Jorge Monge Víquez
Nuestro pequeño país ha logrado evolucionar de una economía principalmente agroexportadora de los 50’s, a una economía diversificada. Además de agro, hemos aprendido a ser un competidor mundial en turismo, la exportación de dispositivos tecnológicos y una amplia variedad de Servicios.Nuestros éxitos en materia de atracción de inversión no son obra de la casualidad. CINDE, COMEX, y PROCOMER han jugado un papel crucial. En conjunto con el sector privado hemos logrado desarrollar un parque de empresas multinacionales de primer mundo. Como país nos han reconocido como el mejor en capital humano, habilidades laborales y calidad del sistema educativo en América Latina (WEF, 2019).
Viendo estos resultados, cualquiera pensaría que estamos avanzando. Sin embargo, nuestros indicadores de pobreza llevan dos décadas estancados, y los indicadores de desigualdad están aumentando.
Hemos dejado de ser el país de oportunidades, en gran parte porque no premiamos la iniciativa, la invención y el emprendimiento.
Creamos oportunidades de trabajo, pero no para todos.
Veamos hacia arriba, no hacia el lado
Territorialmente Costa Rica es muy parecido a Irlanda, somos 2.3 veces más grande que Israel y 71 veces más grande que Singapore. Nuestras poblaciones son similares en tamaño. Y aún así, las diferencias de desarrollo económico son gigantes. Nosotros con un PIB per cápita de $12k, estamos muy por debajo de Israel ($44k), Singapore ($60k) y ni que hablar de Irlanda ($85k).
Las razones de nuestro rezago son muchas, pero las dos más claras: libertad económica y facilidad de emprender. Esos países se encuentran consistentemente catalogados como sociedades que facilitan e incluso incentivan el emprendimiento y la iniciativa privada.
No persiguen al emprendedor para obtener más impuestos, sino que les liberan las trabas, les dan una plataforma de seguridad jurídica, permiten una sana competencia e incluso les brindan facilidades para acceder a capital de riesgo.
Hace tan solo 9 años, la economía irlandesa estaba en recesión. Hoy tiene uno de los indicadores económicos más avanzados de Europa, mediante una significativa reducción de gastos estatales, la promoción de inversión extranjera y los incentivos al consumidor local.
En Israel hace tres décadas crearon programas para atraer inversión e incentivar las alianzas público-privadas. Impulsaron una apertura económica y conectaron las enseñanzas de esa transferencia tecnológica con un ecosistema local de investigación y desarrollo (I&D).
El denominado el ‘Silicon Valley’ de Asia, Singapore, se ha caracterizado por ser un hub para atraer talento, capital y socios estratégicos. Poseen un entorno para financiamiento de startups y capital de riesgo, una profunda base de talento STEM, comunidades muy activas con culturas de innovación, n gobierno con una visión clara y un robusto sistema de protección de la propiedad intelectual.
Si no estamos avanzando, estamos retrocediendo
En negocios, al igual que en la vida misma, todo cambia, todo evoluciona.
La inversión extranjera debe seguirse impulsando, no sólo por ser una fuente de empleo, sino por la importante transferencia de conocimiento. Este sector es el que ha sostenido nuestra economía, especialmente durante los últimos dos años de pandemia.
Debemos seguir aprovechando el nearshoring para transformarnos en el silicon valley de LatAm.
El cómo…
El próximo gobierno tiene un rol fundamental en esta transformación histórica y no lo puede hacer solo. Una alianza público-privada podría delinear en conjunto una estrategia nacional de emprendimiento, investigación y desarrollo, donde como punto de partida se podría discutir:
- Financiamiento a emprendedores. Eliminemos las trabas para que empresas nuevas tengan acceso a capital para emprender.
- Transferencia de conocimiento. Incorporar PYMES dentro de zonas francas para que se beneficien del ecosistema de innovación que existen en estos parques.
- Incentivar con beneficios fiscales la innovación (capital semilla deducible de impuestos cumpliendo ciertos criterios).
- Un esfuerzo sostenido de simplificación de trámites.
- Reducir las trabas para abrir un negocio.
- Capacitación intensa en ingles a los educadores. El idioma es clave para esta transformación.
- Incentivar y financiar sin intereses carreras STEM.
- Ampliar la cobertura de las universidades públicas y colegios técnicos.
- Crear “la versión de CINDE” para emprendimiento e innovación.
- Y por supuesto, debemos seguir haciendo cada vez más eficiente el gasto público.
Ocupamos definir una visión para la Costa Rica que queremos heredar a nuestros hijos, una de oportunidades, de paz social y de crecimiento.
– Gerente General Meridia Ingeniería