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Carlos Revilla M.
Quienes me han leído a través del tiempo, saben que a veces escribo sobre el Partido Liberación Nacional. Esto no es casualidad, soy militante desde que tengo memoria, en aquellas épocas en que se podía militar en un partido, sin incluso tener la mayoría de edad. De los tiempos de la Juventud Liberacionista con su propia Asamblea Nacional. Ahora ya no existe la asamblea, por desidia de la propia juventud, y los jóvenes menores de 18 años no pueden participar en política partidaria, porque al TSE, en su infinita sabiduría, se le ocurrió tomar esa medida; lo que afectó las actividades electorales internas de la juventud, pero especialmente su capacitación y formación.He participado y votado ya en 11 elecciones y si contamos la de 1974 en que fui guía en la Buenaventura Corrales, serían 12 en total con pleno uso de razón política. Siempre muy metido en las estructuras del partido.
Toda esta introducción, para demostrar que no soy ningún advenedizo en el PLN, y que por eso me siento calificado para hablar de este, de lo que creo le sucede, pero más importante aún, de lo que le espera, si es que le espera algo. Bueno, de eso y otras cosas les escribiré un poco.
Primero, decir que el PLN está jodido, de esto ya había escrito en una columna hace un par de años, por cierto titulada “¿Cuándo se jodió el PLN?”, que la pueden tomar como el antecedente o introducción para el tema de hoy.
No tengo duda que el PLN está en crisis, es más no cualquier crisis, en una profunda.
Solo para hablar del pasado cercano, dos derrotas o tres (si se toma en cuenta la segunda ronda del 2014) consecutivas, esta última la peor de su historia, y la primera vez que el PLN ni siquiera pasa a la segunda ronda. Esto a todas luces nos habla de la situación en que está sumido el partido.
Siempre que hay una crisis, se dice que para superarla, lo primero es admitir que se tiene una. Que si esto no es así de nada vale la ayuda. Por ejemplo, la rehabilitación de un alcohólico o drogadicto empieza con la aceptación de que están mal y que quieren rehabilitarse. Mientras no pase eso, de nada sirve llevarlos a rehabilitación
Bueno, igual sucede con las instituciones políticas en crisis. El inicio de su recuperación es el aceptar que las cosas no andan bien.
Empecemos viendo algunos números:
En las elecciones del 2014, que se perdieron en la primera ronda se dio una votación a favor del PLN de 610.634 votos que representaron el 29,71% de los votos válidos, para un segundo lugar, apenas por debajo del PAC que resultó el ganador de esa primera ronda. Como recordarán, el candidato se retiró para la segunda ronda, por lo que los resultados de esta son meramente anecdóticos, así que no los consigno.
Para las elecciones recién pasadas el PLN ocupó el tercer lugar con una votación de 377.688 votos para el 18,62% de los votos válidos. Este tercer lugar lo dejó fuera de la segunda ronda, que como sabemos será entre Carlos Alvarado (PAC) y Fabricio Alvarado (PRN).
Entre las elecciones del 2014 y el 2018, el PLN sufrió una disminución de 232.946 votos que visto en porcentaje, es una disminución del 38,14%.
Lo increíble de estas últimas votaciones del 2018, es que incluso, el PLN recibió menos votos que en su propia convención interna para elegir el candidato presidencial. En esa convención los cuatro precandidatos obtuvieron 431.438 votos en total. Comparándolo con los 377.688 que recibió el candidato Antonio Álvarez en las recientes elecciones hay un 12,45% menos de votos.
Ya vistos los números, hay que decir que el PLN se llevó una paliza, pero no cualquiera, una de verdad.
Esto nos demuestra que algo podrido huele en Dinamarca, para decirlo en bonito, o que el tufo ya es muy notorio para decirlo más en tico. De ambas formas significa lo mismo: el PLN ya ni siquiera está en cuidados intensivos, está agonizando. Pareciera que lo único que queda por hacer es darle los santos óleos.
Dada la gravedad de la situación en que se encuentra, uno esperaría una reacción fuerte de las autoridades del partido y sus militantes. ¿Y que ha pasado? Casi nada. Claro que se habla de la derrota, y ha dolido mucho. Pero muy pocos hablan de que hay una crisis. Simplemente la mayoría dice que el partido se puede recuperar. Las autoridades están como si nada hubiera pasado, algunos ya hasta hablan de las municipales del 2020. Como diría Condorito ¡que alguien me explique!
Incluso se programa una reunión del Directorio Político Nacional, y la agenda es el análisis de las recientes elecciones. Carajo, aviados estamos de análisis, lo que ocupamos es una reacción de la dirigencia a la debacle.
Otros como el diputado Rolando González, envió una carta pública pidiendo la convocatoria a un Congreso Nacional. Pero creo que ésta no es la solución. Si vamos a un congreso el proceso es largo, mínimo de un año hasta la plenaria final, ¿Y mientras tanto? Y no solo eso, ya con las elecciones municipales cerca, lo que hará el partido —me conozco el cuento— es mandar a las calendas griegas los acuerdos tomados.
Entonces ¿qué hacer? No queda más remedio que ir a la Asamblea Nacional, que por lo menos garantiza que lo que salga de ahí será santa palabra y obligatorio.
Pero primero, como decía, no podemos hacer nada mientras no reconozcamos que el partido está en crisis. Y hay otro paso muy importante también, cual es hacer el mea culpa o como se dice ahora que está de moda todo lo religioso, hacer un acto de constricción, pero eso si verdadero. Pedirle a los costarricenses perdón por todas nuestras faltas, solo así será posible empezar a recuperar la confianza de la gente en el partido.
Para concluir, voy utilizar la parte final del famoso discurso de don Pepe, por el cual lo exilió Calderón Guardia del país en 1942. Solo cambien «autoridades del Gobierno» por «autoridades del PLN», y verán que resume muy bien lo que quiero decir. Incluyo a Antonio Alvarez, que sin ser ya nada en el partido, solo un militante y excandidato, sin ningún cargo, sigue comportándose como si todavía lo tuviera, y se arroga la representación del partido y de los liberacionistas, lo cual no debe ser.
Este es la parte final del discurso de don Pepe del que les hablaba:
«Pero señores, el momento no es de risas ni yo soy hombre de lágrimas. Yo no vengo aquí a llorar calamidades ni a mortificar por placer sadista a las autoridades del Gobierno, ni a censurar actuaciones ineptas que no tengan, a mis ojos, remedio…»
En ese momento la policía interrumpió el discurso. Figueres alcanzó a decir:
«…Me mandan a callar con la policía. No podré decir lo que creo que debe hacerse, pero resumo en pocas palabras: ¡Lo que el Gobierno debe hacer es irse!»
El peor resultado electoral de su historia, las banderas abandonadas y arriadas por otros, tesis abiertamente conservadoras y neoliberales, apenas maquilladas con algunas medidas de corte asistencial, sin identidad, y un gran etc.
Más claro no puede ser. Entonces si, ¡que se vayan todos!, es la única forma de iniciar una creíble reforma profunda del partido para salir de la crisis en que estamos, y donde si no se toman medidas drásticas, seremos enviados dentro de muy poco al basurero de la historia.
¡Que se vayan todos, propone Carlos Revilla! ¡Que se pida perdón, pasar la página y reencontrarnos con el eje ideológico que abandonamos en los 80’s para abrazar el liberalismo. Esa es una solución con ADN Arista y me resulta espeluznante. Comparto con Carlos que mucho análisis es parálisis y he sido abiertamente crítico que nuestra generación es su máxima expresión. El confort detrás del escritorio nos pasó la factura, la mayoría hemos envejecido, engordado, enfermado, embrocados y vividos la buena vida haciendo de analistas y opinologos de turno y ejerciendo funciones aquí y acá según la conveniencia. La máxima expresión de oportunismo que tanto duele reconocer. La reciente campaña es la obra maestra; 6 meses de análisis para concluir en Diciembre que sin el PLN y su base electoral no éramos nada. Pero el futuro como toda empresa no está observando el pasado si no aprendiendo sinceramente de él. El perdón, es la síntesis de todas nuestras contradicciones e inconsistencias por más de 30 años y para pedir perdón sincero se requiere del concurso de todos y es resultado de un proceso que puede tomar tiempo pero que valioso sería tomarse todo el tiempo necesario para llegar a una síntesis que impacte el presente y vislumbre el futuro de Liberación Nacional. Pasar la página en el pragmatismo arista es la forma de encubrir los horrores de las decisiones políticas internas y la gestión de Gobierno, que la bronca se la coma el que sigue. Por siervos menguados estamos como estamos. De la esclerosis que nos llevó a la incapacidad de proponer y renovar pensamiento sin abandonar la socialdemocracia como eje ideológico al autismo absoluto de nuestra relación y conocimiento de las realidades de nuestros territorios y sectores. Así las cosas el resultado no podía ser otro: ¡no lo vimos venir! Nadie se puede ir hasta que no rindan cuentan, nadie debe irse hasta que las cuentas estén claras. Si alguno opta por irse voluntariamente que lo haga pero que sepa de antemano que será para no volver jamás. Son apasionado del tiempo y un convencido que para todo hay tiempo. Hagamos las cosas correctamente en este nuevo principio.
Liberación tocó fondo. Veremos si se queda allí o emerge, modernizado, combativo por las grandes batallas que merece la Patria y siendo ejemplo para otras instituciones que pudiendo hacer mucho no hacen nada. Que DIOS ilumine a aquellos que acometan esta tarea.