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«Eres tan diferente; eres tan perfecto»
Carlos Revilla Maroto
Retomo mis crónicas sobre cine, con la película que ha llegado a ser considerada una obra maestra del séptimo arte, y una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia; me refiero a Blade Runner de 1982 (es el mismo título en español). La cinta fue dirigida por el afamado Ridley Scott (ver Anexo 2) y protagonizada por Harrison Ford, Rutger Hauer y Sean Young. Está basada en la novela de 1968 Do Androids Dream of Electric Sheep? de Philip K. Dick (ver Anexo 3), uno de los escritores de ciencia ficción más visionarios, pero controversial y vanguardista, considerado una de las vacas sagradas del género.La ficha técnica es la siguiente:
Nombre: Blade Runner.
Año: 1982.
País: Estados Unidos
Duración: 117 minutos.
Director: Ridley Scott (n. 1937).
Guion: Hampton Fancher y David Peploes, basado en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick.
Director de fotografía: Jordan Cronenweth.
Montaje: Marsha Nakashima y Terry Rawlings.
Banda sonora: Vangelis.
Producción: Michael Deeley para The Ladd Company y Blde Runner Partnership.
Reparto: Harrison Ford (Rick Deckard), Rutger Hauer (Roy Batty), Sean Young (Rachael), Edward James Olmos (Gaff), M. Emmet Wwalsh (Bryant), Daryl Hannah (Pris), William Sanderson (Sebastian), Brion James (Leon), Joe Turkel (Eldon Tyrell), Joanna Cassidy (Zhora) y Morgan Paull (Holden).
Brevemente voy a dar algunos datos de la película, y más adelante ahondaré en la trama:
La película se desarrolla en un futuro distópico en el que los replicantes son androides artificiales (humanoides) que son indistinguibles de los humanos. Los replicantes son utilizados para realizar trabajos peligrosos y degradantes, y son considerados propiedad del gobierno. La historia sigue a Rick Deckard (Harrison Ford), un blade runner, que es una especie de policía que existe para cazar y matar a replicantes fugitivos. Deckard se encuentra dividido entre su deber y su creciente empatía por los replicantes. Compleja y reflexiva, explora temas de identidad, conciencia y la naturaleza de la realidad. Especula sobre las consecuencias del desarrollo tecnológico, la inteligencia artificial y la cibernética aplicada a los replicantes diseñados por una bien desarrollada ingeniería biológica.
Es visualmente impresionante, con una atmósfera gótica y futurista. La banda sonora de Vangelis (ver Anexo 4) es también un elemento clave de la película, ayudando a crear un tono melancólico y ominoso. Fue un éxito de crítica cuando se estrenó en 1982, pero no fue un éxito de taquilla. La película fue nominada a dos premios Óscar, pero no ganó ninguno. Sin embargo, Blade Runner ha ganado un estatus de culto en los años posteriores a su estreno, y ahora se considera una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos.
Para su época, fue una película costosa. Pero eso en sí no resultaba particularmente problemático para Hollywood. Su tema si. Para comprender esto hay que tener en cuenta las circunstancias de la ciencia ficción en la segunda mitad del siglo 20. Hasta la década del 60, Hollywood trató a la ciencia ficción como un subgénero de explotación en sus películas “B”, con bajos presupuestos y ridículos efectos especiales. Pero la ciencia ficción estaba destinada a cambiar radicalmente después de la paradigmática 2001, Odisea del Espacio (1968) de Kubrick. 2001 utilizó escenarios y efectos especiales espectaculares y costosos para que fueran realistas, no solo en 1968, sino que lo siguieran siendo muchos años después. Además, su temática era profundamente especulativa y basada en la ciencia teórica y aplicada.
Catorce años después y a pesar del éxito de 2001, Hollywood seguía todavía aferrada a sus fórmulas de entretenimiento y fantasía comercial, que aseguraran recolectar grandes dividendos sin hacer grandes inversiones. Se dieron pocas excepciones, lo más cercano a una película de ciencia ficción “seria”, de gran presupuesto, fue “Encuentros cercanos del tercer tipo (1977) donde el taquillero Spielberg narraba el contacto con seres extraterrestres en Estados Unidos. Unos años más tarde el propio Ridley Scott estrenaba “Alien: el octavo pasajero” (1979). Ridley Scott planeaba ir mucho más allá. Scott, tenía a su favor que Alien fue un éxito de taquilla, y además un bien ambientado relato de terror en el espacio. Aun así, Blade Runner sufriría la inconformidad de los estudios que la alterarían repetidas veces al punto de convertirla en una de las películas con más versiones distintas. Cuando fue estrenada, la película tuvo una recepción un tanto fría por parte del público y Scott se vio en la necesidad de reeditar varias veces la película en los años siguientes.
Ahora, ¿por qué Blade Runner se considera una gran película? Se valora por varios factores clave, que voy a tratar de enumerar y comentar:
Visionaria dirección y diseño visual: La película fue dirigida por Ridley Scott, quien logró crear una visión futurista y distópica de Los Ángeles en el año 2019, que sigue siendo influyente y única hasta el día de hoy. La dirección de Scott y el diseño visual, que incluía impresionantes efectos especiales y una atmósfera cyberpunk, dieron vida a un mundo inmersivo y cautivador.
Ambigüedad moral y filosófica: Blade Runner presenta temas complejos y profundos, como la identidad, la humanidad, la moralidad y la naturaleza de la conciencia. Las cuestiones planteadas por la película sobre la empatía, el libre albedrío y la responsabilidad ética han provocado debates y reflexiones en la audiencia durante décadas.
Personajes complejos y bien desarrollados: Los personajes de la película están muy bien construidos y tienen profundidad psicológica. El protagonista, Rick Deckard es un hombre atormentado y complejo cuyo viaje emocional se entrelaza con el de los replicantes. La complejidad de los replicantes, especialmente el líder Roy Batty, ha llevado a una apreciación más profunda de los “villanos” y sus deseos de buscar la libertad y la vida prolongada.
Influencia en la ciencia ficción y el cine en general: Blade Runner estableció un nuevo estándar en el género de ciencia ficción y ha sido una fuente de inspiración para numerosas películas, series, libros y obras de arte posteriores. Su impacto en la estética y las temáticas de la ciencia ficción ha sido duradero y ha dejado una marca indeleble en el cine moderno.
Impresionante banda sonora: La música compuesta por Vangelis es una parte integral de la experiencia cinematográfica de Blade Runner. La atmósfera evocadora creada por la música contribuye significativamente a la inmersión en el mundo de la película.
Mensaje atemporal: A pesar de estar ambientada en un futuro distante, las cuestiones planteadas por «Blade Runner» son intemporales y continúan siendo relevantes en la sociedad actual, especialmente en lo que respecta a la ética de la inteligencia artificial y la creación de seres sintéticos.
En conjunto, todos estos elementos se combinan para hacer de Blade Runner una película que trasciende el género de ciencia ficción, y se convierte en una exploración profunda de la condición humana y las complejidades de la existencia. Su impacto cultural, su narrativa intrigante y su rica capa de significados han asegurado que la película sea considerada como una de las grandes obras maestras del cine moderno.
Los críticos se mantuvieron altamente positivos, otorgándole su reconocimiento por la calidad argumental y visual. Por otra parte, los aficionados a la ciencia ficción también crearon una especie de culto alrededor de la compleja película. Al transcurrir el tiempo sucedió con Blade Runner algo que sucede con muy pocas obras: se convirtió en un éxito “a largo plazo”, (al igual que 2001) adelantadas a su tiempo. Hoy se considera Blade Runner un clásico de su género.
Blade Runner es una película que perduró, surgió y se estableció contra viento y marea, contra el escepticismo de los estudios de Hollywood, las audiencias que no estaban listas para su temática y estilo y una película que puede y debe verse varias veces para apreciar el cuidado de su elaboración, lo complejo de su trama y lo válido de su sutil y ambiguo argumento.
La escena en donde Rachael (Sean Young) descubre que es una replicante, es una de las más emblemáticas de la película. Esta revelación no solo impacta al personaje, sino que también tiene profundas implicaciones filosóficas sobre la identidad, la humanidad y la naturaleza de la memoria. Rachael trabaja como asistente del Dr. Eldon Tyrell en la Tyrell Corporation. Cuando conoce a Rick Deckard (Harrison Ford), él inicialmente la ve como una humana, pero luego la somete a una prueba Voight-Kampff, diseñada para detectar replicantes. Rachael se considera humana y no tiene idea de su verdadera naturaleza. Sin embargo, Deckard la pone en duda al revelarle que sus recuerdos más preciados son implantados, pertenecientes en realidad a la sobrina del Dr. Tyrell.
La escena plantea la pregunta de si nuestras memorias son las que nos definen. Rachael creía ser humana porque tenía recuerdos de una vida vivida, pero al descubrir que estos recuerdos son artificiales, se enfrenta a una crisis de identidad. Esto refleja la idea de que la memoria juega un papel crucial en la formación de la identidad personal. La película cuestiona qué significa ser humano. Si un ser artificial como Rachael puede tener emociones, recuerdos y un sentido de identidad, ¿en qué se diferencia de un humano? La escena sugiere que lo que consideramos “humano” puede no estar exclusivamente ligado a la biología.
En el Anexo 1, pueden leer un detallado argumento de la película, que tomé del libro “100 clásicos del cine del Siglo XX”. La portada del libro no es ni más ni menos que la mismísima Sean Young en el papel de Rachael. Young es una de mis actrices favoritas de todos los tiempo, y de más está decir que cuenta con una belleza excepcional.
El siguiente es el avance oficial de la película:
En el 2019, 35 años después, se hizo una segunda parte llamada “Blade Runner 2049”, dirigida por Denis Villneuve, con Ryan Gosling como actor principal. Tal vez no al nivel de obra maestra como la primera, pero sí es muy buena.
Calificar esta columna:
Refencias: 100 clásicos del cine del Siglo XX, editorial Taschen Biblioteca Universalis. Varios sitios menores en Internet.
Anexo 1
Los Ángeles, año 2019. Altísimos rascacielos, a modo de modernos templos parduzcos, se pierden en un cielo nublado de polución. Las chimeneas de las fábricas escupen llamas y la lluvia ácida se acumula entre las fisuras que separan los mastodónticos edificios iluminados con neón. Las calles de la ciudad están pobladas por una exótica mezcla de razas, mientras que los blancos se refugian en rascacielos gigantescos. Todos los que se lo pueden permitir se han ido a vivir a las «colonias del mundo exterior». Precisamente para colonizar esos nuevos planetas, la compañía Tyrell Corporation diseñó los llamados «replicantes». Estos androides tienen prohibido visitar la Tierra. Sin embargo, algunos desobedecen las órdenes y la patrulla especial de los blade runner tiene el deber de buscarlos y destruirlos. ¿Es esta una alusión al día del Juicio Final, en el que solo los inocentes escaparán al infierno? Quizás. Nada en esta película, rica en alusiones filosóficas y teológicas, parece contradecirlo.
Rick Deckard (Harrison Ford) era un blade runner. Desilusionado y con ese carácter lacónico de los héroes del cine negro, el ex policía camina por las calles mojadas por la lluvia. Era el mejor en su profesión y por ello sus superiores deciden que vuelva al servicio cuando un pequeño grupo de replicantes, dos mujeres y dos hombres, consigue llegar a Los Ángeles. Los androides, programados para funcionar durante cuatro años, quieren saber cuánto tiempo les queda de vida y, si es posible, prolongarla.
El líder de los replicantes, Roy Batty (Rutger Hauen), es rubio, fuerte, casi demoniaco. El encuentro con su creador, Eldon Tyrell (Joe Turkel), un Frankenstein futurista, resulta en una profunda decepción. Tyrell, que vive en una pirámide similar a las construcciones mayas y duerme en una cama casi papal, no escucha la súplica de Roy para que le alargue la vida. Entonces Batty, el ángel caído, mata a su creador, padre y Dios destructor al mismo tiempo.
La película Blade Runner, basada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) de Philip K. Dick, quien también escribió la historia en la que se inspira Desafío total (1990), fue un fracaso comercial pero está considerada como un hito en el género de la ciencia ficción. Es un cuento filosófico deprimente con decorados extraordinarios e impresionantes, una sofisticada iluminación y una grandiosa banda sonora de Vangelis. Junto a títulos como Cielo liquido (1982) y El ansia (1983) es una de las películas más representativas de la nueva cinematografía de los años ochenta. Se le podría poner la etiqueta de posmoderna y atribuir su fuerza al eclecticismo del director. La fascinante técnica de las «superposiciones» de Scott muestra su gran talento para integrar diversos elementos arquitectónicos, detalles de la vestimenta y símbolos de diferentes culturas y eras.
La película utiliza de forma muy rentable códigos de diversa naturaleza que nos causan asombro y sintetiza la confusión babilónica en el lenguaje mestizo que se oye por las calles de Los Ángeles. Inspirada en el clásico de Fritz Lang Metrópolis (1926) y en el estilo visual del cine negro, las imágenes de Edward Hopper o los cómics de Moebius, Ridley Scott consigue crear una obra extravagante que invita al público a cuestionarse la esencia de la identidad humana. El sustrato de la película se va mostrando poco a poco a lo largo de la trama, que trata aspectos del universo consciente y subconsciente. El parecido fonético entre el nombre del protagonista, Deckard, y el del matemático Descartes es solo uno más de los abundantes elementos que sugieren el contenido filosófico subyacente en la película. Tampoco hay que pasar por alto el motivo del «ojo» a lo largo de toda la cinta. Scott vuelve a utilizar el potencial homonímico de las palabras aprovechando la similitud fonética de las voces inglesas eye, ojo, y l, es decir, el yo. El ojo es un símbolo universal de reconocimiento y representa un sentido de autoconocimiento «único» en los humanos. Pero en Blade Runner los androides también están dotados con ese nivel de conciencia. «No somos ordenadores, Sebastian; somos seres físicos», explica Batty en una ocasión, reclamando su humanidad y aludiendo así a uno de los temas más importantes de los años ochenta: el cuerpo, la corporeidad.
Y es precisamente el cuerpo lo que hace a los replicantes idénticos a los seres humanos. Rachael (Sean Young), la secretaria de Eldon Tyrell, pone de manifiesto a Deckard el riesgo que supone su profesión, cuando le pregunta si no ha matado alguna vez a un humano por error. La cuestión sensibiliza al espectador, ya que las diferencias entre el ser humano y su creación son intangibles. La propia Rachael se mueve entre dos fronteras. Aunque siempre ha creído ser humana, finalmente se ve enfrentada detective del siglo xxi, o al menos como se creía que lo a la realidad y descubre que solo es una androide. Pero de haría desde la perspectiva de la década de 1980. Con una clase diferente. Rachael fue programada a modo de ayuda de un aparato llamado Esper amplía fragmentos de experimento con las vivencias de la sobrina de Tyrell, lo la foto en un monitor. De este modo consigue una especie que le da la ilusión de poseer una biografía. Sus recuerdos de visión de rayos X que le permite adentrarse en están basados en fotografías. Y es también la fotografía el los diversos niveles de profundidad del espacio en dos medio que delata a los replicantes. Deckard utiliza la ima- dimensiones. Deckard descubre la imagen de una mujer gen de una habitación de hotel. vacía como lo haría un reflejada en un espejo. El detective se embarca en una investigación que conduce al espectador a un viaje por el arte occidental. Ridley Scott alude en esa escena a varios cuadros, entre ellos El matrimonio Arnolfini (1434) de Jan van Eyck, una pintura que muestra a los protagonistas, y además al pintor y su asistente reflejados en un espejo. El gusto de Scott por dar la vuelta a los paradigmas culturales contribuye sin duda a la fascinación que provoca la película, hasta tal punto que algunas de sus imágenes se han convertido en recuerdos de nuestra memoria visual colectiva, como, por ejemplo, cuando Deckard sigue a la encantadora de serpientes Zhora a través de las calles caóticas, laberínticas y abarrotadas de Los Ángeles. Finalmente dispara a la mujer, que cae a cámara lenta sobre un escaparate. Se podría decir que esos fragmentos de cristal representan la realidad hecha añicos por el cambio de papeles que se da hacia el final de la historia. Deckard se convierte en el perseguido y el androide Batty, en un individuo compasivo y generoso.
Batty salva la vida del blade runner en el último minuto y muere en su lugar. La diferencia moral entre replicante y ser humano ya no existe. Sobre todo cuando tenemos cada vez más indicios de que el propio Deckard puede ser un androide. En 1992 se estrenó el montaje del director que suprime la voz en over del narrador y el final feliz, lo que hace esa teoría aún más plausible. En julio de 2002, el propio Scott afirmó que Deckard era un androide. Harrison Ford, escandalizado, dijo que durante el rodaje el director había asegurado lo contrario. Así que el debate sigue abierto…”
Anexo 2
Ridley Scott (1937-)
Alan Parker dijo de él que era «el mejor estilista visual en activo». Con su profundo amor a Hollywood, Ridley Scott, director de origen inglés, ha desempeñado un papel determinante en la estética cinematográfica de dos décadas. Bien con su labor en largometrajes de ciencia ficción como Afien (1979) o Blade Runner (1982), convertida en película de culto diez años más tarde con el montaje del director, bien con la road movie feminista Thelma y Louise (1991), ha conseguido siempre el éxito de la crítica y el público a un tiempo.
Nacido en 1937, se graduó en el Royal College of Art de Londres y trabajó primero para la BBC y después haciendo anuncios publicitarios para su propia empresa. Su primera película, Los duelistas (1977), le valió el premio de Cannes a la mejor ópera prima. Ridley Scott también ha cosechado un enorme éxito como productor. Junto a su hermano Tony Scott (Top Gun, ídolos del aire, 1985) compró en 1995 los Estudios Shepperton. Rodó entonces películas de calidad y géneros muy diversos. La fantasía Leyenda (1985), con un jovencísimo Tom Cruise, tuvo una recepción más que modesta, la película de intriga Alguien que cuide de mí (1987) fue todo un éxito y Lluvia negra (1989), sobre la yakuza o mafia japonesa, con Michael Douglas, es digna de verse. En contraste con sus enormes éxitos, Scott también ha obtenido algún rotundo fracaso. La glorificación de Colón 1492: La conquista del Paraíso (1992) y La teniente O Neill (1997) con Demi Moore fueron un fracaso de crítica y público. En 2002, Ridley Scott obtuvo otro gran éxito con Gladiator, la primera gran producción de Hollywood sobre la Antigua Roma en más de 30 años. Por último, logró grandes éxitos con la epopeya American Gangster (2007), el thriller de espionaje Red de mentiras (2008) y Prometheus (2012), precuela de Alien.
Anexo 3
Philip K. Dick (1928-1982)
Fue un influyente escritor estadounidense, ampliamente reconocido por su prolífica producción en los géneros de ciencia ficción y literatura especulativa. Nacido el 16 de diciembre de 1928 en Chicago, Illinois, y criado en California, Dick es célebre por sus exploraciones de la realidad, la identidad, la percepción y la naturaleza de la humanidad.
Philip Kindred Dick fue uno de los dos hijos de Dorothy y Joseph Edgar Dick. Su hermana gemela, Jane, murió poco después de nacer, un hecho que marcaría profundamente su vida y obra. Desde joven mostró interés en la literatura y las ideas filosóficas, lo que influyó en su estilo narrativo.
Dick comenzó su carrera literaria escribiendo cuentos para revistas pulp en la década de 1950. Su primera novela publicada, Solar Lottery (1955), marcó el inicio de su carrera como novelista. Durante las siguientes décadas, escribió más de 40 novelas y 120 relatos cortos.
Sus obras a menudo presentan mundos distópicos, tecnología avanzada, drogas alucinógenas y entidades corporativas opresivas. Entre sus novelas más famosas destacan: Ubik (1969), El hombre en el castillo (The Man in the High Castle, 1962), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?, 1968), y Valis (1981)
La obra de Dick a menudo explora preguntas fundamentales sobre qué significa ser humano, la fragilidad de la percepción y las posibles manipulaciones de la realidad por parte de fuerzas externas. Sus propias luchas con la salud mental, el abuso de sustancias y experiencias místicas influyeron profundamente en su escritura.
Dick tuvo una vida personal tumultuosa, marcada por varios matrimonios fallidos y luchas con la pobreza y la enfermedad mental. En sus últimos años, experimentó episodios que él describió como visiones místicas, lo que influyó en obras como Valis.
Philip K. Dick murió el 2 de marzo de 1982 a los 53 años, tras sufrir un derrame cerebral.
Anexo 4
Vangelis (1943-2022)
Evangelos Odysseas Papathanassiou, conocido como Vangelis, fue un influyente compositor y músico griego, reconocido mundialmente por sus composiciones de música electrónica, ambiental y orquestal. Nació el 29 de marzo de 1943 en Agria, una pequeña ciudad en Tesalia, Grecia, y creció en Atenas. Desde joven mostró un talento extraordinario para la música, tocando el piano desde los cuatro años, aunque nunca recibió una educación musical formal.
En los años 60, Vangelis formó parte de la banda de rock progresivo Aphrodite’s Child, donde experimentó con sonidos innovadores. Sin embargo, su carrera en solitario lo consolidó como un pionero en la música electrónica. A lo largo de su vida, combinó sintetizadores con instrumentos acústicos para crear paisajes sonoros únicos.
Algunas de sus obras más emblemáticas incluyen: Chariots of Fire (1981), Blade Runner (1982), 1492: Conquest of Paradise (1992). Otros proyectos notables incluyen las bandas sonoras de Antarctica (1983) y sus colaboraciones con Jon Anderson, vocalista de Yes, en el dúo Jon & Vangelis.
El estilo de Vangelis fusiona música electrónica, clásica, coral y ambiental. Sus composiciones suelen ser grandiosas, evocadoras y cargadas de emociones, con una inclinación por temas relacionados con la naturaleza, el espacio y la humanidad. Fue pionero en el uso de sintetizadores como el Yamaha CS-80 y en la integración de tecnología en la música.
Vangelis era conocido por ser una persona reservada y vivió gran parte de su vida entre Londres, París y Grecia. A pesar de su fama, evitaba los reflectores y prefería centrarse en su arte.
Vangelis falleció el 17 de mayo de 2022, dejando un legado inmenso como uno de los compositores más innovadores y versátiles del siglo XX y XXI. Su música sigue siendo una fuente de inspiración para artistas y cineastas de todo el mundo.