Alex Solís F.
El pasado 17 de junio, en Diario Extra, mi buen amigo el Dr. Jaime Ordóñez se opone a la reforma general de la Constitución Política. Se justifica diciendo que en estos momentos no tenemos las condiciones políticas para convocar una Constituyente.
Es el mismo argumento que han utilizado los opositores a la modernización del Estado desde la década de 1970: que no tenemos las condiciones políticas o que no estamos preparados, como si el no estar preparados, en esencia, constituyera algún problema.
Es obvio que para crear una nueva Costa Rica tenemos que prepararnos y hacer viable lo que hoy es una ilusión. Juanito Mora se preparó para luchar contra el filibustero invasor; también lo hicimos para implementar la enseñanza gratuita y obligatoria, la construcción del Teatro Nacional, la aprobación de las garantías sociales y la eliminación del ejército.
En el plano individual, las personas siempre nos estamos preparando o creando las condiciones para algo: para graduarse, para casarse, para comprar una casa, para emprender una empresa… En este mundo nada importante y trascendente es fácil, siempre se requiere mucho trabajo y convicción para lograr las metas.
Debemos aceptar que la gente no está bien, se encuentra indignada y ya no aguanta más el estado de cosas en que se encuentra el país. Ustedes los saben, cuando hacen fila ante los hospitales públicos, los tribunales de justicia o malgastan su vida durante dos, tres y hasta cuatro horas viajando a sus trabajos.
Estamos estancados en una zona muerta, en un presente sin futuro.
Y como sociedad nos encontramos fraccionados; nos volvimos desconfiados, conspirativos y tenemos miedo a emprender grandes proyectos. Criticamos lo que está sucediendo, pero no se quiere asumir riesgos.
Yo me lleno de angustia cuando pienso que mientras los panameños lograron duplicar la capacidad de su canal, construyeron un tren subterráneo, autopistas y puentes, nosotros no hemos sido capaces de arreglar el puente de la platina, ni hacer que los hospitales públicos y los tribunales de justicia y demás servicios públicos funcionen con eficiencia.
Por eso tenemos que modernizarnos, volver a pensar en grande y abrazarnos a un proyecto común, que nos convoque y llene de ilusión a todos. Precisamente el sueño de construir una nueva Costa Rica se concibe, se labra y se pule en la necesidad de convocar una Asamblea Constituyente.
La Constituyente es una instancia de deliberación democrática, que de manera libre, participativa y pausada nos permitirá superar los problemas y desafíos del presente y construir una nueva Costa Rica, mediante la promulgación de una nueva Constitución Política, el 15 de setiembre del año 2021, cuando celebremos el bicentenario de nuestra independencia.