Ay Dios, que más me falta

Volví a Suiza No. 8

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com

Mauricio Castro

Castrosalazar: ¿qué fue ese lamento?—me preguntó mi vocecita interna.

La verdad es que no quise contestar, aun a sabiendas que me estará acribillando con la misma pregunta durante un rato hasta que conteste, fue que se me salió, porque los que tenemos déficit atencional estamos pensando en varias cosas a la vez…y a veces decimos cosas sin querer…

En realidad hoy les quería contar sobre lo que significa asegurarse en Suiza (registrarse en la Caja), que es obligatorio después de 3 meses de estadía y que es carísimo; sobre comprar sillas, que es parecido a comprar tinta para un impresora; sobre pedir la instalación de cortinas, que duran una eternidad; sobre la exagerada cantidad de salones de belleza, que no muestran sus resultados en la calle… y sobre lo de que verdad me ha impresionado más: los güilas solos en las calles y sin tatas y mamas gritándoles por detrás…y claramente no voy a poder, porque no me dejarán en paz…

“Castrosalazar: ¿qué fue ese lamento?—me preguntó de nuevo mi vocecita interna.

La primavera está aquí y también quiero comentarles que….

“Castrosalazar: ¿qué fue ese lamento?—me preguntó otra vez mi vocecita interna.

Y un minuto después…

“Castrosalazar: ¿qué fue ese lamento?—me preguntó con fuerza mi vocecita interna.

Voy, voy, voy por partes, suave—simplemente dije.

La primavera está aquí y quiero comentarles que se llena todo de colores, la gente sale, como los osos después de invernar, a buscar el sol y al contrario que nosotros, no buscan frondosas sombras para comer y se ponen al sol y terminan como camarones…y los parques se llenan y la gente sale a borbollones a caminar por las montañas.

Pues nosotros, como ya estamos en las penúltimas compras e instalaciones también salimos a caminar…

Hace algún tiempo que con la edad, sí con la edad, me han empezado a entrar ciertos miedos, que creo los he contado antes, bueno en realidad son consideraciones o medidas preventivas: no tirarme desde más de 2m de alto, no jugar a pasar un río brincando de piedra en piedra, no subir a lugares altos que no tenga algo para agarrarme, no subir montañas empinadas resbaladizas, no bajar cuestas fuertes en bicla, no alzar mucho peso…

“Castrosalazar, ya entiendo tu lamento, es que cada día sentís que vas perdiendo capacidades…jajajajaja que estás más roco, ¿verdad que sí?”—me dijo con ese tono de burla que mi mama me lo hubiera bajado de un manazo…

Pues en cierta medida es verdad—dije.

Imagínense que cuadro… el otro día entré al baño y vi en el espejo a un señor mayor, un roco…primero me dio un toque de sorpresa y me asusté de verlo en mi baño, y me dije que había visto demasiadas películas… luego vi que imitaba mis gestos, al instante lo vi bastante parecido a mí, solo que tenía muchas canas y arrugas, pensé que era una visión futurista y finalmente asimilé que era yo, y lo que es peor… en estos días….¡SÍ, ERA YO!

“Diay Castrosalazar, ¿Qué querías?, una cosa es que te sintás pochotón y otra es la realidad, los espejos no mienten”—me dijo de nuevo en ese tonito…

Y de verdad que me siento pochotón, puedo nadar una hora o más, caminar bastante, bailar…

“Castrosalazar: ¿y podés comer de todo como cuando estabas en la U?”—me disparó a mansalva.

En realidad no, muchas cosas me caen mal, pero yo prefiero pensar que refiné mi gusto…—contesté.

“Castrosalazar, pero no has contado del lamento”—me volvió a recordar.

Okay, okay.

Diay, todo el mundo sale a caminar…por las montañas y nosotros también, pero… diay…uno se puede resbalar porque todavía llueve…y diay uno se puede quebrar una pata….o caer mal y joderse la columna y diay yo ya estoy operado….o peor golpearse el cuello y lesionarse….otra cervical….diay ustedes saben….diay.

“Castrosalazar, dejate de diays… sí sí sí caminar, la montaña, resbalarse…..pero no has contado del lamento”—me volvió a insistir
Diay, ya estoy operado dos veces de la columna, estoy evitando una tercera, si camino mucho cuesta abajo me duele la rodilla derecha….

“Castrosalazar: ¿y qué?”—me dijo con tono de «contá rápido».

Suave, suave, ya había dicho que no me hacía gracia subir montañas resbaladizas, recuerdan que ya habíamos comprado un carrito pa’cer compras, que tengo que dormir con un protector de dientes para no rechinarlos por las noches….y que…

“Castrosalazar: al grano, al grano, dejate de cuentos, al grano”—me dijo con malacrianza.

Oakokayquívoyparacaminarporlamontañaynocaermeymalquebrarmecomprébastones-dije rápidamente.

“Castrosalazar: oí ¿bastones? ¿verdad que eso dijiste? ¡Como un roquillo, con bastones…jajaja!”—se burló mi vocecita interna.

Sí, eso dije. Pero en realidad la gente que camina en la montaña anda con bastones.

“Castrosalazar: ¿cuántos jóvenes y cuántos viejos los usaban?”—me dijo.

Diay pues sí: muchísimo más gente mayor los usa, pero los más jóvenes también.

¡Castrosalazar!

Okay, los usan para lugares complicados…—dije

Y agregué para justificarme: ya me asusté viéndome al espejo, ya duermo con férula so pena de quebrarme una muela si no la uso, la cerveza con solo verla me cae mal, la leche ni se diga, los frijoles peor, el ron con coca me cae como una patada, el güisqui me cae fatal, el pan y la pizza ni verlos, ya me han operado dos veces la columna, ya me cuesta esto y aquello también y tampoco puedo como antes…ya me compré un carrito para hacer compras, y ya compré bastones para caminar….por ese dije: ay Dios mío que más falta.

“Castrosalazar: ¿no te da pena decir ´ ay Dios mío que más falta´ si tenés por lo menos 25 años más de vida por delante, si los 60 son los nuevos 40, si podés disfrutar de todo y más? Malagradecido con la vida, dejate de pendejas y ya”—me animó mi vocecita interna.

Pues sí, tocó mi orgullo, a partir de esa conversación muestro mis bastones para montañar, porque tengo la suficiente energía y salud para caminar por las montañas y disfrutar todo lo que la naturaleza brinda, pero sobre todo ¡me dejé de pendejadas!

…al menos por ahora

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