Burros de pastoreo protegen rebaño de ovejas y cabras

Por Michael Bauer (dpa)

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Las burras Tessa (adelante) y Pauline (der.) cuidan que nadie se acerque demasiado a su rebaño de ovejas y cabras. Foto: Michael Bauer/dpa
Crédito: Michael Bauer/dpa

Hünfeld (Alemania), 21 oct – Un rebaño de ovejas pasta tranquilamente en un soleado prado del estado federado alemán de Hesse. De repente, un burro se separa del grupo y trota hacia un excursionista que se acerca a los animales. El burro se interpone en el camino del hombre y lo escruta con ojo crítico. «¡No pasarás de aquí!», parece señalar inequívocamente.

Se acerca un segundo burro, que también mira con recelo al caminante. Son Tessa y Pauline, las burras de pastoreo del pastor de ovejas Oliver Spies. Su rebaño está formado por unas 300 ovejas y algunas cabras, junto con un par de perros pastores, además de las dos burras.

El rebaño participa en la conservación de la naturaleza: mordisqueando los arbustos y comiendo hierba, las ovejas y las cabras garantizan que la reserva natural de «Weinberg», cerca de Hünfeld, en el distrito de Fulda, no se llene de arbustos y árboles, sino que siga siendo un hábitat rico en especies.

«Pauline y Tessa protegen el rebaño», explica Spies. «Cuando alguien se acerca, se ponen delante y primero miran para ver qué clase de animal es, o si se trata de un enemigo o un amigo». Hasta que llega el pastor y dice que todo está bien.

Spies tiene que gastar menos en la compra y mantenimiento de las dos burras que en sus perros. Pero no se trata sólo de ahorrar dinero: Las dos burras tienen habilidades especiales que los perros guardianes no tienen.

«Hay muchos paseadores de perros en la zona de recreo local», explica Sarah Spies, una veterinaria que ayuda a su marido con el pastoreo.
«Al perro pastor, con su fuerte comportamiento territorial, le da igual que se acerque un lobo o un perro», explica. Las dos burras no son tan agresivas como los perros pastores y congenian por tanto mejor con los visitantes pacíficos.

Todavía no se han producido ataques de lobos a animales de pastoreo en esta zona, aunque sí en regiones aledañas. ¿Cómo se comportarían las burras si se acercara un lobo?

«Pauline y Tessa no tendrían miedo a un lobo solitario. Se pondrían delante del rebaño y armarían un auténtico escándalo», opina Oliver Spies. «Entonces el lobo probablemente se marcharía y buscaría su presa en otro lugar». Sin embargo, admite que las burras no podrían hacer nada contra una manada entera de lobos.

La forma de ser de las dos burras es muy diferente. Pauline, de cuatro años, encuentra a las ovejas más simpáticas que los humanos y sólo quiere estar con el rebaño. Es más tranquila y concentrada que su compañera. En cambio, Tessa, de dos años, a la que se permitió unirse al rebaño por primera vez este año, es más enérgica, curiosa, se interesa por los paseantes y busca el contacto con los niños.

Pauline y Tessa nacieron en otra granja de ovejas, por lo que tuvieron contacto con los animales lanudos desde el principio. Se trata de un requisito esencial para su posterior carrera como burras de pastoreo.

Según Spies, hay una jerarquía clara en el rebaño: él mismo, como pastor, está en la cima, seguido de los perros pastores, luego los burros pastores y, por último, las ovejas y las cabras. Los perros pastores reconocen a los dos ayudantes de orejas largas como tales. «Y las ovejas aceptan a los burros como jefes y saben exactamente: ‘ellos nos cuidan'».

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