Por Hernán Calvo Murillo
Sí…, negro como su propia conciencia! Las oficinas centrales —en San José— son conocidas con esa terminología impuesta, curiosamente, por el pueblo. Muy a mi pesar me veo obligado, nuevamente, a publicar y hacer circular una protesta más por las indeseables prácticas imperialistas de esta supuesta “institución estatal”.La semana recién pasada, me presenté a una de las ventanillas para realizar una transacción interna de cuenta en dólares a cuenta en colones con conversión de moneda; algo que suelo hacer cada cuatro meses en la Agencia BCR-Novacentro. La cajera me informó que tendría que cobrarme $5.00US por la transferencia, a lo cual me opuse rotundamente alegando que: ‘no era una transferencia sino un movimiento de Caja de Cuenta a Cuenta del mismo cliente. ¿Saben qué…? ¡Qué inteligentes! Sí, efectivamente, aquí empezó mi calvario… haciendo honor a mi apellido. En vista de que ella insistía en no poder cambiar las reglas del juego negro impuestas por el “Sistema BCR”, busqué entre las posibles opciones y en común acuerdo —aunque yo ya chorreaba babas de la cólera—, pedirle debitar directamente de mi cuenta los $900US para increíblemente, empezar nuevamente otro proceso ”o continuación del mismo” en otra Caja del mismo BCR y, ¿qué les parece?… evadir el pago requerido por tal servicio al cliente. ¡Ja-jaa-jaaaa…! A veces me siento heredero de la sabiduría de Sócrates o estúpido hasta la médula.
Sí…, porque confiando en la integridad y competencia de los empleados de la institución que custodia mis ahorros, y por lo que nos cobran hasta por respirar aire contaminado, ella… esa angelical criatura femenina, hizo todo lo contrario —como Eva—: ‘debitó de mi Cuenta en colones la suma correspondiente para comprarle a SU Banco los dólares solicitados al cambio en ese momento de ¢522 y éste impostor de Sócrates, vendérselos inmediatamente a ellos mismos en ¢510 perdiendo ¢10.800 en cuestión de minutos. Es decir… ella obtuvo ganancias para su Banco y yo cargué con la pérdida. ¿Cómo pudo suceder tal cosa? Exceso de confianza por no revisar el tiquete que firmé en su ventanilla.
Claro… ¿claro? ¡No, nada estaba claro! Todo era confusión para este anciano de 71 años de edad. Me presenté ante la Contraloría de Servicios y salí ‘con el rabo entre las piernas’. Busqué al Jefe de Cajeras y se reportaba ausente. Así que ante mi enojo o mejor dicho… rabia, me recibió el Jefe de Plataforma quien volvió a insistir que la comisión la contemplaba el “Sistema”. Discutí, discutí y discutí. Exigí revertir la operación, so pena de llevar mi protesta a la SUGEF. ¡Consumado fue! Accedieron a mi favor. Tengan cuidado con el Banco negro de los Costarricenses y su dinero. ¿…?
Deseo dejar constancia pública, que no es la primera vez que tengo serias discrepancias con jerarcas de esta institución supuestamente estatal “al servicio del público” y, basta observar la enorme “inversión” o derroche de capital en vallas publicitarias estacionarias, pautas televisivas y eventos públicos de toda índole en detrimento de los intereses y servicios al cliente.