Domingo de la Palabra de Dios: una breve introducción a la Biblia

Ocean Castillo Loría

Domingo de la Palabra de Dios

Gracias al Papa Francisco, el 30 de diciembre de 2019, se publica la Carta Apostólica: “Aperuit Illis”, por medio de la cual, se instituye “el Domingo de la Palabra de Dios”. El título de esa misiva, viene del Evangelio de San Lucas, cuando el Resucitado, se les aparece a los discípulos “camino a Emaús”: “…les abrió el entendimiento para comprender la Escritura” (Lucas 24: 45)

Este domingo, que queda definido como el de “La Palabra de Dios”, es el tercer domingo del Tiempo Ordinario en el Calendario Litúrgico. La idea, de la celebración, según el mismo Papa es: “hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar a todo el mundo esta riqueza inagotable”.

Punto aparte, la elección de este domingo, tiene una intención ecuménica, ya que se ubica dentro de las actividades de la semana de oración por la unidad de los cristianos (18 al 25 de enero de 2021).

Por eso mismo ha dicho Francisco: “La Biblia es el libro del Pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión a la unidad. La Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo”. De igual manera, destaca la unión entre la Biblia y la Iglesia: “porque la fe proviene de la escucha y la escucha está centrada en la Palabra de Cristo”.

También, el Papa destaca la unión entre Biblia y Eucaristía, para ello, cita el Concilio Vaticano II: “la Iglesia a venerado siempre la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues, sobre todo en la Sagrada Liturgia nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el Pan de Vida que ofrece la Mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo (DV 21)”.

Otra sumatoria, es la relación, Biblia y Tradición. De nuevo la cita del Concilio Vaticano II: “El carácter escrito de la primera no le quita nada a su ser plenamente Palabra Viva; así como la Tradición viva de la Iglesia… tiene el Libro Sagrado como ‘regla suprema de la fe’” (Ídem)

A lo dicho, se debe añadir que la Biblia, nos es útil para salir del individualismo. Esto por la vía del amor o la caridad. Tal cosa es positiva, porque el individualismo es (Dice el Papa): “… la asfixia… (y la) esterilidad…”; la contraparte, es el “compartir y la solidaridad”.

Entonces, la idea de este “Domingo de la Palabra de Dios”, es tener un mayor vínculo con la Biblia. Esto, porque ella misma lo dice: “(La Palabra) está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas” (Deuteronomio 3: 14)

Por nuestra parte, tomando en cuenta que: el próximo domingo 24 de enero de 2021, será la mencionada festividad, haremos en este artículo, una breve introducción de la Biblia. Para tal fin, utilizaremos como base, el material propio de la “Biblia de la Iglesia en América”, que es la más reciente edición de la Escritura, respaldada por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM, 2019)

Revelación de Dios

En el judeocristianismo, Dios crea al ser humano y busca constantemente, tener una relación con él. Así, nos invita a acompañarle a participar de su propia vida. Nos hace sus hijos e hijas. Dios se nos regala, la invitación es a aceptar ese obsequio (Esa “dádiva”, se dice en las traducciones “tradicionales” de la Biblia al español); si se acepta el regalo: se ama a Dios y se ama al prójimo (A los hermanos)

Bajo este contexto, Dios se “historiza”, “se hace historia”, primero, con una escogencia: el pueblo de Israel, con el cual, se comunica por su Palabra (Por ejemplo, habla con Moisés), y por sus obras. En Israel, escoge a determinadas personas, para llevar adelante, su proyecto de salvación (Y enfatizamos nosotros desde la Teología Latinoamericana): su proyecto de liberación.

La plenitud de esos proyectos de salvación y liberación es Jesús. Recuérdese lo que se considera o se puede considerar el corazón de la Biblia: Juan 3: 16 (deberíamos aprovechar este III domingo del Tiempo Ordinario, para tomar la Biblia y leerla)

Así, Jesús anuncia el Reino de Dios. Y desde, una Teología Histórico – Crítica, ese Reino de Dios, se opone al sistema de dominación, éste tenía 3 patas:

  • Una política al servicio de determinados grupos: los ligados o encarnados en el Imperio Romano y en el sacerdocio del Templo.
  • Una economía egoísta: donde, por cierto, los grupos vinculados a la política, también están ligados a esta dinámica económica para su bien. Los demás, quedan oprimidos y marginados.
  • Una religión opresiva: llena de requisitos y condiciones, con el objeto de oprimir al pueblo y alimentar las arcas del Templo.

En oposición, el Reino de Dios que predica y concreta Jesús, también tiene 3 patas:

  • Una política del servicio.
  • Una economía para la solidaridad.
  • Una religión, que basada en el servicio, libera.

En ese Reino de Dios: en esa práctica, en esa Palabra de Jesús, se muestra el rostro misericordioso de Dios (no en balde, uno de los centros o el centro principal, del mensaje del Papa Francisco, es que “Dios es misericordia”)

Ese regalo de Dios, implica, además, la venida del Espíritu Santo: con este Espíritu, y con los seguidores de Jesús, se conforma una nueva comunidad (Iglesia), esa comunidad es abierta: a judíos y a no judíos. Súmese que es una comunidad de y en seguimiento al Resucitado. Ese seguimiento, hace recuerdo y actualiza la memoria de Jesús, para la liberación y salvación de la humanidad.

Tradición y Escritura

En este marco, tanto con Israel, como con la Iglesia, la revelación de Dios es paulatina y progresiva (Esta tesis es clave en Teología Bíblica); Dios se va revelando, va llevando con la luz del Espíritu Santo, a la luz plena: Jesucristo.

Ahora bien, esa revelación, se va concretando con los seres humanos, a través de diversas maneras de trasmisión: primero oral, luego escrita (De donde derivan los distintos géneros literarios que se encuentran en la Biblia)

Así, en la Biblia encontramos:

  • Narraciones.
  • Relatos de enseñanza (Catequéticos)
  • Cantos.
  • Ritos.
  • Celebraciones.
  • Leyes.
  • Testimonios.
  • Vida.

En esta lógica: en un proceso lento, se fueron formando los libros bíblicos. Con esto, hay un elemento clave de la Teología Bíblica, que cuesta mucho que muchos creyentes comprendan: “La Biblia no cayó del cielo”. Esta tesis, es combatida, por un mal concepto de la “Biblia como Palabra de Dios” (Se supone que, al ser Palabra de Dios, el texto no depende de su género literario, de la historia, de la sociedad, de la economía o la política de su contexto de origen), a esto hay que adherir la interpretación fundamentalista de la Biblia, muy propia en comunidades de fe no católicas.

De nuevo: “La Biblia no cayó del cielo”, es memoria viva de los pueblos judío y cristiano, esa memoria viva: es un pasado, que tiene vigencia en el presente (Memoria, que se convierte memorial) y en el futuro.

Aquí hay otro punto, que, tanto a creyentes, como a los no creyentes les cuesta entender: la Biblia, no nos presenta historia, como entendemos la historia en Occidente. No es consignación exacta (Como podría hacerlo la fotografía, el video o una grabación de audio): nos presenta la Biblia, una interpretación de la historia, interpretación desde los “lentes” de la fe. Esa asimilación, tiene resonancias para hoy y para el futuro de las comunidades creyentes.

Formación de las Escrituras

La palabra Biblia, viene del término griego “libros”, en ellos, tanto judíos y cristianos vemos la Palabra de Dios, ella trasmitida y escrita por seres humanos (De nuevo: “La Biblia no nos cayó del cielo”)

Esos seres humanos, están inspirados por Dios. Entonces: ellos surgen en una comunidad, en una historia, en una dinámica política, en una dinámica económica, en un contexto cultural determinado. Desde allí, los autores escriben y se dirigen a sus comunidades; para ello, usan sus facultades, sus talentos, para realizar su misión: entonces la Palabra, es inspirada por el Espíritu Santo, sin dejar de ser palabra humana (Literatura de los escritores)

Por otro lado, en varios libros bíblicos, intervienen varios autores, pero muchos de ellos, se pierden en el tiempo. De hecho, aquí entra un tema, que puede ser un poco técnico, pero vale la pena tratarlo: desde una visión fundamentalista, se nos ha enseñado que los libros tienen un solo autor, por ejemplo:

  • El Pentateuco es de Moisés.
  • Josué, es propio del sucesor de Moisés.
  • Los Evangelios, son de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
  • Todas las Cartas de Pablo, son de él.

Pero esto no es del todo cierto, y en muchas ocasiones, es totalmente falso:

  • Desde el siglo XIX, se sabe que el Pentateuco, es atribuido a Moisés, pero no es de él.
  • Los Evangelios, no son solo fruto de sus autores conocidos, sino, de las comunidades de fe, a las que pertenecían (Por ejemplo, los escritos de Juan, digamos: Evangelio, Cartas y Apocalipsis, pertenecen a la visión teológica y la comunidad del apóstol, lo que los especialistas definen como: “La Comunidad del Discípulo Amado”)
  • Algunas Cartas de Pablo, son originales de él, pero otras, son escritas por discípulos suyos, pero le ponen el nombre del “Apóstol de los Gentiles”.

En esto de la autoría de los libros, ha jugado en muchas ocasiones, un papel fundamental la Tradición: sirva como ilustración, el tópico de los Evangelios: según San Papías, los autores de ellos son: Mateo, Marcos, Lucas y Juan: hoy sabemos que sí, ellos son, pero no solo ellos, sino, también (Repetimos), las iglesias a las que pertenecían.

Independientemente de esto, esos libros, esa biblioteca, la Biblia: es Palabra de Dios…

Ahora bien, nótese que esa Biblia, no es homogénea: es plural, por eso la Biblia, es también conocida como: “Las Sagradas Escrituras”: es decir, hay una pluralidad de libros y de géneros literarios. Pero esas “Sagradas Escrituras”, son unidad en la diversidad: ¿Dónde está esa unidad?: en el mensaje.

Entonces: la Biblia no es exacta (Esto implica: que no es históricamente exacta, tal y como nosotros comprendemos la historia), pero es veraz: es decir, su mensaje es la verdad (Esta tesis, es clave en la Teología Bíblica)

Esas “Sagradas Escrituras”, que también es: “Sagrada Escritura”, tiene dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El primero, refiere al periodo anterior a la venida de Jesús. Y la segunda, parte desde su nacimiento.

La Biblia fue compuesta entre los siglos X a.C. al I d. C., al principio, por medio de fragmentos, la redacción tal y como la conocemos, por ejemplo, del Antiguo Testamento, se da entre el VI a. C. al I d. C.; la del Nuevo Testamento, en su mayor parte, entre los años 50 y 100 de nuestra era.

Para el siglo XIII, los libros se dividen en capítulos. En el siglo XVI, los capítulos se dividen en versículos. En materia de idiomas, la Biblia fue escrita en: hebreo, arameo y griego. La mayor parte del Antiguo Testamento, fue escrito en hebreo, pero hay partes escritas en arameo: segmentos de Esdras y Daniel. También hay partes en griego. En cambio, todo el Nuevo Testamento, fue escrito en griego.

En otro orden de cosas: desde muy temprano, los judíos vieron la necesidad de traducir la Biblia (El Antiguo Testamento), al griego. La idea era que los judíos que vivían en Alejandría, Egipto (Que hablaban griego) pudiesen acceder a Las Sagradas Escrituras; asimismo, esa Biblia hebrea, debía ser traducida al arameo, pues los judíos en Palestina, en aquellos momentos, ya no sabían el hebreo, en el que fue escrito, lo que conocemos como el Antiguo Testamento.

En lo que refiere a los cristianos, ellos, comenzaron a traducir “La Biblia completa” (Antiguo y Nuevo Testamentos) a diversos idiomas: latín, siriaco, copto y por donde avanzaba la Buena Nueva de Jesucristo. Asimismo, conforme surgían nuevos idiomas, surgían nuevas traducciones; al español, la Biblia fue traducida en el siglo XIII.

¿Una o diversas Biblias?

De lo antes dicho, es decir: de las traducciones de la Biblia en griego y en arameo o para las comunidades judías “Palestinenses”, se dan variantes en el número de libros de “Las Sagradas Escrituras”.

Esto, nos debería hacer entrar en la introducción del antiguo Testamento, pero dado el objetivo de síntesis de este trabajo, lo diremos de manera resumida: los católicos aceptamos 73 libros bíblicos: 46 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento.

Los hermanos evangélicos o protestantes, aceptan 39 libros en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento (Los judíos aceptan 39 libros para su Biblia, pues no reconocen el Nuevo Testamento)

Esto nos lleva a un postulado clave: los católicos, aceptamos la traducción griega de la Biblia: ella contiene los 39 libros, aceptados por los “palestinenses”, pero, incluye, libros o segmentos de libros, que fueron aceptados por los judíos de Alejandría.

Los hermanos evangélicos o protestantes: aceptan el Antiguo Testamento, tal y como la aceptaron las comunidades judías “palestineneses” …

Hay que tener conciencia, de esta diversidad, pero la Biblia no debe ser objeto de división o disputas internas dentro del cristianismo. Debemos partir de lo que nos une, todos debemos responder al mismo Dios que nos habla.

Algunas características principales de la Biblia

La Biblia es Palabra de Dios y palabra de hombres (Palabra de humanidad): Dios habla, pero usa la voz de la humanidad. La Biblia es fruto de la inspiración del Espíritu Santo, pero él, no dictó la Biblia. Hay pues, un respeto a los escritores y a su contexto: político, social, histórico, económico y de ese contexto, los valores de ellos (Punto aparte de sus habilidades personales); de nuevo: la Biblia no es exacta, pero es veraz.

Asimismo, La Biblia, no es un libro de biología o de química: es un libro religioso (Entendiendo religión, como el medio de “religar”, de volverse a unir, de reunirse con Dios, con el prójimo, con la naturaleza); en razón de ello, podríamos acercarnos a él (Al libro religioso, que es la Biblia), desde fuera del ámbito religioso, pero lo ideal, es ponernos (Y entender) los lentes de la fe, es entrar en oración, en escucha atenta, a lo que Dios nos dice por medio del Espíritu Santo.

Una vez más: la Biblia es Palabra de Dios y palabra de hombres (Palabra de humanidad) y en tanto palabra de hombres, el Libro, debe ser abordado, sin perder de vista el tema literario (Los géneros literarios) o los contextos de los que ya hemos hablado. Por esto, una cosa es leer la Biblia y otra, es estudiar la Biblia.

Aquí leer la Biblia implica una subjetividad: ¿Qué me dice a mí el texto?; ¿Qué sentimientos y pensamientos me suscita?

Estudiar un texto, implica entrar en el conocimiento histórico, político, económico, religioso, en el que surge, para ello, es fundamental tener una buena Biblia de Estudio, ella junto a otros instrumentos para la profundización.

En el caso del catolicismo, podemos mencionar las siguientes Biblias de Estudio:

  1. La Biblia de Estudio Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos.
  2. La Biblia de Jerusalén (Que contiene notas sobre lingüística)
  3. La Biblia Latinoamérica o conocida como Latinoamericana: que además de las introducciones de los libros, contiene notas pastorales (Hay una edición ampliada, llamada de formadores)
  4. La Biblia de América: que aparte del estudio de capítulos, tiene estudio de segmentos (Perícopas)
  5. La Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schokel): con excelente traducción del texto y notas.
  6. La Biblia de Nuestro Pueblo: es la versión de la Biblia del Peregrino, para América Latina. Esta versión, tiene excelentes notas de contexto y para la reflexión, conforme a las realidades del subcontinente.
  7. La Biblia para el Pueblo de Dios: con una excelente traducción y notas (Esta es la misma Biblia que ha sido publicada como: Nuestra Sagrada Biblia: misión continental)
  8. 8) La Biblia de Nuestro Pueblo con Lectio Divina: es el texto de la Biblia del Peregrino, pero con esta herramienta de oración, que es la Lectio Divina (Más adelante hablaremos de ella)
  9. La Biblia Didáctica para Jóvenes: dirigida a ese grupo, con notas y secciones para oración y reflexión.
  10. Biblia Y Latinoamérica: es una selección de capítulos de la Biblia, con notas para la reflexión de la juventud. Tiene referencias cruzadas, con el Catecismo Youcat Latinoamérica.
  11. Nueva Biblia Española: predecesora de la Biblia del Peregrino, excelente traducción.
  12. Biblia de Jerusalén edición pastoral con guías de lectura: esas guías, facilitan la reflexión de los textos.
  13. Biblia Católica para jóvenes: semejante a la Biblia Didáctica para Jóvenes.
  14. Biblia Torres Amat: una de las traducciones más valoradas en el catolicismo, con notas pastorales y lingüísticas.
  15. Biblia Católica fe y vida: una ampliación para más lectores de la Biblia Católica para Jóvenes: excelentes notas de reflexión y doctrinales.
  16. Biblia de la Iglesia en América: la cual ya hemos citado, dirigida para que laicos puedan evangelizar, con excelentes introducciones y notas.

En el ámbito protestante, resaltamos las siguientes Biblias de Estudio:

  1. La Biblia de Estudio Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos. (La volvemos a citar dado que, en los insumos de esta Biblia, participaron teólogos católicos y protestantes)
  2. Biblia de Estudio NVI: con excelentes notas de aplicación personal, sobre arqueología y bocetos biográficos de personalidades bíblicas.
  3. Biblia de Estudio Punto de Partida: con notas sobre 30 temas claves a lo largo de la Biblia y artículos especiales.
  4. Biblia de Estudio Pentecostal (Conocida hoy como Biblia de Estudio Vida Plena): diversos tipos de notas de estudio, artículos, énfasis en temas propios de la tradición pentecostal.
  5. Biblia de Estudio de Apologética: más de 130 artículos escritos por pensadores cristianos contemporáneos, sobre preguntas relevantes para la vida; notas sobre pasajes difíciles, que son usados por diversos movimientos, para distorsionar la doctrina cristiana tradicional; bosquejos biográficos de importantes apologistas cristianos; cuadros comparativos de las religiones en el mundo.
  6. Biblia de Estudio GPS: guía – poder – sabiduría: con preguntas de reflexión ubicadas a lo largo de la Biblia, para la reflexión y estudio; artículos de fondo sobre conceptos bíblicos; versículos para memorizar; diversas notas de estudio.
  7. Biblia de Estudio senda de vida: con énfasis profético, de las Biblias reseñadas, ésta, es la más “floja”.
  8. Biblia de Estudio tras las huellas del Mesías: Notas de Estudio con teología de la iglesia primitiva, rabinos y fuentes extra bíblicas; contiene preguntas de reflexión; contiene artículos sobre la cotidianidad en tiempos bíblicos; estudio de palabras clave en los pasajes; artículos de profundización de textos bíblicos.
  9. La Biblia para la predicación: tiene recuadros con bosquejos y sermones; manual de homilética básica; modelos de sermones; glosario básico de homilética y predicación.
  10. Santa Biblia con reflexiones de Lutero: con textos escritos por el reformador, prédicas de Lutero, sobre ciertos pasajes o libros de la Biblia; Catecismo Menor para los pastores y predicadores indoctos.
  11. Santa Biblia de Estudio: el caso de Cristo: las notas de estudio, están escritas por el apologista Lee Strobel, sobre: Cristo, la fe, la Biblia, Dios como creador.
  12. Biblia de Estudio Diario Vivir: perfiles biográficos de personalidades bíblicas; bosquejos de los libros, con aplicaciones para la vida actual; megatemas de cada libro, explicando su significado y su importancia actual; notas y guías doctrinales; armonía de los Evangelios.
  13. Biblia de la Reforma: con citas de los Padres de la Iglesia y notas para la aplicación a la vida, entre otros insumos.
  14. Biblia de Estudio Scofield: tiene como punto negativo, el estar ligada a una teología dispensacionalista. Tiene sistema de referencias temáticas en cadena.
  15. Biblia Nueva Reforma: su estudio tiene como enfoque América Latina, proyecta los principios de la reforma hacia el futuro. Tiene apuntes de exegesis y ciencias sociales, contiene pensamientos claves de Martín Lutero.
  16. Biblia de Estudio Holman: estudios de palabras hebreas y griegas, fotografías, líneas del tiempo y mapas; ensayos sobre temas teológicos y prácticos; artículos especiales.
  17. Biblia de referencia Dake: múltiples referencias cruzadas, esquemas temáticos, listas temáticas; tiene el defecto de interpretaciones erradas, fruto de una visión altamente literal y fundamentalista del texto.
  18. Biblia de Estudio del Expositor: las notas están metidas en el texto (Diferenciadas por el color rojo); concordancia y ayudas bíblicas, comentario bíblico abreviado.
  19. Biblia de Estudio Mundo Hispano: sus notas son variadísimas: culturales, arqueológicas, textuales y de traducción; hermenéuticas, éticas, apologéticas y misionológicas.
  20. Biblia Plenitud: sus notas de estudio, tienen una inclinación pentecostal.
  21. Biblia de Estudio Matthew Henry ampliada: sus notas, están basadas en el comentario bíblico de M. Henry, ellas se han ampliado con múltiples autores evangélicos, tiene notas: filológicas, histórico – contextuales, doctrinales, exegéticas – devocionales.
  22. Biblia de Estudio Teológico: muchas notas de estudio esclarecedoras, muchísimos mapas, tablas comparativas, cuadros temáticos, artículos fundamentales para el cristianismo del siglo XXI.
  23. Reina Valera Contemporánea: edición de Estudio: está muy basada en: La Biblia de Estudio Dios Habla Hoy.

Con esto dicho, hay que expresar también que la Biblia es palabra eclesial: ella es la voz del pueblo de Dios: el judío en el Antiguo Testamento y el cristiano en el Nuevo Testamento (El cual, no desprecia el Antiguo). Los escritores, son inspirados, pero surgen en una comunidad, de ella, reciben la tradición, y escriben en esa comunidad y para ella. Allí suscitan y consolidan la fe, allí hay vida, luz y guía. De aquí surge la lista de los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos.

Así, la Biblia es del Pueblo de Dios. Todos debemos aportar para su comprensión (Esta es la principal razón, del presente trabajo): hay que leerla, escucharla con devoción, interpretarla, trasmitirla y vivirla. Esto implica una estrecha relación entre: comunión eclesial, Magisterio, Teología, y el sentido de la fe del pueblo. Bajo esta ecuación, los cristianos, oímos la Biblia y la servimos.

Asimismo, la Biblia es viva y actual: Dios en su Palabra, nos interpela, por tanto, espera de nosotros una respuesta: amarle, y amándole a él, amar al prójimo: así se concreta la justicia, el servicio y la solidaridad a los marginados y a los oprimidos (De un sistema de dominación egoísta en lo político, en lo económico y lo cultural)

Entonces: de nuevo, la Biblia contiene la Palabra de Dios, la creación también la contiene. Por ello, la Biblia y el Magisterio, nos llaman a cuidar la ecología. En esa ecología, estamos los seres humanos: en los que debemos descubrir el rostro de Cristo y, por tanto, el del Padre.

Ese Cristo, ese Dios – Padre, es el Señor de la historia, por tanto, en acontecimientos que se oponen al proyecto de Dios, estamos llamados a transformar el sistema de dominación (Por medio de la política, la economía, la cultura)

De eso habla Cristo, de eso habla su Palabra, que es Palabra eterna del Padre, Palabra hecha carne, Dios y hombre verdadero: entonces: ¿Cuál es el objetivo de la Biblia?: llevarnos a un encuentro personal con Cristo, pero también a un encuentro como Pueblo de Dios.

Lectura e interpretación de la Biblia

Por todo lo antes expuesto, podemos decir que: la Biblia es un obsequio de Dios para su pueblo, decía San Jerónimo, que desconocer las Escrituras, es desconocer a Cristo. Por eso, los creyentes debemos tener un fácil acceso a la Biblia; aquí, debe reconocerse que, en el catolicismo, por muchos años, ese acceso se restringió, pero esto ha cambiado con el Concilio Vaticano II.

Si se lee la Biblia, se debe interpretar. Esto a veces es complicado, pero nos recuerda el diálogo entre Felipe y el eunuco etíope: el cristiano le dice al africano, si entiende lo que lee, a lo que éste responde que no puede entender, si alguien no le explica (Hechos 8: 30 – 31)

Asimismo, se rememora aquella idea de Pedro, sobre las cartas de Pablo, en las cuales, según el pescador, hay cosas difíciles de entender, las cuales son tergiversadas por ignorantes e indecisos, lo cual alimenta su propia perdición (2 Pedro 3: 16)

Con estos ejemplos, resulta clave el tema de la interpretación de la Biblia: ¿cómo debe hacerse?:

  • Con espíritu de fe, escucha, oración: de este modo, nos abrimos al Espíritu Santo, dialogar con Dios, el que nos sale al encuentro y nos habla, esto por medio de Jesucristo, Palabra Eterna del Padre.
  • En un ambiente eclesial: nos abrimos a Dios, nos abrimos a los demás, pertenecemos al Pueblo de Dios, ese Pueblo se ayuda en la interpretación.
  • Actitud racional: en esto nos resulta fundamental, una perspectiva histórico – crítica, que nos permite desentrañar lo que está detrás de los libros bíblicos: la política, la economía, la religión, la cultura, la sociedad de un tiempo. Esto, nos permite la correcta comprensión de la Escritura.

Entonces: ¿Qué necesitamos para interpretar?:

  • Leer atentamente, leer y releer para comprender: no es tomar todo “al pie de la letra” (Fundamentalismo); hay que entender: ¿Qué quiere decirme el texto?
  • Vamos de lo específico a lo general: los versículos pertenecen a un capítulo, el capítulo pertenece a un libro, el libro es parte de un conjunto de libros (La Biblia); así, hay que leer en el libro, lo que está antes y después del pasaje seleccionado. De igual manera, de nuevo, es fundamental una buena Biblia de Estudio, esto para ver las introducciones de los libros y las notas de los respectivos pasajes (Ojo: no se trata de ver las introducciones y las notas, sin leer los pasajes o de leer los pasajes, sin ver las introducciones y las notas)
  • Tener claro, que el mensaje de Dios, no está en un pasaje aislado, sino, en el conjunto de toda la Biblia: una doctrina, no se puede sostener en unos versículos o en una frase suelta. Esto es manipulación a conveniencia del que esto hace.
  • Apertura para actualizar la Palabra: dejarnos iluminar por ella, dejarnos cuestionar, dejarnos transformar: en servicio, en solidaridad, entiendo que la ética del servicio es la verdadera libertad.

La lectura de la Biblia puede ser individual o comunitaria (El estudio también puede serlo, pero en el caso del estudio individual, la dimensión eclesial de la lectura y estudio bíblico de la que hemos hablado, se da por medio del aporte de los especialistas en la Biblia de Estudio y en la oración); obviamente, la lectura comunitaria, se da en la liturgia o en la lectura orante (Lectio Divina, que estamos pronto a abordar)

Participando en la liturgia, se lee la Biblia y podemos participar de la Palabra de Cristo, en esa Palabra, Cristo está presente. Por eso la comunidad debe estar en recogimiento y escucha. A partir de allí, se medita y se ora. De esta dinámica se alimenta el espíritu misionero: lo que escuchamos, lo que meditamos, lo que oramos: debemos compartirlo con los demás: en verbo y en obra.

Así, repetimos: la lectura comunitaria, se da en la liturgia o en la lectura orante (Lectio Divina), pasemos a detallar la Lectio Divina.

Lectio Divina o lectura orante de la Palabra

Este método de lectura bíblica y oración tiene 4 partes:

a) Lectio (Lectura).
b) Meditatio (Meditación)
c) Oratio (Oración)
d) Contemplatio et actio (Contemplación y acción)

a) Lectura o Lectio:

  • Pregunta central: ¿Qué dice el texto bíblico en sí mismo?
  • Leer y releer el texto bíblico (No darlo por conocido)
  • Hay que saber a qué género literario pertenece para aprovechar más el mensaje.
  • Descubrir el mensaje trasmitido.
  • Lectura atenta e inteligente del texto.

b) Meditación o meditatio.

  • Pregunta central: ¿Qué nos dice hoy el texto bíblico?
  • ¿Cómo nos interpela y nos cuestiona el texto?: en el campo personal y comunitario.
  • El texto nos presenta unos valores: ¿Cómo ellos confrontan nuestra vida y nuestra historia?

c) Oración u oratio.

  • Pregunta central: ¿Qué decimos nosotros al Señor, como respuesta a su Palabra?
  • Hemos leído el texto y le hemos meditado, así ha dirigirse nuestra mente, nuestra voluntad, nuestros sentimientos a la oración, para dialogar con él.
  • Basados en el texto y en su espíritu, podemos dar gracias, alabar, suplicar o interceder con la oración.
  • Orar es abrir el corazón a Dios, como se le abre a un amigo.

d) Contemplación y acción o contemplatio et actio.

  • Pregunta central: ¿Qué aspecto de Dios, en su palabra, hace arder nuestro corazón y nos lleva a conversión?
  • Contemplemos a Dios a partir del texto, veámoslo con nuevos ojos a él y a nosotros mismos.
  • Mostrar nuestras acciones de amor al Señor y a nuestros hermanos. Es reflejar la conversión en la que vamos avanzando.

Finalmente, para profundizar y otros tópicos sobre la Biblia, recomendamos nuestro trabajo anterior: https://cambiopolitico.com/la-biblia-palabra-de-dios-en-la-historia-humana/59672/

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