El Atrio de la Catedral. Nunca antes, desde su fundación, la ciudad había presenciado una muchedumbre tan nutrida de costarricenses, como el día 10 de setiembre de 1901, con ocasión del sepelio del llorado obispo Bernardo Augusto Thiel.
Fuente: La ciudad de San José 1871-1971, Banco Nacional de Costa Rica
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