Por Ana Laura Berdugo
Contexto histórico
Osvaldo Sequeira es un artista contemporáneo costarricense ganador del último Premio Francisco Amighetti en el 2019 en la categoría bidimensional, por su serie “Ser/Humano”.
Osvaldo nació en Turrialba, y estudió Artes Plásticas y Diseño Gráfico en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica. Su vasta experiencia en animación tradicional y digital ha influído profundamente en su obra, ya que funde la pintura tradicional (estática) con la animación, resultando en un lenguaje pictórico muy poco común en la pintura costarricense.
Antes de analizar su obra, recordemos que cuando hablamos de arte moderno hablamos principalmente de filosofía. Esto quiere decir que, en el arte moderno contemporáneo el valor y la fuerza surgen primero en la idea, y después en la expresión plástica de esa idea.
Su obra
La obra de Sequeira busca permanentemente la sensación de movimiento con imágenes estáticas, y no que las imágenes estáticas “se muevan”, como exploran muchos otros artistas contemporáneos. Esto lo exploró principalmente en su serie Ser/Humano (ver fotos adjuntas), en la que exploró soportes de alta durabilidad y resistencia y materiales como el barniz automotriz de alta gama.
En esta serie el artista explora las diversas emociones a través del cuerpo humano. Los soportes de acrílico que utiliza, altamente resistentes y fuertes (materia inerte) junto con las emociones no dichas (materia espiritual) expresadas por el cuerpo (materia biológica viva), le dan a su obra un discurso donde mezcla lo inerte de la materia y lo más primitivo de la biología en oposición a la más alta sensibilidad espiritual.
De su serie “Temporales”, ganadora del Premio Francisco Amighetti, el mismo artista nos cuenta: “Una vez, en los temporales de octubre de San Pedro, manejando hacia mi estudio y haciendo un alto en la calle, bajo un torrencial aguacero, observando cómo las imágenes se distorsionaban por el agua en el parabrisas, se me viene un recuerdo de infancia cuando venía de paseo a San José (yo soy oriundo de Turrialba) y me detona la inquietud de desarrollar un pieza pictórica que capture esta distorsión y al mismo tiempo evoque esos sentimientos de infancia… Es un viaje por la ciudad de San Jose donde es el espectador de las obras es ese niño de visita a la capital.”
Personalmente, considero la obra de Osvaldo como una conversación entre lo lúdico, lo emocional y la memoria que discuten permanentemente con la fuerza de la materia que él, tan a propósito escoge casi desde lo conceptual.
Me recuerda el cuestionamiento permanente de la realidad que tuvieron los impresionistas europeos del siglo XX, con la misma carga emocional, solo que en movimiento.
La obra de Osvaldo tiene el balance de los discursos educados que conviven sin interrumpirse, en conversaciones con el espectador altamente elegantes.
Una exquisitez visual.
Osvaldo trabaja como profesor universitario y además es dueño de la escuela de arte Santa Gráfica, donde además es profesor.