Por Andreas Drouve (dpa)
Incluso cuando la actual pandemia de coronavirus dificulte o incluso imposibilite los viajes, algunos lugares siguen despertando el anhelo de conocerlos. Sobre todo cuando ofrecen una vista inigualable, como es el caso de estas dos impresionantes cataratas de agua.
El acercamiento visual y acústico a las Cataratas Victoria en África y a las Cataratas del Iguazú en América del Sur es similar. Pero, ¿cuál de las dos gigantes es realmente más espectacular?
Nombre y geografía
Brasil y Argentina comparten esta maravilla natural que del lado argentino se denomina Iguazú y del brasileño, Iguaçu. «Iguazú», en guaraní «aguas grandes», es el nombre que los indígenas acertadamente le dieron a las cataratas y que con el tiempo prevaleció sobre «Saltos de Santa María», como las bautizó el primer europeo en «descubrirlas», el español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, en 1542.
Punto de partida para una visita son la ciudad brasileña Foz do Iguaçu y la argentina Puerto Iguazú. Como no están conectados ambos lados de las cataratas, resulta inevitable viajar bastante.
Mientras que desde tierras argentinas el contacto con las Cataratas es cercano, desde suelo brasileño se aprecia una mejor perspectiva del conjunto. De todas maneras tanto argentinos como brasileños suelen jactarse de contar con la mejor vista.
Las Cataratas Victoria, que se dividen Zimbabue y Zambia, todavía sufren de una desafortunada superposición de nombres que se remonta al misionero y explorador escocés David Livingstone (1813-1873). La mayor parte se encuentra en Zimbabue y la base se realiza en la localidad Victoria Falls, desde donde se llega a pie a las cataratas.
Tanto localidades como cataratas llevan el nombre de la monarca británica Victoria (1819-1901). Su verdadero nombre, Mosi-oa-Tunya (El humo que truena), no lo conoce prácticamente nadie.
Conclusión: No hay un ganador claro. Aunque Iguazú tiene a favor que preservó el nombre original que le dieron los pobladores originarios.
Acceso y afluencia
Es mucho más fácil llegar a Iguazú con conexiones en bus y por avión que a las Cataratas Victoria, lo que al mismo tiempo representa una desventaja. Porque frecuentemente los vuelos están llenos o muy llenos. En años normales, las cifras de visitantes ascienden a millones.
En cambio, el panorama es más tranquilo en las Cataratas Victoria. Allí los viajeros tienen más oportunidades de no verse obligados a compartir con multitudes senderos y miradores y la atmósfera es más bella.
Conclusión: Iguazú no puede igualar en este aspecto a las Cataratas Victoria. Este punto se lo llevan los saltos de agua africanos.
Intervención humana
Los caminos para los visitantes son cómodos y se complementan con la naturaleza en ambos destinos. Del lado argentino de Iguazú incluso circula un tren ecológico de la selva, aunque en las cercanías hay hoteles, pasarelas panorámicas y tiendas. El entorno de las Cataratas Victoria es aún más natural.
Conclusión: En el factor de respeto a la naturaleza, se imponen las Cataratas Victoria.
El diablo dice presente en las cataratas
¿Quien no quisiera asomarse alguna vez a las fauces del príncipe de las tinieblas? Del lado argentino de Iguazú se encuentra el mejor punto panorámico en la Garganta del Diablo, un abismo de 82 metros de altura y el punto de mayor atracción del recorrido.
Situarse bien cerca de la baranda y no poder escuchar las propias palabras por el ruido ensordecedor que emana desde la profundidad del cañadón es una experiencia que resulta inolvidable para cada visitante.
En tanto, la Devil’s Cataract de 70 metros de altura de las Cataratas Victoria en Zimbabue es más inocua. Quien desee experimentar la adrenalina reservará del lado zambio un viaje a la Piscina del Diablo, a la que solamente se puede acceder pocos meses con escaso caudal de agua, mayormente entre septiembre y diciembre.
La piscina llega hasta el borde de las cataratas, pero una pared de roca bajo la superficie del agua impide que los bañistas sean arrastrados hasta el abismo.
Conclusión: El diablo de Iguazú saca ventaja, porque allí el espectáculo se ofrece durante todo el año, a la vez que un desafío a los nervios como el de la piscina de Zambia no es para cualquiera.
Encuentros con animales
Las mariposas revolotean, los pájaros cantan, las hormigas arman su propio desfile en el piso: esto es similar en ambas cataratas. Pero Iguazú ofrece además la posibilidad de entrar en contacto con coatíes.
Con su cola muy levantada, a veces se mezclan con los pies de los bípedos, siempre con las provisiones de los humanos en la mira. Son animales salvajes, pero fotogénicos.
Conclusión: Un punto para Sudamérica.
Posibilidades de sacar fotos
Las vistas frontales en formato de cinemascope resultan difíciles de superar en las Cataratas Victoria y son perfectamente visibles desde los senderos del lado opuesto del desfiladero: las Main Falls, las Horseshoe Falls, las Rainbow Falls de 108 metros de alto y las Armchair Falls están alineadas de forma espectacular.
Pero Iguazú en su conjunto ofrece incluso mayor variedad, con el cambio de perspectivas cercanas y lejanas y una red mucho más extendida de caminos.
Esto vale sobre todo para el sector argentino, con el Paseo Superior y el Paseo Inferior, donde pueden verse masas de agua prácticamente abalanzándose sobre el visitante, como en el caso del salto Dos Hermanas. Y realmente se puede llegar muy cerca de los saltos, como en el caso de la Garganta del Diablo.
Conclusión: el ganador es Iguazú, y no solamente porque las imágenes ocuparán mayor volumen de memoria, sino también porque las medidas de protección son más confiables.
En las Cataratas Victoria, algunas de las barreras hacia el desfiladero consisten en troncos de espinas hasta la rodilla. Y frecuentemente detrás de las rocas resbalosas del Danger Point el camino desciende sin protección. Por lo tanto, los «freaks» de las selfies deberán tener mucho cuidado.
Refrescarse gratis
Tanto en África como en Sudamérica, los visitantes a veces sienten como si alguien hubiera abierto la ducha. Las neblinas de agua en minúsculas gotas a veces dejan un poco de Zambeze o Iguazú en la piel o incluso mucho. ¡Por eso se recomienda llevar protección para la lluvia!
Conclusión: El efecto de ducha es parejo en ambos lugares. Empate.
Costos
El valor del ingreso al Parque Nacional Iguazú en Argentina es de 800 pesos (alrededor de 8,60 euros) y en el sector brasileño, 75,60 reales (alrededor de 11,40 euros).
En las Cataratas Victoria hay que desembolsar 30 dólares (unos 26 euros) en Zimbabue y otros 20 dólares (17 euros) en Zambia. Además para ingresar a Zimbabue hay que pagar tasas de visado.
Conclusión: Aquí Iguazú saca una gran ventaja.
Evaluación general
En vista de los puntos concedidos por este sistema de evaluación, el primer lugar es para las Cataratas del Iguazú. Pero menos concurridas y probablemente un poco más auténticas son las Cataratas Victoria, aunque lógicamente la autenticidad también es subjetiva.
Y habrá que tener en cuenta que de todas maneras es un privilegio poder contemplar una vez en la vida alguna de estas dos majestuosas cataratas.
dpa