Conversaciones con mis nietos
¿Dónde termina el arco iris, en tu alma o en el horizonte?
-Pablo Neruda
Arsenio Rodríguez
Mis queridos nietos, cuando yo tenía 20 años, en los años sesenta del siglo pasado, el mundo estaba en una gran agitación. Muchos pensaban que una guerra nuclear era inminente y había conflictos armados de poder en todas partes.Entonces los estudiantes protestaban contra la guerra y el orden político establecido. Y estaban siendo encarcelados, heridos o asesinados en las calles de París, en la Ciudad de México y en la Universidad de Kent. Las fuerzas del odio y el miedo parecían estar desenfrenadas. Como decía una canción de Bob Dylan en esa época, «vienen fuertes lluvias de tormenta».
Pero las fuerzas del amor también estaban siendo liberadas, a través de la música, la espiritualidad y los sacrificios colaborativos de muchos activistas. Los jardines del mundo anunciaban un nuevo florecimiento, surgió música como la de los Beatles (Lo que hace falta es el Amor) «All you Need is love« que hizo eco, de una nueva inquietud en la juventud, y la consciencia cambió un poco, la compasión resurgió un poco, y la gente comenzó a tolerar más los derechos de los demás a ser diferentes.
Hubo grandes adelantos en los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, el medio ambiente del mundo fue reconocido como un bien común que había que proteger, el diálogo internacional alcanzó su punto máximo, los muros en Berlín fueron derribados. Y las gentes, a través del multiculturalismo, la migración, el comercio y los matrimonios mixtos, se hicieron más conscientes de ser una sola humanidad, en lugar de ser tribus separadas. Las redes de comunicación comenzaron a vincular el planeta y nuestras mentes, en una nueva dinámica global.
Pero parece que todavía esto no era suficiente, para que entendiéramos completamente la inseparabilidad de toda la vida. Muchas personas quedaron atrás en bolsillos olvidados, desplazadas por la tecnología, por el comercio mundial, por el apetito codicioso de las élites, que se apoderaban en la riqueza del planeta y no se preocupaban mucho por la distribución, ni por los derechos de necesidades básicas de todos.
Y esas personas olvidadas y desplazadas, todavía atrapadas en un modelo de consciencia tribal y nacionalista, comenzaron a aplicar conceptos de aislacionismo con un odio sutil y un sesgo extremo, basado en un miedo exacerbado y culpando a los «otros» por su difícil situación. Los muros estaban siendo concebidos nuevamente, y la gente estaba siendo asesinada nuevamente, esta vez en actos de terror, inequidad, e inseguridad local.
Así que parece que aquí estamos de nuevo, aparentemente mirando el mismo panorama de los años sesenta. Igual que cuando mis padres, recordando sus terribles experiencias de la Segunda Guerra Mundial, miraban preocupados miraban la agitación de esos años sesenta, y decían, oh no, no otra vez.
Relájense, chicos, ustedes son los herederos de este hermoso planeta, y nunca es lo mismo. Como me dijo un amigo una vez escalando una pequeña colina en la India, ‘al subir una escalera de caracol, es posible que estén viendo la misma escena cuando se dan la vuelta, pero ahora están en un terreno más alto‘. Ahora estamos en un terreno más alto.
Este es el desafío del presente, de ustedes, de su generación. La vida es un ciclo de desafíos y realizaciones, un ciclo de aprendizaje, y hay que aprender siempre nuevas lecciones sin olvidar las pasadas. Deben de cumplir con su deber generacional. Ya otros han labrado la tierra antes, y ahora a ustedes les toca recordar estos logros sobre el reconocimiento de la interconectividad de la vida, en los ámbitos sociales y ambientales, sobre el poder del amor, la belleza de la música, la belleza de la esperanza, y consolidarlos en los contratos sociales de día a día de su futuro.
Piensen en un país como los Estados Unidos, que marchaba en los años sesenta contra la desigualdad racial, 40 años después tuvo un presidente afroamericano muy popular durante 8 años. Un país que sólo permitió que las mujeres votaran 300 años después de que se fundó (sobre principios de igualdad humana), y recientemente una mujer fue candidata principal para convertirse en presidenta, y recibió más votos que el hombre, aunque, por las peculiaridades anacrónicas del sistema electoral, técnicamente éste ganó.
Este es un mundo que vio a un hombre de avanzada, llevar a la India un país más grande, a la independencia de uno lejano y pequeño, a través de la no violencia, y otro excelso líder terminó con un apartheid racial en África. Donde otro líder que organizó marchas en paz por los derechos civiles y abrió un camino para dar más libertad a las personas. Es un mundo, que vio a una niña que después de ser gravemente herida por asistir a la escuela, por fanáticos religiosos que se oponían a la educación de las mujeres, se convirtió en una líder mundial para la educación de las mujeres. Hay tantas y tantas historias de verdadero heroísmo, algunas famosas, otras desconocidas. Hay tanta capacidad de amor dentro de cada uno de nosotros.
Sí, también existe la ignorancia todo el tiempo en el mundo, aun dentro de nosotros mismos, si miramos de cerca. Estos son desafíos que uno debe superar, las oportunidades para el crecimiento interior y la comprensión, para que ustedes, yo, nosotros, nos acerquemos cada vez más a la comprensión de la unicidad de la vida y el ser, y nos conectemos plenamente en nuestra humanidad. Ahora les toca a ustedes subir el siguiente tramo de las escaleras en espiral, y llevar nuestra visión a un nivel más alto.
Y no les tengan miedo a tipos como Trump y Bolsonaro, a la intolerancia reemergente que está despuntando en todo el mundo, a la política del miedo y el odio, basada en un aferramiento al nacionalismo, y en políticos que sólo quieren crecer en su poder y se aprovechan de este miedo de la gente. Recuerden, es el miedo el que alimenta estas fuerzas, es el miedo y la ignorancia la que crea estos líderes y seguidores, pero todos están hechos de las mismas cosas que ustedes y yo, todos tienen la misma humanidad y amor. Es sólo que el miedo los alimenta y se olvidan.
Dos cosas: no caigan en la trampa de esconder sus cabezas en la arena, como hacen los avestruces, diciendo que las fuerzas espirituales se encargarán de ello y no se desanimen y piensen que no pueden cambiar el mundo. Sepan que las fuerzas espirituales están dentro de ustedes mismos, y que con sabiduría, compasión y valentía deben permanecer firmes en sus verdades percibidas sobre la igualdad y la interconexión de la humanidad. Verdades ya alimentadas por los esfuerzos de tantos antes que ustedes. Continúen arrojando luz sobre la oscuridad proyectada por el miedo. Con valentía y amor, pero nunca con odio, lograrán que el cambio positivo transforme el mundo.
Para esta transformación es preciso un cambio de consciencia, donde el modelo prevaleciente, egoísta, tribal y nacionalista, sea reemplazado por una visión planetaria de la humanidad. Donde la gente se haga consciente de su interconexión física y existencial con los demás. Donde los principios religiosos de unicidad, expresados a nivel declarativo en conceptos y dogmas por las tradiciones espirituales y religiones del mundo, sean adoptados como cosmovisión y guías de comportamiento cotidiano tanto por individuos como por la sociedad, en una estrecha síntesis con los hallazgos de la ciencia, sobre la continuidad de todo el universo y la vida.
Es preciso que nuevas maneras de hacer las cosas, en armonía con la naturaleza y la equidad humana, que ya están siendo implementadas en comunidades y regiones, se conecten globalmente a través de los medios de comunicación instantánea. Y que estos medios dejen de ser instrumentos de desinformación para distribuir miedos y odios, y se conviertan en puentes entre la gente con soluciones prácticas para estabilizar al mundo, para entrelazar a la humanidad en su nivel más elevado, la compasión, la solidaridad, y el amor.
No pierdan la esperanza nunca, y sobre todo sean felices. Y comprendan que la mayor felicidad es hacer felices a los demás. Este es un mundo maravilloso y milagroso, y deben involucrarse en sus desafíos y acertijos, para revelar su belleza. No importa cuán oscuro esté, el sol siempre saldrá de nuevo, fuera y adentro de ustedes.
Meher Baba, un maestro espiritual de la India dijo una vez: “… aquellos que sólo están alarmados por los obstáculos que enfrenta la humanidad, se desesperarán sobre su futuro. Pero uno debe mirar más profundamente, si uno quiere obtener una perspectiva correcta, sobre la crisis actual de la humanidad. Las posibilidades reales de la una nueva humanidad están ocultas para aquellos que sólo miran la superficie de la situación mundial. La característica redentora de la naturaleza humana es, que incluso en medio de fuerzas disruptivas, existe invariablemente alguna forma de amor.”
Busquen siempre este amor.