influencia de las ideas de la CEPAL dominantes en los años 60 del siglo pasado y, luego de la crisis de finales de los años 70 y principios de los 80, motivada por el incremento radical hacia arriba de los precios del petróleo, ese modelo de desarrollo se abrió aún más hacia la globalización, en ese entonces emergente y se afincó en la promoción de las exportaciones y la atracción de inversiones extranjeras directas y transferencia de nuevas tecnologías. Así nos fuimos hasta el cambio de siglo.

Ese modelo de desarrolló no solo nos sacó de la crisis que debió enfrentar la administración del presidente Luis Alberto Monge (1978-82) sino que generó empleo, amplió la oferta agrícola exportable a un sin número de productos de la tierra, como la piña, los chayotes, las verduras y cientos de otros productos, sino que además generó el régimen de Zonas Francas que, hoy por hoy, representa el sector más dinámico de nuestra economía de producción y exportaciones, a la vez que se empeñó en cambiar la imagen de Costa Rica y transformarnos en un ejemplo mundial, con la política de parques nacionales y conservación y armonía con la naturaleza y el medio ambiente , iniciada desde el gobierno de Daniel Oduber (1970-74) y asumida sin excepción por todos los gobiernos siguientes, desde la fecha y hasta el presente en el 2023.

Hacia fines de los ochenta del siglo pasado, la revolución científica y tecnológica, especialmente en el ámbito de las comunicaciones, transformó aceleradamente al mundo en una “aldea global”, en lo económico y político.

Pero en todo momento, hay que decirlo y defenderlo como una realidad histórica, hasta el cambio de siglo, el modelo costarricense se fundamentó siempre en la tesis de que las variables para generar crecimiento económico y más producción nacional y exportaciones, sobre la base de estímulos correctos y necesarios al sector privado productivo, deberían estar acompañadas de políticas sociales de empleo, educación pública y universalización de una Seguridad Social con atención médica y hospitalaria de primer nivel. En eso coincidimos social demócratas, social cristianos y una gran mayoría nacional.

De esa forma, nuestro país se transformó en un ejemplo para otros países de América Latina que, aún desde antes, nos reconocían como un país singular y diferente por no tener ejército, ni gastar un cinco del Presupuesto Nacional en mantener militares, sino en ampliar y llevar la educación a todos los cantones de la República, como fue la herencia fundamental de la Revolución de 1948.

No quiere eso decir que no se cometieron errores, porque si los hubo, especialmente a partir del cambio de siglo y en los últimos seis gobiernos. Entre otros, señalo los siguientes:

  1. Un crecimiento desmesurado del tamaño del Estado Costarricense, con la creación de innumerables instituciones y funciones que duplicaban servicios ya existentes al antojo político de los Diputados, lo que ha generado una gravísima y costosa disfuncionalidad operativa en el sector público, agravada por los interminables trámites y controles a que los emprendedores y los ciudadanos en general, se ven sometidos para cualquier gestión, desde las propiamente municipales hasta las del sector centralizado y descentralizado del Estado. La maraña de leyes en nuestro país es un obstáculo al desarrollo. Nótese que no hablo del factor número de trabajadores públicos, porque seguimos por debajo o en los límites de los índices de la OCDE. Hablo de la disfuncionalidad y la tramitología excesiva y abusiva del Estado Costarricense.
  2. Si hablo y señalo los excesos en los salarios, pluses y las pensiones de lujo de la alta burocracia estatal e incluso académica en nuestro país. Ahí hay una desproporción, incluso, con respecto a los mismos salarios y pluses de los mismos trabajadores y ejecutivos, en posiciones similares, en el sector privado.
  3. Un aumento fuera de toda realidad para un país en desarrollo, en el monto, los intereses y los plazos de la deuda pública, trátese de la colocada a nivel nacional como de la negociada en los mercados internacionales o con instituciones de financiamiento a nivel mundial. Quizás no estamos a los niveles esquizofrénicos de Argentina, pero el acumulado de la deuda pública, es uno de los principales problemas estructurales de Costa Rica en esta segunda década del siglo XXI. Un 80% es nacional y 20% es propiamente extranjera y con la paradoja que, en lo fundamental, es una bolsa del mismo Estado debiéndole a la otra, en el mismo pantalón del mismo Estado que es UNO. Un tema que con más voluntad política se podría enfrentar y resolver. ¿En que se ha gastado esa billonada de dólares contantes y sonantes que entraron a Costa Rica o fueron adquiridos por el Ministerio de Hacienda de los excedentes presupuestarios y ganancias de los bancos estatales y algunas instituciones autónomas? Por lo menos, en infraestructura de carreteras y puentes no ha sido, porque el rezago de Costa Rica es hasta con los otros países de Centro América y la República Dominicana en el Caribe. Tenemos la peor infraestructura de carreteras, puentes, muelles y aeropuertos de la región, a niveles de vergüenza nacional. Tanto que se impone una AUDITORIA CIUDADANA seria y responsable, técnica y objetiva, para determinar este misterio de la vida nacional, en las últimas dos décadas y sus seis gobiernos.
  4. Nuestros políticos con poder, NO han hecho absolutamente nada para modificar la legislación tributaria en Costa Rica. La carga del presupuesto nacional y el pago de la cuantiosa deuda pública a que hemos hecho referencia, curiosamente, no están en los así llamados “grandes contribuyentes” que, como ha sido puesto de manifiesto y expuesto en la prensa nacional, declaran cero utilidades con el asesoramiento de profesionales especializados. La carga tributaria la soportan los trabajadores asalariados del sector público y privado y los profesionales independientes, así como las pequeñas y medianas empresas nacionales. Esa es la más absoluta verdad y es un hecho probado.
  5. Los dos grandes pilares de nuestro Estado Social de Derecho se descuidaron y dejaron de ser prioridades nacionales. Hablo del Sistema de Salud y de la CCSS, así como del Sistema de Educación Pública y sus más de 4000 escuelas y colegios de secundaria en todo el territorio nacional. No me refiero solo a la infraestructura física, me refiero a la calidad de la educación y la eficiencia de los servicios médicos y hospitalarios, para no introducir, como es hora que se haga en el país, el altísimo costo de las medicinas en Costa Rica y la imperiosa necesidad de universalizar los SERVICIOS FARMACEUTICOS de la CCSS, como parte esencial de nuestro Estado Social de Derecho. En estos dos frentes, los retrocesos de nuestro modelo de desarrollo son censurables y monumentales.
  6. Finalmente y para complicar aún más la situación nacional en el plano de sus problemas estructurales y el retroceso de las variables e índices sociales, hay un hecho dramático que solo puede ser considerado la más grande de las irresponsabilidades nacionales y políticas que se han cometido y es la penetración del narcotráfico y la criminalidad organizada en Costa Rica, hasta transformarnos en el principal país exportador de drogas a los Estados Unidos y Europa, transformando el territorio nacional en un espacio de delincuencia, sicariato y ajusticiamientos diarios, sometiendo el sistema de vida y la seguridad de los ciudadanos y nuestro habitantes y familias, en el primer problema que debe afrontar y resolver Costa Rica, antes de terminar como un país fallido al estilo de tantos otros de los que, en el pasado, nos logramos diferenciar. En este extremo no hay excusas ni justificaciones que valgan y seguimos, sin un enfoque y acciones positivas que sean integrales, paralelas y eficientes en varios frentes de la vida nacional, porque como NO me canso de escribirlo y decirlo NO ES SOLO UN TEMA DE POLICIA. Veremos que plantea el ministro Mario Zamora y el Gobierno de la República en el mes de noviembre.

Ahí es en donde estamos. Algunos creen que con pasar el examen del Fondo Monetario Internacional en el aspecto fiscal y con tener la deuda pública pagada y al día, como lo ha hecho el gobierno del presidente Rodrigo Chaves, estamos al otro lado y que, por la vía del goteo, poco a poco, vamos a ir saliendo, según piensan los economistas y los políticos neoliberales de los últimos tiempos en Costa Rica. Otros, felizmente una minoría nacional ínfima, todavía sueña con los delirios revolucionarios de las utopías del siglo XX, a pesar de que ya no existe la Unión Soviética y Cuba, Venezuela y Nicaragua no son en absoluto modelos a seguir, en América Latina, para quienes creemos en el sistema de vida en libertad y democracia. A otros, en la cúpula económica de nuestra sociedad a lo mejor el tema ni les interesa ni les preocupa. Son otras las personas a quienes el modelo de desarrollo actual está dejando de lado.

Lo muy grave es que esos “otros” son un porcentaje altísimo de costarricenses.

Para peor de males y como un fenómeno inevitable de nuestro tiempo, las redes sociales lo confunden todo y las campañas masivas y pagadas de PROPAGANDA POLITICA tienden a transformar lo bueno en malo y lo malo en bueno, para usar dos palabras que ejemplifican y simplifican lo que debería ser, por el contrario, la base de análisis para un gran debate nacional de SOLUCIONES sobre adonde estamos y si existen o no, posibilidades y alternativas de convergencia nacional para transformar y hacer los CAMBIOS de que está urgido el modelo actual de desarrollo nacional, para recuperar y profundizar en un modelo que, a la vez que sea capaz de generar riqueza y crecimiento económico, por la vía de un Estado Facilitador del desarrollo nacional y el estímulo a miles de miles de emprendedores privados en el ámbito de la producción y los servicios, entendiendo y potenciando a la vez las fortalezas de Costa Rica en la “aldea global” del presente y sin descuidar ni sacrificar ni un milímetro las variables sociales, la educación, la salud pública y la seguridad nacional y ciudadana. Un modelo de desarrollo económico y social integral que sea sostenible y compatible con el país amigable con la naturaleza y el ambiente que decidimos ser y que debe ser siempre la meta nacional.

¿Es posible? Estoy convencido de que una gran mayoría nacional dice que SI. Pero si el tema es solo el equilibrio fiscal y el pago de la deuda pública y sus intereses, no lo vamos a lograr. Eso lo tengo absolutamente claro y así lo digo.

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