Fernando Zumbado
Han pasado más de dos meses sin que la directiva del Banhvi pueda sesionar regularmente. El gobierno ha sido incapaz o sencillamente no ha tenido el interés de designar a uno de sus representantes en este órgano tan importante para el sector vivienda.Recordemos que desde la creación del Sistema Financiero para la Vivienda, en 1986, la Junta ha estado presidida por el ministro o la ministra del ramo. No está señalado así en la ley, pero ha sido la tradición, en buena medida para procurar la sintonía entre las prioridades del Gobierno y las operaciones del Banco.
En estos más de dos meses tampoco ha sido designada la persona que asumiría la conducción del ministerio; la responsable actualmente opera interinamente.
Eso no impide que se designe para la junta algún funcionario del poder ejecutivo para normalizar las operaciones y así las miles de familias que esperan la aprobación del bono o proyecto puedan ver realizado su sueño.
No hay confianza entre los diferentes actores del sector en las intenciones del gobierno. Se trata de falta de interés en la vivienda o hay una intención que va más allá de enterrar el sistema financiero, cuestionamientos muy válidos que muchos se hacen.
Por otra parte, el proyecto de ley presentado por el Poder Ejecutivo de fusión de entidades, que planteaba básicamente el cierre del Banhvi, no prosperó en la Asamblea Legislativa.
Cuando se discutió el proyecto de ley en 1986 en el congreso, sus proponentes se preocuparon de darle solidez al sistema financiero y protegerlo de los vaivenes políticos, y la seguridad en la disponibilidad de fondos constituyó una de sus mayores preocupaciones.
Fue así como se asignó un porcentaje fijo de los recursos que administra Fodesaf, un 33% en el inicio, hoy 18.07%, para el Fondo de Subsidios, Fosuvi, del Banco.
Estos recursos en el inicio los recaudaba la Caja y los giraba mes a mes al Banco. Luego eso se modificó -más recientemente- pasándolos al Ministerio de Hacienda.
Los últimos tres años la situación ha cambiado y Hacienda no ha cumplido a cabalidad con el giro de recursos estipulado por ley. Ante esta situación, siendo el acceso a una vivienda digna un derecho humano y existiendo una ley que establece el destino de los recursos, es claro que se está violentando la ley.
Ahora el gobierno traslada los recursos de Fodesaf al Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, en el presupuesto para el 2024. Por primera vez.
Y yo me pregunto: ¿cuál es la intención del Gobierno? ¿Será un nuevo intento por debilitar al Banhvi? Y agrego: ¿Cuáles podrían ser los riesgos de esta nueva movida? Sugiero algunos:
- Deja el sistema expuesto a decisiones políticas del momento;
- Los recursos podrían utilizarse para otros fines;
- Le resta autonomía al sistema financiero;
- Contribuye al clima de inseguridad imperante para el sector privado;
- Y podría el Ministerio de Hacienda dejar de girar en doceavos.
Especial cuidado deberá tener la comisión de hacendarios cuando analice el proyecto de presupuesto presentado. Sobre todo ante la evidente falta de prioridad de la que ha dado muestras el ejecutivo y lo que ha sido la aparente intencionalidad de debilitar el Sistema Financiero para la vivienda. Gracias a este sistema, más de 400 mil familias tienen hoy techo propio.
Desde luego hay tareas pendientes y se justificaría adaptar los mecanismos para hacerles frente, aprovechando la experiencia acumulada y con la participación de diferentes actores.
Por ejemplo, cómo mejorar los barrios, cómo hacerle frente al desafío de los asentamientos informales, cómo atender las necesidades de la clase media y de los jóvenes.
En fin, queda mucho trabajo por delante que demanda un compromiso serio de las instituciones y en particular del Poder Ejecutivo.
Invertir en vivienda no es un gasto, es una necesidad apremiante. Demanda -eso sí- un enfoque integral para atender las necesidades de la población más vulnerable en las costas y en los asentamientos informales de la gran área metropolitana, con el objetivo de dar oportunidades a los jóvenes y combatir la inseguridad, con la presencia de un Estado solidario. La idea va más allá de las cuatro paredes, la meta es llegar a la comunidad como un todo.
– Exministro de Vivienda