Arrivederci cultura

Pandemia

Yayo Vicente

La pandemia nos ha convertido en un país monotemático, hasta cierto punto eso está bien. La verdad es que el COVID-19 es para algunos, materia de vida o muerte y muchos de quienes sufren esa angustiosa situación y sobreviven, cargarán con secuelas por el resto de sus vidas. La enfermedad está retando a nuestro robusto sistema sanitario y lo tiene a sus límites, también está poniendo a prueba nuestra tolerancia y paciencia, al punto de la crispación social. Pero… “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”.

La pandemia le está haciendo sombra a temas importantes. Cuando salgamos de estas crisis (son varias) y veamos para atrás, no deberíamos ver desastres por nuestra distracción. Crear la institucionalidad requiere voluntad política y luego una etapa de generar experiencia y la vocación necesaria para satisfacer los fines. Construir lleva mucho tiempo y deshacer lo hecho, muy poco…

Sería muy triste en unos años hacer un balance y ver que del esfuerzo cultural solo queda: “Tu Cara Me Suena”, “Dancing With The Stars”, “El Chinamo”, “Verano Toreado” y sexy comedias en los pequeños teatros de San José. Fuera de nuestras fronteras, porque no encuentran posibilidades en su propia tierra, vivirán nuestros artistas de talla mundial: escultores, tenores, sopranos, coordinadores artísticos, curadores…

Nuestro destino no puede ser el reggaetón, como única sencilla y poco graciosa expresión cultural.

Sin pertenecer al ámbito artístico, puedo decir que el Maestro Arnoldo Herrera, en mi paso por el Conservatorio Castella, me enseñó a apreciar el esfuerzo. Horas, días, meses y años de estudio (práctica) del músico con un instrumento; de la bailarina en una barra; del cantante educando su voz y respiración; del actor que debe llenar el teatro, sin gritar; del pintor que empieza por conocer de anatomía, perspectiva, balance…

Quienes ensayaron con rigor y sudor, igual que el gusano que en su metamorfosis se convierte en mariposa, se ponen sus trajes, lentejuelas, maquillajes, zapatillas y sonrisas, para dar lo mejor de si mismos, tienen un público que los espera en ese momento sublime.

Un concierto es el resultado de mucho trabajo y por eso se escucha en silencio y se aplaude con ganas y hasta de pie, hasta el final. Cuando una orquesta se presenta, es la sumatoria de muchos esfuerzos individuales que además se sincronizan mediante ensayos, en una armonía que responde a las instrucciones del director.

Don Jorge Gallardo, cigarrillo en mano, nos relataba por horas La Mona Lisa. Su geometría perfecta, su perspectiva lograda con un fondo que no competía, los viajes de su creador con su pintura, a la que, con cuidadosos, delicados y perfeccionistas retoques, convierte en su obra maestra.

¡Es que el arte no se improvisa, es resultado de horas, días, meses y años!

El David de Miguel Ángel

El bloque de mármol a partir del cual se creó el David se extrajo de la cantera de Fantiscritti, en Carrara. Había sido transportado a Florencia por el mar Mediterráneo y remontando el río Arno hasta la ciudad.

Miguel Ángel comenzó a trabajar en la escultura un mes después de recibir el encargo, y trabajaría en ella durante dos años, ¡dos años!. Con mazo y cincel sacó de la prisión a David, 5,17 metros​ de altura y 5.572 kilogramos de peso y maravilló al mundo.

El trabajo de preparación de la escultura definitiva incluyó bocetos, dibujos y modelos a pequeña escala. El David fue esculpido desde distintos puntos de vista, lo que no era lo acostumbrado, en el medioevo hacían las obras para ser vistas desde el frente. En cambio Miguel Ángel lo hizo para que fuese visto desde cualquier ángulo.

El técnico ha de conocer perfectamente el resultado de su trabajo, incluso antes de realizado, el artista trabaja buscando, indagando, desconociendo a dónde va a llegar. Si el resultado se conoce de antemano, la obra nace muerta. Podríamos decir, entonces, que es el primer sorprendido cuando la obra es acabada. Ese es el verdadero artista”. Eduardo Chillida Juantegui

En el caso del David, las múltiples fracturas y fallas que tenía el bloque fueron retando y conduciendo a Miguel Ángel hacia la forma final. El gran hueco que tenía el bloque en su lado izquierdo, determinó que la escultura se apoyara completamente en el pie derecho, generando un contrapposto y haciendo que la parte izquierda de la figura se balancee hacia la parte derecha del cuerpo.

Nuestro Ministerio de Cultura

El 5 de julio de 1971, mediante la Ley N° 4.788, se crea el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (MCJ). Hace casi medio siglo, una apuesta por brindarle apoyo a la cultura costarricense en un medio pequeño de un país pequeño. En 1959, en Francia, se había realizado un esfuerzo político semejante, allá donde el arte brota en cada esquina, en cada café, decidieron crear un ministerio que se encargara de la cultura.

La cultura ocurre sin necesidad de apoyo administrativo. El Teatro Nacional fue terminado en el año de 1897, Costa Rica era descrita como un cafetal con un gran teatro. Pero es con el MCJ que se sistematiza y comenzamos a tener verdaderamente sinfónica, danza, teatro, museos, bibliotecas, cine, archivos de documentos históricos, teatros, bandas, identificación y preservación de patrimonios culturales.

Todavía atesoro entre mis recuerdos, el 10 de diciembre de 1987, cuando Costa Rica se destacó en el mundo, al recibir el presidente Arias el Premio Nobel. Para celebrarlo, Mimi Prado organizó desde el MCJ el Primer Festival de las Artes, un banquete artístico digno para los costarricenses hambrientos y sedientos de este tipo de ofertas (luego tendría otras ediciones con el nombre de Festival Internacional de las Artes).

Don José Figueres en su último gobierno nos dijo: “¿Para qué tractores sin violines?”, para explicarnos que el desarrollo se hace para las personas y que debe ser integral.

Muerte anunciada

Igual que la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada por primera vez en 1981, “Crónica de una muerte anunciada”, todos tenemos que saber que dejaron al MCJ sin plata. Es decir, un guion de una obra de tres actos: ACTO I, solo se pagarán salarios, ACTO II, decir que no hace nada, y ACTO III, cerrarlo. La pandemia no da para tanto… el artista requiere del apoyo y el público requiere del artista.

La pandemia nos costará caro en eso que llaman las cifras económicas, crecimiento, déficit, y demás indicadores matemáticos que determinan la pobreza y la riqueza nacional. Pero no podemos empobrecernos culturalmente, eso sería un golpe bajo, un retroceso enorme, una degradación espiritual sin parangón.

PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.

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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo

    Lo peor que nos puede dejar la pandemia es un pueblo sin cultura, huérfano de libros, pinturas, escultura, música, danza; eso sería un pueblo sin alma.

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