De títeres y sus titiriteros: ¿Quién manda en Costa Rica?

Joaquin B. Martínez

De títeres y sus titiriteros: ¿Quién manda en Costa Rica?

No hay duda que el problema fiscal, tributario, deuda pública y situación económica del país, no nació el mes pasado, ni el año pasado, ni hace cinco años, ni diez, son decenas de años de construcción de una tragedia, que cada año ha sido anunciada, unas en silencio y otras con disimulo, pero el que considere que esto es nuevo, será por cálculo politiquero, por ingenuidad o por simple ignorancia voluntaria. Para tonto no hay que estudiar.

La siguiente hipótesis retrata, según mi percepción, que cada vez que se elige un Presidente (el actual y sus predecesores), es visitado por una delegación del gran capital, o de los “fuera del radar”, o de las cámaras patronales, o de todos juntos. En esta “visita-reunión”, le dicen al presidente electo “muchas felicidades, gran triunfo en las mesas electorales, qué bueno, adelante”, y muchos abrazos; acto seguido le agregan “ahora veamos lo que usted señor presidente tiene que hacer”. Más-menos está diatriba se cumple durante el mandato, un marco del que hacer y del que no debe ni tiene hacer.

Si le queda alguna duda, esa delegación de los grandes le pone a Andrés Garnier (un fiel representante de los visitadores) como Ministro de Enlace con la Empresa Privada, para marcar la cancha, para evitar desvíos, ocurrencias, o salidas del marco que ya le montaron al Presidente. Pero así ha sido siempre, no lo dude y si hubiera quedado Fabricio, no habría por qué ser distinto, cómo…

En estos días escribí “Carlos Alvarado le toco bailar «con la más fea». ¿Qué habría hecho distinto Fabricio, o Alvarez Desanti, o Piza, o Juan Diego?. Veamos la respuesta, absolutamente nada distinto, no tiene cómo hacerlo, harían exactamente lo mismo.

Pero de políticas, populismo, demagogias, y chanchadas, este gobierno se “tiró a pista” con el proyecto de captación de mayores recursos, de cara a la negociación con el FMI, y dele con el tamborcito…, todos los políticos, diputados, partidos políticos, organizaciones rojas y amarillas, celestes y rosadas, sindicatos, cámaras, el perro, el gato, el vecino, prácticamente todo el mundo levanta la voz, no, no y no, si hoy se midiera la popularidad hoy Carlos Alvarado nadaría en un charco de gelatina. No más impuestos, todos hacen mella de las salidas en falso por el actual gobierno, pero mírela, hacen escarnio, ruidos, bullas, escándalos, se rasgan las vestiduras, todos están en medio circo pidiendo sangre…

Pero por qué lo hacen, porque es parte de la escena y del escenario, pero todos los partidos convencionales, estarían haciendo lo mismo, no tienen margen de maniobra, qué alguien me diga otra cosa de cara a la verdad verdadera de la situación real del país, díganme alguien, cuál sería un proyecto que difiera tanto.

Tal vez sea vender empresas del estado, sin medir las consecuencias, son las joyas de la abuela, que a fin de cuentas, son parches del “muy muy corto plazo”. Ya vienen la nuevas elecciones y la rueda volverá al punto de partida y de nuevo, el presidente electo recibirá las visitas y mientras tanto, como ha sido desde siempre, donde el pueblo es sólo la excusa de la boca para afuera, del pueblo y para pueblo, denle “pan y circo”. Todos esos partidos políticos harían proporcionalmente lo mismo, porque el show de los títeres debe continuar.

¡El daño esta hecho!

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