Deriva en los programas sociales

Katherine Moreira Brown

Katherine Moreira

Escribo con el corazón lleno de preocupación y el deber de hacer visible una realidad que muchos prefieren ignorar. Costa Rica navega a la deriva en materia de programas sociales, y esto tiene consecuencias devastadoras para miles de familias.

Este gobierno tiene una deuda vergonzosa para con la gente: ¡no contamos con una política nacional eficaz para enfrentar el flagelo de la pobreza!

¡Hasta la Defensoría de los Habitantes en su reciente informe lo ha señalado! Se ha hecho una reducción constante en inversión pública en educación, salud y programas de combate a la pobreza. Instituciones clave como el Ministerio de Trabajo, el BANHVI, el IMAS, el PANI y los CEN-CINAI (dirección que por cierto, ha sufrido una reducción de más de mil millones de colones para su presupuesto del 2025) NO ESTÁN TRABAJANDO COMO DEBEN y aún así se le recortan miles de millones que deben ser destinados a proteger a las personas que más lo necesitan.

Le digo al inquilino de Zapote: ¡no se puede defender lo indefendible! ¿Cómo es posible que giren recursos para el autobombo del Gobierno, pero no para el ciudadano?

Como dice Naciones Unidas: estamos perdiendo la oportunidad de construir un país más justo y más equitativo. En vez de luchar por erradicar la pobreza, estamos cayendo en el abismo… Ese abismo que el Gobierno ha promovido a hurtadillas y que han denunciado medios internacionales.

¡Urge revisar y mejorar el diseño de nuestros programas sociales y la coordinación interinstitucional!

Pero no solo eso. Necesitamos que el Gobierno cree indicadores claros que nos permitan medir el impacto de estos programas.

¡No podemos mejorar lo que no se mide! Si no corregimos este rumbo, seguiremos atascados en una espiral de ineficiencia e indiferencia.

La pobreza no es solo una estadística, es una tragedia humana. Hablamos de personas reales, no números en un informe.
Lo hemos visto recientemente con las personas con discapacidad que han sufrido retrasos en la entrega de los subsidios que otorga CONAPDIS. Para muchas personas, estos retrasos significan la diferencia entre sobrevivir o sucumbir.

Quiero, además, resaltar una de las mayores crisis silenciosas que enfrentamos: la situación de vulnerabilidad de las personas adultas mayores que hoy se encuentran sin los recursos económicos suficientes para cubrir sus necesidades más básicas.

Esta semana, además, recibimos la noticia de centros en que se reportan maltrato a adultos mayores.

¿Cómo es posible que, después de años de trabajo, nuestros adultos mayores vivan en la desprotección? El CONAPAM debe estar cerca de esta población porque tenemos una deuda inmensa y no podemos seguir ignorándola.

Es por esto que apoyo con total convicción la iniciativa presentada por don Rodrigo Arias, a través del Expediente 23625, un proyecto que propone garantizar una protección económica mínima para todas las personas mayores al alcanzar la edad de retiro.

Debemos pensar en todas estas personas, así como en la gente de las costas, en los territorios indígenas, en la población en condición de vulnerabilidad. Por eso, presidente Chaves, le reitero que es necesario construir una política nacional sólida para combatir la pobreza de forma integral. Esta política debe estar basada en un compromiso real y no de la boca para afuera.

Yo le pregunto, presidente Chaves: ¿no siente usted lo mismo que sentimos millones de costarricenses? ¿No siente que la vida se ha vuelto más cara e insostenible para la mayoría? Si no protegemos a nuestra gente, ¿a quién estamos sirviendo?
Además, quiero decir una última cosa: espero que a Limón no le suceda lo mismo que a Cartago con la construcción del Hospital y la ejecución de todos los recursos para obras de bienestar de mi provincia y el resto del país.

Protejamos a nuestra ciudadanía, porque sin ellos, este barco no tiene rumbo, y si no tenemos rumbo, estamos destinados a naufragar.

– Diputada

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