Gilberth Jiménez Siles
Escribo como el presidente de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico. Lo hago con una profunda preocupación y un sentido de urgencia que no podemos ignorar. Costa Rica enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes, y el tiempo para actuar es ahora.La escalofriante realidad que vivimos es que la criminalidad ha aumentado de manera alarmante. A pesar de las inversiones significativas realizadas en el ámbito de la seguridad, los resultados no cumplen con nuestras expectativas ni con las de la ciudadanía. La pregunta que resuena en nuestras mentes es: ¿por qué, a pesar de nuestros esfuerzos, no estamos viendo una mejora tangible en la seguridad de nuestras comunidades?
Como presidente de la Comisión, he solicitado la comparecencia de los líderes de las instituciones encargadas de nuestra seguridad, entre ellos el Organismo de Investigación Judicial, la Fuerza Pública y el Ministerio Público. Necesitamos respuestas claras y concretas sobre lo que está fallando. ¿Es una cuestión de falta de coordinación? ¿Estamos lidiando con una gestión ineficiente de los recursos? ¿O hay problemas estructurales que requieren un análisis más profundo? La población no puede seguir viviendo en la incertidumbre y el miedo. Es nuestro deber exigir claridad, rendición de cuentas y soluciones efectivas.
Es fundamental resaltar el impacto devastador que esta crisis de seguridad está teniendo en nuestra imagen internacional. Recientemente, un artículo del New York Times puso de relieve cómo Costa Rica, un símbolo de paz y estabilidad en la región, ha comenzado a ser percibida como un país atrapado en los problemas del narcotráfico. Esta percepción no solo socava nuestra reputación a nivel mundial, sino que también tiene repercusiones directas en nuestra economía, en la inversión extranjera y en la confianza que los turistas y empresarios solían depositar en nosotros. La inseguridad no solo afecta a quienes viven aquí; afecta nuestra proyección internacional y nuestra capacidad para atraer inversión y desarrollo.
Estamos en un momento crucial de nuestra historia. No podemos permitir que el narcotráfico y la inseguridad definan nuestro futuro. Es imperativo que los tres poderes del Estado—Ejecutivo, Legislativo y Judicial—unamos esfuerzos y coordinemos acciones concretas para combatir este flagelo. Hago un llamado a todas las fuerzas políticas, a las instituciones y a cada ciudadano costarricense para que trabajemos juntos en la recuperación de la paz, el respeto y la seguridad que siempre han sido nuestras señas de identidad.
Costa Rica es nuestra casa, y hoy más que nunca debemos luchar para protegerla. La seguridad además de ser una responsabilidad del gobierno; es un compromiso de todos. Juntos, podemos restaurar la confianza y la tranquilidad que todos merecemos.
– Diputado