Destinos del mundo sorprendentes

Canales de San Petersburgo │ Rusia

En este puñado de calles navegables se conservan, como en ningún otro sitio, las esencias de la ciudad más bella de Rusia, donde se materializó el mejor ejemplo de ese expansionismo ruso que siempre anda embarcado en empresas colosales. Y es que hace poco más de tres siglos, ansioso por hallar salidas al mar para su imperio, el zar Pedro I el Grande encontró en estos terrenos inundables y de clima hostil el menos malo de los lugares donde establecer una base para su incipiente armada y, con ella, levantar una nueva capital a imagen de las flamencas, francesas o italianas.

A las inversiones para acondicionar la zona y canalizar sus fluctuantes corrientes de agua, siguieron medidas para incentivar a la nobleza a mudarse a la flamante ciudad, de manera que sus canales pronto se convirtieron en sala de exposiciones de lujosos palacios de la aristocracia local, además de en escenario de algunas de las mejores obras de la literatura universal, de autores como Nikolai Gogolo Fédor Dostoyevski.

El de Griboyedov es uno de los más concurridos, en cuyas aguas se reflejan monumentos como la iglesia de la Sangre Derramada, emblema del estilo neorruso; la imponente catedral de Ka2án, inspirada en El Vaticano, o de la catedral barroca de San Nicolás, típicamente ortodoxa. Griboyedov se cruza con el estrecho canal Kryukov, que tiene al viejo y nuevo teatro Marinski enfrentados en sendas orillas, abanderando uno tradición y otro modernidad, pero ambos excelencia de las artes escénicas. Tan solo un poco más allá, en su desembocadura al célebre canal Moika, se levanta el nuevo Museo Naval, inspiración para seguir navegando por los canales del río Neva hasta llegar al mar Báltico.

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