Contra la mala fe: tenemos argumentos, contra la incomprensión tenemos razones

Oscar Núñez Calvo

Oscar Núñez

Es inconcebible e inaceptable escuchar a quienes se aprovechan de las actuales circunstancias que esta generado la pandemia en nuestro país, para engañar a los ciudadanos con poses o gestos absurdos respecto a lo que puede o no hacer Liberación Nacional entorno a los procesos convocados para la elección de su candidato Presidencial, los líderes distritales y los representantes de movimientos y sectores en cada ámbito que corresponda.

La tragedia sanitaria que sufrimos en Costa Rica, no ha sido causada por fenómenos internos predecibles, ni puede ser abordada a partir de los intereses de aquellos que pretenden puestos de elección, o están al servicio de éstos, cuyos artificios solo promueven posiciones inconvenientes y desafortunadas; y por demás irrespetuosas, ante la ciudadanía costarricense.

El Dr. Luis Rosero-Bixby, profesor emérito de la Universidad de Costa Rica, y de gran reconocimiento nacional e internacional, ha señalado con datos, no solo con palabras, que la tasa de reproducción de la pandemia en sólo una semana antes del 30 de abril, había pasado de R = 1,22 a R = 1,33 , y que de mantenerse así dentro de un mes calendario estará dando el alarmante resultado de 10,000 casos diarios de contagio, con 4,300 personas requiriendo hospitalizaciones , y 1800 personas urgiendo cama en cuidados intensivos. Alarmante, pero fundamentado científicamente.

Pero además de eso, agrega el Dr. Rosero, que un escenario en el cual las previsiones mejoren sustancialmente antes del 30 de abril, y no volvamos a la tasa de R= 1,22, sino que tengamos- un milagro en el descenso el subrayado es mío -, y logremos que se ubique en R= 1, tendríamos un pico de 4.000 mil contagios diarios, 2,200 hospitalizaciones y alrededor de 1000 personas requiriendo camas UCI (Unidades de Cuidados Intensivos). Con estos datos queda claro que ni en el escenario más favorable, el sistema de seguridad social tendría capacidad de hacer a un lado todas sus otras emergencias y demandas de hospitalización, para atender sólo pacientes COVID.

Un dato tan fundado y serio parece que no ser suficiente para contener a aquellos que siembran duda y la desconfianza, porque su interés inconfeso es procurar acomodar su discurso (en sus mundos utópicos) a sus particulares intereses. De modo tal que en el escenario de que ya no sea posible celebrar una convención nacional mientras no existan las condiciones de salud pública, su único propósito es que el partido no tenga los mecanismos para resolver adecuadamente como elegir a sus candidatos para las elecciones del año 2022. Como naturalmente no pueden ver más allá de sus ambiciosos deseos de impedir el ejercicio democrático interno, se ubican en la posición irresponsable de intentar golpear al partido con sus ocurrencias. Todo el propósito que subyace en sus discursos oportunistas, es evitar que en Liberación Nacional impere la sensatez, nos alejemos de lo que es posible, viable, necesario en esta difícil circunstancia del país. No hacer, ni dejar hacer esa su misión política.

¿Por qué ocultan que no se trata únicamente de posponer la fecha de la convención? Porque pretenden ignorar el hecho de que, aunque imperase el deseo de celebrarla, ni en esta fecha del 6 de junio ni en otra es ya posible. ¿Será que no comprenden que los plazos se han acortado sustancialmente?, o ¿creen que una pandemia se elimina con solo desearlo? ¿No son suficiente evidencia las cifras desgarradoras y las condiciones actuales del país? O ¿son ajenos e indiferentes a los momentos de angustia y dolor que experimentan las familias de toda Costa Rica? ¿acaso no se dan cuenta que existe imposibilidad moral y material para que se puedan concretar; sus desmedidas ambiciones personales? ¿Cómo es posible que puedan atentar contra el sentido común, la buena fe de nuestro pueblo? Su interés en las posposiciones electorales no solo desconoce sobre la dura y cruel realidad que vivimos, sino que amenaza cualquier solución democrática que se apoye en el humanismo.

Será necesario explicarles que aun y cuando Dios nos concediera el maravilloso milagro por el que todos rogamos y extirpara la pandemia en dos o tres meses, es materialmente imposible cumplir con los plazos de ley para que el Tribunal Interno de Elecciones pueda resolver con base en una nueva fecha, el problema de los plazos para celebrar la convención, realizar escrutinios manuales, declarar los cargos electos, recibir impugnaciones, resolver impugnaciones y demás recursos, convocar a asambleas cantonales (en los actuales protocolos de salud sólo se permite actividades masivas con menos de 30 personas). Vale preguntar: ¿en cuál centro de votación habrían menos de 30 personas en la convención, o en el mejor de los escenarios en la convocatoria de una asamblea cantonal). Declarar en esas asambleas en caso de que se puedan realizar los que sean electos, y abrir una vez más, después de publicados los padrones con ellos el periodo para apelaciones, recursos e impugnaciones, declaración de los electos, y volver a iniciar el proceso con convocatorias a asambleas provinciales (cada vez con más participantes que las anteriores). Si descontar el hecho de que se repite una vez más la historia de plazos de impugnaciones de asambleas, exhibición de padrones de los electos, una vez declarados como tales, y lo que conlleva a más plazo para a más recursos, impugnaciones, y plazos adicionales para resolver.

Finalmente, en caso de superar todo este proceso, se considera la obligación de ir en busca de permisos de las autoridades de salud para celebrar 82 asambleas en cada cantón de este país, con protocolos que hoy día están vedados para la cantidad de personas que significaría cada una ( incluso hoy, hasta para celebrar un partido de primera división a puerta cerrada en dos horas de ocupación de un estadio en todo el país hay un límite de ocupación ) , con siete asambleas aún más grandes en la composición de sus miembros como serían las asambleas provinciales, con plazos que ya no dan en las actuales condiciones. Será que no se dan cuenta; o es que les conviene más continuar con su parodia de la falacia. ¿Porque no comprenden o no quieren entender que sus “ideas” van en detrimento de los plazos que hay que prever, y que es irracional acortarlos? ¿O será que sí saben, pero no quieren informar a sus seguidores que una vez que se dé el vencimiento de los plazos del código electoral, el Partido no podrá inscribir su candidato a la Presidencia de la Republica, ni sus candidaturas para la Asamblea Legislativa?

Cordura, señores, y sensatez. Acá debe privar el acuerdo por el bien de Costa Rica el cual está por encima de las insignificancias en las que algunos concentran sus aspiraciones. Por encima de intereses personales lo que se requiere es comprender la más difícil situación que atravesamos los costarricenses, y concluir, como ha de ser, en la pronta convocatoria a la Asamblea Nacional, para que, en autos esta, conduzca al partido por el camino de la racionalidad.

Las fechas solo es realista definirlas en razón a la posibilidad o imposibilidad material de cumplirlas. La pandemia no solo ha de tratarse con respeto, y con el enorme sacrificio personal que tenemos los costarricenses que hacer para superar estos tiempos tan difíciles. No hay espacio para la duda, para la complacencia con un gobierno, tan incompetente. El cual, de haber avanzado por todos los medios posibles, contaría no con dos casas proveedoras, sino con todas las que proveen las vacunas disponibles, base para en un serio y constante programa de vacunación que alcance a toda la población que vive hoy sumida en la incertidumbre y una confusa gratitud, porque unos la tienen y otros no. En un gobierno articulado y fuerte un programa de vacunación potente y confiable nos hubiere permitido salvar más vidas hoy; y mañana también, evitando el riesgo en el que nos encontramos. Obviar todo ello, solo demostraría mala fe y una conducta perversa. Confundir a la gente, traicionado el respeto que se merece cada costarricense, ignorando los escenarios presentes y futuros convierte a quienes no desean preservar la salud y la vida de la familia costarricense, en un cómplice del coronavirus.

Es cierto, y eso también hay que decirlo, que frente a la visible imposibilidad real y material que atravesamos, debemos instruir a la Asamblea Nacional para que esta democráticamente prevea el escenario presente y futuro que eventualmente llegue a darse. La Asamblea Nacional tiene a su cargo la responsabilidad de proceder; con criterios técnicos, jurídicos y pragmáticos, a elegir autoridades en caso de no poder celebrarse los comicios convocados, esta revistada de legalidad para poder actuar conforme a nuestro ordenamiento jurídico, y el estado de excepcionalidad que atravesamos.

Es inconcebible que líderes partidarios prefieran sabotear las justas aspiraciones de quienes estamos preparados para afrontar el proceso que corresponda a la realidad sanitaria y económica que es posible, optando éstos por la infamia de descalificar la buena fe con la que hay que trabajar para concretar las mejores aspiraciones de los liberacionistas. Golpear la propia casa, por mezquinos intereses, es una práctica antidemocrática que el Partido y el país no van permitir jamás.

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